Me lía el amigo Oskar para que me marque, ahí, a lo loco, una disertación sobre un disco legendario de una banda mítica (y al revés si queréis). El asunto va a quedar en un comentario a nivel de usuario porque experto en la materia no soy (y en esta en concreto hay muchxs, algunxs bastante buenos).
No sé si tiene mucho sentido que me ponga a hacer una profunda documentación sobre el grupo. Si una cosa buena tiene internet, es más, quizás la única cosa buena que tiene, es que puedes acceder a información muy concreta sobre casi cualquier cosa. Así que, si os interesan cosas como las guitarras que empleaban, los técnicos que grabaron los discos, los sellos, cambios de alineación o el porqué del jersey de lana que el bajista lleva vistiendo casi medio siglo, ahí están Google y las páginas o blogs de referencia. Para los aficionadxs aún al papel recomiendo sin dudar toda la bibliografía del músico y periodista musical Ian Glasper.
Metido en faena me ha dado por curiosear un poco en el hábitat originario de la banda, Stoke-On-Trent, en las West-Midlands, algo así como una ciudad-mancomunidad de pueblos en la que también llegaron a este valle de lágrimas Lemmy, Robbie Willians, el capitán del Titanic y Phil Taylor, no “animal” sino “the power”, por lo que parece, el más letal jugador de dardos de la historia de Inglaterra.
Ahora que ya hemos bajado al terreno y dado que tengo que parecer al menos una persona mínimamente versada en la historia de la banda paso a hacer una serie de consideraciones: la primera es que para entender a Discharge en el contexto del punk no alcanza con hablar de un grupo, hace décadas que habría que hablar de un culto, musical y estético que por muchos años que pasen parece mantenerse fresco como una lechuga de Stoke-On-Trent en una huerta post nuclear. Hablamos de una gente que involuntariamente (supongo) ha dado lugar a un subgénero específico y muy identificable: A) por poner delante de todo el prefijo “DIS” B) tener como pilar central el patrón de batería más pegadizo y marchoso de todos los tiempos, el D-BEAT, cuya paternidad compartida (hay quien añade a Brian Roe que era batería de Varukers) y parece que hay otorgar al batería original de la banda, Tez Roberts que a su vez se inspiró bastante no sabemos en Phil Taylor (el de los dardos no, el otro) o en una canción concreta de Buzzcoks, tear me up. En todo caso tampoco se puede dejar fuera del parto a quien ocupo su lugar en Discharge, Garry Malloney. Tal es la potencia del invento que dentro del propio DIS florecieron luego otras DIS-lecturas regionales de alcance también legendario en algún caso como en Suecia o Japón. Un mundo dentro de un mundo y una subcultura dentro de otra que como decía, más de 40 años después de que Discharge arrancasen, sigue generando en todo el planeta hornadas de bandas fieles a ese planteamiento. Un DIS-horno de punk en funcionamiento constante hasta alcanzar el efecto rebote del cliché risible como apuntaban Active Minds en “Dis is getting pathetic”.
No nos podemos dejar las otras dos patas de la banqueta de obligado cumplimiento para los seguidores de DIS-ciplina: letra tras letra sobre los horrores de la guerra, la leprosa cara del poder y la crueldad humana y una estética muy de collage con similar fijación temática. Ahí creo que reside una parte importante de su magnetismo y lo legítimo de su autenticidad, en poner la lupa sobre los aspectos más violentos del salvajismo sistémico. Ante el lado brillante la de la vida, sobredosis de la realidad que tendemos a evitar Todo ello junto dio como resultado un concepto extremadamente crudo, duro y directo. Una catarsis monótona para quien no le coge el punto e inagotable para quien se lo pilla. Pocas sutilezas y mucho, pero que mucho poder crudo rodeado de un aura ceniza y distópica. Ese doble filo sospecho que sigue tan vigente ahora como a principios de los años 80.
No pienso que se pueda catalogar a Discharge como un grupo político al menos comparándolos con los de escena anarcopunk británica coetánea con la que a vece se les asocia. Como me pasa sus compañeros de quinta más conocidos de esta etiqueta del punk Uk82, o sea Exploited y Discharge. Venga anglicismos: outsiders, anti-stablishment ….pero políticos en la manera en lo que eran Crass (hacia los que no sentían por lo que parece ningún cariño) o Conflict, me temo que no. Aquí posiblemente hay menos filosofía y más calle, sin pretender hacer ningún juicio peyorativo sobre ninguna de las dos realidades.
Que la identidad del grupo fuese (a mi entender) esta no quita para que hubiese también una evolución. Quien no conozca demasiado al grupo y tenga interés hará bien en pegarle un repaso a su obra desde los primeros 7” pasando por Why? hasta el disco que nos ocupa y ya irá viendo como la banda va mutando su sonido hacia algo más agresivo y metálico en ejecución y producción.
Es un disco redondo que hace prisioneros ni tema por tema ni como conjunto de canciones. Todo suena más grande que en Why? Y me imagino que esto generó suspicacias en el sector más irredento del punk, a mi ninguna. No tengo unos oídos delorean para poder personarlos en el 8 de mayo de 1982 y percibir Hear Nothing See Nothing Say Nothing como lo hizo la audiencia contemporánea, pero me puedo hacer una idea aproximada de muchas caras. Me cuesta elegir una canción sobre otra, es un disco que me escucho entero sin saltar temas. Seguramente protest and survive me haga entrar en un estado mayor de asilvestramiento, lo mismo con drunk with power, i won´t subscribe….es que son todas buenas y ya está, lo mejor es escucharlo, si puede ser con cascos y por la calle.
Es frecuente ver menciones a este disco como uno de los precursores del crossover entre punk y metal y no lo veo descabellado. Se convirtieron o se consolidaron como un grupo bastante grande en cuanto a audiencia, eso implica diversidad y creo que justifica una impresión que he intentado contrastar con gente que conoce a la banda muchísimo antes y con mucha más profundidad que yo, vamos que me parece una de las bandas más influyentes de la historia si tenemos en cuenta su impacto en la larga distancia. Y no hablo ya del punk o del HC, voy directamente al metal en sus manifestaciones más crudas. Es bastante conocido que Jeff Hanneman, James Hetfield, Scott Ian y una larga, larga, larga lista más de metalheads conocidos o no, eran muy fans de la banda, que el propio Tom Gabriel afirma directamente que fueron básicos para Hellhammer y los primeros Celtic Frost, por no hablar de otras celebridades posteriores como Napalm Death. No tengo ninguna duda de que hubo un antes y un después de Discharge en el underground metálico que luego tuvo su reflejo en las corrientes más cazurras del estilo.
¿Pudo influir en esto que Mike Stone, productor del disco y dueño del sello que lo edito (para lxs más freaks, Clay Records merece un rato de curioseo) estuviese ligado también a Demon y a la NWOBHM? Podría ser pero, me parece más probable (y aquí aprovecho para hacer las pertinentes reverencias) que se debió al incremento de nivel de jevitud de Tony Roberts aka “Bones”,anti-héroe de la guitarra que después de pirarse de Discharge en 1983 montó Broken Bones con su hermano Tez (si, el batería ). Un auténtico one man riff army lleno de virtudes de esas que dan mucha envidia sana, con la habilidad de sacar petróleo de lo aparentemente sencillo con una pegada de hierro. Creo que no hay nada de lo que ha hecho con Broken Bones que no me guste entre bastante y mucho. Será un grupo que no ha llegado a tener el nombre de Discharge pero que a mí personalmente me parece que está a la altura. Si alguien tiene curiosidad por saber (esto es una intuición personal) cómo podría haber evolucionado Discharge en lugar de ir hacia el desastre absoluto que fue Grave New World cuatro años más tarde cuando intentaron convertirse en un grupo de medio sleazy o algo así, que se enchufe la discografía de Broken Bones desde mediados de los 80, lo mejor de dos mundos en un solo grupo. Tiempo al tiempo, Discharge se recuperaron un poco de la debacle de Grave New World y Massacre Divine (1991). Por resumir el culebrón de idas y vueltas de viejos y nuevos integrantes en las alineaciones hasta la simbiosis actual Discharge-Broken Bones, desde “Discharge” en 2002 han vuelto a sacar discos bastante majos que merece la pena escuchar. Sería absurdo esperar genialidades o de nuevo la magia de 1981 -83 porque ese mundo ya no existe, pero aún (loados sean los hermanos Roberts) maquinan buenos melocotonazos de los que dan ganas de romper cosas. En fin, espero haber sido de alguna utilidad.
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