El pasado sábado pillamos la tienda de campaña y cogimos rumbo a Dima (Vizcaya) para ver qué se iba a cocer en el Dimafest. Aunque el festival se realiza el viernes y el sábado, nosotros solamente pudimos asistir al segundo día del festival, aunque viendo todo lo que hubo tanto en la zona de conciertos como en los bares y exteriores de alrededor, te entran ganas de pedirte días de vacaciones para disfrutar del “Dimaworld”.
Sí, lo llamo así debido a que es evidente que todo el pueblo se involucra con el festival y puedes disfrutar de actividades durante todo el día como charlas sobre las mujeres del rock/heavy/punk, (En las que participó nuestra amiga Maritxu Alonso), juegos infantiles virtuales, metal olimpiadas (Corte de tronco, lanzamiento de Biblia..), etc. Así que después de montar la tienda de campaña (muy majete el hombre responsable de la zona de camping), fuimos a la zona de conciertos donde había dos escenarios grandes con sus respectivas carpas y en lo que nos pedimos una birra (muy currantas también las chicas de los tickets). El Dimetal Fest se ha hecho mayor, con los pros y contras que eso acarrea, en su favor decir que al igual que el año pasado la organización fue perfecta, cumpliendo a rajatabla con los horarios con un gran servicio de barras y bocatas (había que saber euskera para pedirlos), precios muy asequibles, instalaciones, la genial costumbre que se está implantando de cobrar el vaso y así no contaminar y el sistema de tickets, un 10 a la organización.
Como punto negativo el hecho de que al cobrar una entrada para mí simbólica de 25 euros para poder asistir a otros tantos conciertos, ha supuesto un descenso en el número de asistentes, nunca olvidaré la sensación que experimente al llegar a Dima en su edición de 2018 cuando era un pueblo realmente invadido por camisetas negras, me voy con la cierta sensación de que el público asistente a estos festivales o más bien el no asistente qué es lo que quiere, la cultura del todo gratis no puede seguir funcionando, este tipo de eventos conllevan unos grandes gastos de producción, infraestructuras que necesitan algún tipo de financiación por parte del público, como bien decían sus promotores no se trataba de conseguir ningún tipo de beneficios sino únicamente montar una gran fiesta de metal, esperemos que en años siguientes se vuelva a celebrar y que haya algo más de respuesta porque el sitio, la ubicación, las condiciones y las bandas lo merecen.
El festi empezó súper puntual la primera banda de la noche, que se trataba de HEX. Banda de death/doom metal vasco, su nombre me sonaba ya que fueron ganadores del Certamen Villa de Bilbao 2017 y fue muy sonado el hecho de que donasen el premio a la Planta infantil de Oncología del Hospital de Cruces. HEX son Asier Amo (Incursed) en la batería, Jon Esteban (Ferosz) en guitarras, el vocalista Jonathan P. (Virulency, ex – Quaoar) y bajista Endika Uriarte. Venían presentando su ultimo trabajo “God has no name” con un sonido cavernoso que me recordaba en muchos momentos a los primigenios Paradise Lost, ritmos lentos, pesados con una voz de ultratumba es lo que nos ofrecieron en la media hora que de la que disfrutaron.
Aunque era la banda que ponía el punto de partida a esta tarde, fueron para mí de los que mejor sonaron, destacando la aparición de la bailarina vasca Satania cual diosa oscura que nos iba señalando uno a uno que había llegado nuestra hora. En su puesto me hice con una copia de su disco porque entiendo que es la mejor forma de apoyarles y agradecerles de alguna manera el buen concierto que nos ofrecieron.
Nada más terminar HEX (qué gozada puntualidad de horarios), comenzó en el escenario de al lado LEGEN BELTZA, pasamos de la oscuridad del doom al “nervio” del trash, con esta banda también vasca la cual después de 15 años de andadura, en 2012 decidieron darse un descanso para volver 4 años después con una gran acogida en su tierra natal, Azpeitia. Y está claro que ese descanso les vino de perlas, ya que empezaron muy fuerte, con un sonido muy limpio, un cantante muy comunicativo con el público (y éste encantado) y un guitarrista que hizo unos coros cojonudos, me gustaría oírle cantar como voz principal alguna vez. Al igual que en HEX, moló un puñado el circle pit que se formó en la parte central del público.
Y como esto iba como un tiro, llegó el turno de una de las bandas que más ganas tenía de ver y que están muy valorados en tierras cántabras, como son EL ALTAR DEL HOLOCAUSTO. Es curioso que los de Salamanca han tocado varias veces en Cantabria y no haya podido verles aún en directo. Su post-Rock/Doom tiene como objetivo la reflexión de los oyentes, 3 almas provenientes de diferentes culturas y países se juntan para crear este proyecto, tratando siempre de ocultar sus verdaderas identidades.
Y efectivamente nos peinaron para atrás de lo lindo, aunque ya sabía a lo que iba sus melodías hicieron que “su mensaje” me pegase en el pecho y me doliese el cuello de tanto cabecear, sorprendiendo a gente que no les tenía tan escuchados y gente que no paraba de cabecear y hacer corazones con las manos en alto, además del ya mítico circle pit. El estilo musical y el nivelazo en directo, me recordó un montón a los cántabros Medussa. Es una chulada como te meten en su atmósfera tanto por la música, como con las representaciones durante el concierto, el humo, que santiguasen al público, etc. Ya de ponerse un poco tiquis miquis, si pusiesen altares al fondo, sería la polla.
Aunque no tenía intención de beber mucho para enterarme de todos los conciertos, a estas alturas una servidora estaba con una motivada tremenda, que me vino genial para disfrutar del concierto de SOLDIER, “thrashers” asturianos que ya había podido disfrutar en varias ocasiones como en el Vidiago Rock, en el Larga Vida al Vidiago Rock y con Pandemia en la Black Bird de Santander. Los asturianos cuentan con tres trabajos en el mercado; “Gas powered Jesus” (2012), “The Great Western Oligarchy” (2015) y “The Sleeping of reason (2018). Personalmente creo que la mejor forma de calificar el concierto de estos chavales es “como una apisonadora”, como es habitual en ellos, han repartido tiza para dar y tomar que hizo las delicias del público y eso que el sonido del festival en general no terminaba de “asentarse” del todo. También hubo circle pit.
Tras ir rauda y veloz a por otra cañita (cómo molan los vasos del festi) para ver a RISE TO FALL, banda de death metal melódico que pude conocer en el 2016 en el Vidiago Rock y que te hace darte cuenta de la calidad de bandas que tenemos en el norte del país. Los de Sopelana son Dalay Tarda a la voz, Hugo Markaida y Dann Hoyos a las guitarras, Javi Martín al bajo y Xabier del Val a la batería. Allí pude comprobar que no era la única que tenía a Rise to Fall entre sus favoritos, ya que la carpa estaba casi abarrotada de gente. Personalmente me gustan mucho las bandas que alternan voz gutural y melódica y que acompañan al sonido en directo “ayudas disparadas”.
Quizá fuese la decepción del festival y no por ellos la verdad que lo dieron todo sobre el escenario pero me parecen tan soberanamente buenos en disco, que lo tenían difícil para igualarlo así que el problema de la saturación en el sonido de las guitarras que se volvió a repetir con Destruction, hizo que la voz de su cantante apenas se escuchara con esos cambios entre voces guturales y voces limpias. Su último trabajo “Into Zero” va estar en mi top 10 del año sin ninguna duda.
Media hora antes de que terminasen Rise to Fall, comenzó el concierto de los madrileños LEYENDA en Mari, el escenario que estaba situado en el pueblo, a pocos metros de los escenarios grandes. Cosa que es súper chula, que se hayan currado conciertos y actividades en diferentes lugares del pueblo para que tanto la gente que asiste únicamente al festival como a los lugareños puedas disfrutar y presumir de actividad cultural para todos, ojalá algún día en Cantabria podamos montar cosas así. Aunque como acabo de decir es muy bonito, al igual que en los festivales grandes conocidos, personalmente me agobia un poco que las bandas se solapen y tener que ir corriendo de un sitio a otro o elegir a qué banda te tienes que perder durante la noche, tanto como si vas a disfrutar solamente de los conciertos, como si vas a cubrir el evento.
Pero bueno, que no se diga que no hay donde elegir. Leyenda son una banda de heavy rock melódico (que no se diga que no hay diversidad en éste festival) formada por Antonio S. Montemayor (guitarra rítmica y voz), Diego Borealis (guitarra solista y coros), Javi García (bajo, coros y cervezas), Dennys Roman (batería) y Santi Novoa (teclados), desde hace más de veinte años, con influencias de Cinderella, Poison, Alice Cooper, Blind Guardian, etc. Una delicia para los amantes del rock clásico, ojalá pueda verlos en otra ocasión.
Entre Rise to Fall y Koma en el escenario Mari, los pamplonicos THE BROKEN HORIZON, banda de death/metalcore compuesta por Parra a las voces, Odei y Álex a las guitarras, Jun al bajo y Raúl a la batería. Llegué al local cuya temperatura rozaría los 35 grados ya que ésta banda congregó a mucha gente, la cual saltaba y lo daba todo al ritmo de su metalcore, disfrutando del pedazo de directo que tienen los de Pamplona. Me sorprendieron gratamente, y es que en directo tienen una actitud impecable. Hacia mitad del concierto se acercó a primera fila Iñigo de Childrain, al que el cantante de The Broken Horizon invitó a cantar, todo un show rebosante de energía y buen rollo. ¡Las paredes y el suelo del garito sudaban por tanto calor humano!. Tienen una energía arrolladora y entrega total.
Una servidora decidió quedarse momentáneamente en la zona “Doro” / “Lemmy”, es decir los dos escenarios grandes donde había visto a las anteriores bandas, ya que quince minutos antes de que terminasen Leyenda, comenzaba uno de los platos fuertes del festival (que no son pocos): KOMA. Una de las bandas más longevas que tenemos en el país y que ha sido banda sonora de nuestras vidas en algún momento. Como ya es conocido por muchos, vienen de Pamplona y lo forman Brigi Duque a la voz y guitarra, Rafa Redín al bajo, Natxo Zabala a la guitarra y Juan Carlos Aizpún a la batería.
Desde su regreso hace unos años, no había tenido la oportunidad de asistir a ninguno de sus conciertos, aun recuerdo el impacto que me causaron sus dos primeros discos, un metal moderno con evidentes toques a Pantera pero con las letras socarronas y divertidas de su líder Brigi Duque, un auténtico torbellino sobre el escenario del Dimetal Fest y que además tenía el aliciente de ser su primer concierto del día puesto que cuatro horas después de su actuación, cerrarían el Rebujas Rock en Cantabria, dieron un repaso a toda su discografía con clásicos como “Tio Sam”, “Caer”, “El Marqués de Txorrapelada” o las infaltables “Aquí huele como que han fumao” y “Bienvenidos a Deguelto” con la que cerrarían poniendo a dar botes a todos los asistentes. Da gusto ver una banda que lleva tantos años y que está tan en forma, no hubo ni un “pero” en su concierto de estilo metal, que cada uno lo meteríamos en un sitio diferente, y donde la luz jugó un papel muy importante, bravo por el técnico de luces, consiguió hacer a la banda aún más grandes de lo que son.
Seguidamente nos acercamos al puesto de bocadillos porque el comer bien es un placer y ¡madre del amor hermoso!, ¡vaya bocatas!, es de las cosas que más me gustan de los festivales de pueblo, el como cuidan los detalles que tanto nos molan al público. Y mientras nos poníamos titos, los organizadores del festival subieron al escenario para agradecer a todo el mundo el trabajo y la aceptación del evento, además de realizar varios sorteos. Durante el concierto de Koma, en el escenario Mari estaban repartiendo tiza los gallegos STRIKEBACK, banda de trash metal de la Coruña formada por Liber a las voces, Álex al bajo, Flo y Rafa a las guitarras y Sebas a la batería. Esta gente lleva una gira más que envidiable ya que han tocado en sitios como el Resurrection Fest, en el Metal Infernus de valencia o el Acuerock en Segovia. Su último trabajo se lama “The Plague”, grabado y producido en Ultrasound Studios (Braga-Portugal). He tenido la suerte de haber visto a esta gente un par de veces antes y de verdad que no defraudan nunca, tiza y más tiza desde el principio, se nota que han evolucionado considerablemente con el tiempo, dando un show espectacular. Una pena haberme perdido el final para poder ver a Destruction.
Y entonces por fin salimos de la zona para acercarnos al los primeros minutos del concierto de IZATEFALTSUA, que tuvo lugar en Koba, un bar del pueblo muy bien indicado con el cartel del Dimetal en la fachada del local. Banda natal de Amurrio y formada por Rubi a la voz, Sagu a la batería, Lander al Bajo, y Koldo y Beñat a las guitarras. Cuentan con tres discos en el mercado, “Izatefaltusa Maketa” del 2005, “Adi!” del 2008 y “Zaratak agindy dezan!” del 2015. Hacen un metal muy fresco, con ritmos modernos que me gustó bastante y el poder verlos cerca, en un local me gustó mucho, había ambientazo tanto dentro como fuera del lugar.
Casi simultáneamente empezaban en el escenario “Lemmy” otra de las estrellas de la noche, DESTRUCTION. Son una banda matadora como su propio nombre indica, los teutones Destruction con Schmier a la cabeza y con la incorporación de un segundo guitarra dieron una auténtica lección de thrash metal old school con las únicas pegas de la iluminación y es que por momentos era complicado distinguirlos y el sonido algo embarullado al llevar una segunda guitarra, sonaban más alto pero quizá menos limpios, venían presentando su último trabajo Born to Perish y a lo largo de más de hora y media nos dejaron exhaustos rematando su actuación con el clásico Bestial Invasion, decir que a esa misma hora en otro escenario se solapaban con la actuación de los gallegos Strikeback lo cual no era muy comprensible siendo bandas de estilos tan similares.
Hacía un rato ya que estaban tocando los de Abadiño, ORION CHILD. Me sonaba por vídeos y por gente en común, que estos chavales “sonaban que espatarraban” en directo, con un rollo Power metal oscuro y siendo finalistas en concursos como en The Metal Battle Waken del 2012 y 2018, y en el Certamen Villa de Bilbao del 2012 y 2016. Orion Child son: Jones a las guitarras y graves, Jon Estanoka a la batería, Víctor a la voz , Jonkol al teclado y Daedin a la guitarra. Otra de las bandas favoritas de la gente de mi alrededor, en parte por la amistad con su bajista Rafi, ex miembro de Broken. Según fue avanzando el concierto vimos como entraba más y más gente y no es de extrañar, ya que entre que el sonido fue muy bueno y estos chavales tienen un rollo muy personal, además de animar muchísimo al/con el público. Una banda para repetir desde luego.
Quince minutos antes ya estaban en el escenario “Lemmy”, otros veteranos alemanes pero ésta vez de heavy metal, BONFIRE, formada por Hans Ziller a la guitarra, Ronnie Parkes al bajo, Harry reischmann a la batería, Frank Pané a la giutarra y coros y Paul Morris al teclado. Otros currantes que han sacado un porrón de discos, siendo los últimos del 2018 “Temple of lies” y el álbum de covers, “Legends”. El hecho de que se solaparan con Misanthropy hizo que me decantara por escuchar tres temas de los germanos , empezaron fuerte con su clasicazo “Ready 4 reaction” y estoy seguro que sus seguidores salieron contentos porque tablas y actitud derrochaban, temazos de hard rock que hicieron que “apareciesen” un montón de rockeros que no había visto durante todo el festival, y la buena luz que tuvieron hizo que pudiésemos disfrutar más aún con ellos.
A estas alturas ya os habréis imaginado que la presente crónica está realizada por varias personas, ya que casi simultáneamente en el escenario de Koba, comenzó el concierto de los zaragozanos MISANTHROPY. El escenario Koba o lo que es lo mismo un pequeño local con capacidad para unas 100 personas es el territorio perfecto para este tipo de bandas emergentes. Los zaragozanos Misanthropy nos repartieron cera por todos los lados, de hecho abandoné el concierto de Bonfire por verles debido a que nunca he sido un gran seguidor de la banda alemana, a pesar de su calidad. Una banda joven estos Misanthropy con ganas de ofrecer algo diferente porque aunque son una banda de thrash metal, la mezcla de las voces blackmetaleras de su vocalista Daniela y los cambios de ritmo con temas de hasta 9 minutos hacen que no sean el típico grupo “old school” sino que ofrecen algo más y así lo pudimos comprobar sudando de lo lindo en una sala que quizás podía haber ofrecido un mayor número de asistentes pero ya se sabe que en este tipo de bandas nuevas parece que el público decide darles la espalda, una pena pero a lo que vamos, me dejaron muy contento y una banda a la que les voy a seguir la pista a partir de ahora porque lo tienen todo para destacar en la escena al menos nacional.
Acto seguido comenzaban los ya conocidos en el norte, TRALLERY en uno de los escenarios grandes. Los de Cantabria hemos podido disfrutar de ellos al menos en dos ocasiones en la Black Bird de Santander, una de ellas en la presentación del Festival Blackout junto a Dirty Knives y en otra junto a una de las promesas cántabras, Mindblast, además de en el Festival asturiano Vidiago Rock. Estos “Thrashers” de la vida son: Humberto Pol Castañeda al bajo y voz, Biel Gayá Arbona a la guitarra y coros y Sebastiá Barceló Riera a la batería. Además están de gira con su último trabajo “Spiritless” y han tocado en festivales de toda España como el Resurrection Fest entre otros. Por lo tanto, mi entorno ya sabíamos a lo que íbamos y nos tienen ganados de hace tiempo. Pudimos disfrutar de su “Hollow Stare”, tema arriesgado para tocar en un festival, por su enfoque mas hacia una balada intensa, pero que a los allí parecía aburrir, lo digo por los tipicos borrachos que se dedican a pegar voces durante toda la actuacion y dar la nota. Despues de haberles visto tres veces, en sala y en festivales, (esta sería la cuarta), podemos decir que tienen un directo pulcro y arrasador. Son solo tres chicos haciendo el trabajo de más.
Llegó el turno de otra banda vasca que nos es muy familiar ya, como son FEAR CROWD. A los de Bilbao ya los tenemos como si fuesen de casa, ya que pudimos verlos en el festival cántabro Hinojedo Rock junto a Aranea Adventus, Soulbane y Emboque, además de recientemente en la Sala Tribu de Camargo. Para los amantes del heavy clásico en español, no deberíais perderos en directo a: Leire García (Voz), Kike Blanco e Iñaki Araluze a las guitarras, Gontzal Bilbao al bajo y Juaro Pérez a la batería. Muy influenciados por el rock y heavy clásico de bandas como Ángeles de Infierno o Judas Priest y con un trabajo del 2017 llamado “Evolución”. Su concierto tuvo lugar en el Mari, el mismo escenario que Orion Child, simultáneamente al de Trallery. Estuve esperando un ratín antes de que empezaran los Fear Crowd, por ausencia de público dudaron brevemente si empezar a tocar o no, pero afortunadamente, en cuanto los chicos empezaron a tocar y sonó el vozarrón de Leire, su vocalista, la gente empezó a llegar al sonido intenso de los Heavymetaleros. Estos chicos te contagian con su heavy clasico, su garra y puesta en escena. Presentaron el tema “Arráncame La Piel”, colaboró la vocalista Marilu de Alma Culter en el tema “Entre La Espada Y La Pared”, además de la versión de Iron Maiden “The Evil That Men Do”.
Quince minutos después (daba tiempo a echar una carrera hasta la “Doro zone”), les tocaba el turno a una banda que es imposible que no te suene de nada, como es CHILDRAIN. Mola mucho como en este festival apuestan por la escena local, y poder verlas en escenarios grandes es una gozada. Los de Vitoria llevan unos once años dándole al power metal y todo es culpa de Iño (voz), Íker y Álvaro (guitarras), Rodi (bajo) y Míkel (batería). Cuentan con cinco trabajos, Un EP del 2009 “A place between hell & heaven”, un LP del 2011 “Life show”, LP del 2013 “Matheria” y el último de éste año, “The Silver ghost” el cual han presentado en por toda España y Europa, Alemania, Nueva Zelanda, Reino Unido, República Checa, etc. ¡Casi nada!. Pude disfrutar de toda la actuación de los vascos, ya que ya me quedé debajo de las carpas hasta el final del festival. Es una banda que llevo oyendo hablar en todas partes y que no había tenido la suerte de ver aún en directo, pusieron todo patas arriba, ya que tiene que tener una banda de metal europea, me encantó su potente actuación. Aunque en ocasiones el sonido del micro de su vocalista se iba y venía, su show contaba con humo y pirotecnia, lo que hizo de esta la actuación más comentada.
Acto seguido llegaban los últimos de la noche, pero no los menos importantes INSANIAM, ganadores del 28 Certamen Villa de Bilbao. Los de Albacete son más que de casa, ya que contamos con ellos para la celebración de Aniversario de Noche de Rock, junto con los emblemáticos en la zona cántabra, Opposer. Black/Death metal de mano de seis enfermos mentales que han huído del centro psiquiátrico para meternos en su mundo de locura y bizarrismo, como son Neuros (voz), Theryan (batería), Psycho (bajo) Anxxiet y Vacuous (guitarras). En 2015 sacaron ”Neurotic Mental Storm”. El público iba en decadencia, tanto en estado físico como en afluencia, y es que a las 4 de la mañana, no quedábamos tantos como debería. Sus sonidos me gustaron mucho, y su halo de misterio me cautivó.
Crónica: Rafa Pascual, Álex Kennedy y Maya C. Cañestro.
Vídeos: Álex Kennedy.
Fotos: Txen Yang, Unai Endemaño y Eider Iturriaga-Izarbe.