El germen del proyecto Discontinuous Lavanda se gesta en verano de 2.010, con el encuentro de dos de sus integrantes, Mariano Tejera (bajo y voz) y Héctor Cabrera (guitarra), recién llegado este de Chile. Tras varios años de intentos por formar proyectos con otra gente, en 2.015 se une Gustavo López (exbatería de Toumai), con el que empiezan a dar forma definitiva al sonido al que se pretendía llegar. El cuarto componente, Sonia Hernández, se suma en invierno de 2.017, poco antes de entrar al estudio. En un principio, se quería su voz para la colaboración en un único tema, pero finalmente se considera que su aportación puede dar mucho más juego en el resto de canciones y entra formar parte del proyecto definitivo.
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