REMEMBERING THE MOSH DAYS
La cita de la noche en el Black Bird Club, era ineludible para aquellos que vivimos entusiasmados, el nacimiento del Death Metal Melódico.
Si hubo un grupo pionero en este género musical a nivel estatal, esos fueron Dormanth. Nos embarcamos pues, en un viaje a los 90, de la mano de una de las bandas que marcaron un antes y un después en la forma de hacer música extrema en nuestro país. No sólo se encargaron de abanderar a nivel nacional un nuevo género musical, sino que lo hicieron con una maestría tal, que aquél que no conociese a la banda, pensaría que era un grupo escandinavo, británico o centro-europeo, países que siempre habían ido unos cuantos pasos por delante nuestro a nivel musical. Dejaron el listón muy alto en su corta trayectoria durante los 90 y los que pudimos verlos, hace ya más de 20 años, en el mítico Up de Santander, no podíamos perder la ocasión de revivir los “Mosh days”. Personalmente yo esperaba una buena entrada, no sólo por Dormanth, que al fin y al cabo, después de su largo periodo de inactividad, es para las nuevas generaciones un grupo desconocido y de los muchos que pudimos degustar su música y directos en el pasado, no somos tantos los que aún estamos ahí, en el candelero, apoyando la escena underground.
Pero la oferta musical de la noche no sólo se quedaba en Dormanth, en esta ocasión les iba acompañar la banda local Korzo, que aunque formada hace poco tiempo, está compuesta por viejos conocidos de la escena cántabra (miembros de CrystalMoors, Gathering Darkness, Hrizg, Medussa, Noesis,…) que a buen seguro, iban a atraer a numeroso público a la sala. Y bajo estas premisas, llegó la hora del concierto. Lo primero que me sorprendió (negativamente) fue el ambiente a la entrada de la sala, inferior a lo que yo esperaba. Empezó el concierto bastante puntual, con unos diez minutos de cortesía respecto al horario previsto para los posibles rezagados, y comenzó a sonar la intro de la maqueta “Sadness”. En ese momento, se abrió en el Black Bird un vórtice espacio-temporal, que nos transportó a algunos de los allí presentes a otra época, a conciertos en los que la gente hacía cola para subirse el escenario y hacer mosh. Acto seguido abrieron fuego con “Black Moon”, tema ya compuesto en la primera etapa de la banda, que forma parte del EP “Voice of the Soul” que sirvió como tarjeta de presentación para anunciar la vuelta a la actividad de Dormanth en el 2015.Posteriormente empezaron a desgranar algunos temas de su CD del 95 “Valley of Dreams”. Puntualizar, que aunque la banda ha grabado ya dos nuevos discos, en esta primera gira de reencuentro con los escenarios, tan sólo van a tocar temas antiguos. Por otro lado, la formación ha tenido algunos cambios, manteniéndose Javi a la batería y Óscar a la guitarra, encargándose este último también de las voces ante la baja de Jorge. Después han entrado Isma (Karonte) para hacerse cargo del bajo y Miguel (Osaleos) para hacer lo propio con la guitarra en sustitución de Santi. Las 30-40 personas allí presentes, pudimos comprobar que la banda está bastante compenetrada, con un Óscar del Val asumiendo muy dignamente el rol de frontman, en su difícil labor de suplir a Jorge en las voces. El momento álgido de la noche llegó con la versión “Eternal” de los Paradise Lost (tema fetiche para mí), para después continuar con “The Eye”, “Desolatión” y uno de mis temas favoritos de la banda “Forlorn Paths”. Y finalizó el concierto con “Lost In The Sky”.En líneas generales fue un buen concierto, con buen sonido, entrega total de los músicos y con el único pero del público, que a mi entender fue un poco escaso para la entidad de los grupos y tal vez se echó en falta la presencia de ese sector más joven, que quizás por desconocimiento de lo que se estaban perdiendo, no estuvieron presentes y que siempre hacen que los no tan jóvenes, nos arranquemos con ellos a mover un poco más la cosa. Emplazo a la banda a que sigan trabajando, porque calidad hay de sobra y seguro que llegarán a ocupar de nuevo ese lugar que se merecen en la escena. Mientras escribo estas líneas, me llegan comentarios de que el concierto del sábado en Bilbao ha sido todo un exitazo, por lo que ¡¡bravo chicos!!.
Y tras el concierto de Dormanth, llegaba el turno de Korzo. Los santanderinos como comentaba anteriormente, son viejos conocidos de la escena cántabra. La banda se formó creo recordar, en el 2016, tras la suspensión de la actividad de Noesis por un tiempo indefinido. Los entonces componentes de Noesis decidieron cambiar de tercio y crear un proyecto más rudo, volviendo un poco a sus raíces. Y para ello reclutaron a Lavín… lógicamente (quién mejor que él, para asumir las labores de Frontman, metiendo sus guturales y desquiciadas voces). Cuando Korzo subieron al escenario, había aumentado ligeramente el número de asistentes, pero sin llegar al poder de congregación que los mismos músicos consiguen con otros proyectos paralelos como Medussa o CrystalMoors. Tal vez fuera el frio, tal vez la fecha… insisto, no lo acabo de entender, estos grupos merecen un mayor respaldo.
Empezaron su show con un tema que arranca con una melodía acústica con delay y un bajo con unos efectos que desconozco (y es que la pedalera de Fonso parece los mandos de una nave espacial, jajaja) creando una atmósfera ambiental espectacular, para después entrar Sami con uno de sus ritmos endiablados, pasando las guitarras y bajo a sonar con la crudeza que se requiere.
Es difícil clasificar el estilo de Korzo, yo que me perdí hace mucho tiempo con lo de las etiquetas, lo clasificaría como Black Metal moderno, pero seguro que Lavín tiene una etiqueta concreta para ello, jejeje. Por momentos, por las armonías y los efectos de la guitarra de Fernando y el bajo de Fonso, me pueden recordar a Medussa, pero con unos ritmos de batería más metaleros y veloces. Y después está la voz de Lavín, desgarrada, siempre agresiva, que le da al grupo una personalidad propia. Los temas alternan partes acústicas con efectos y medios tiempos, con otras realmente rápidas, en las que la melodía siempre está presente, recurriendo en diferentes momentos a varios efectos que confieren al grupo un sonido alejado del Black metal tradicional. Destaca la precisión y limpieza con la que cada músico toca su instrumento, distinguiéndose con nitidez cada uno de los elementos que componen los temas.
El concierto se me pasó volado y al resto de los asistentes creo que también, porque se pidió encarecidamente un bis a la finalización del mismo. Y ante esto, nos volvieron a tocar un tema en el que Fernando había roto anteriormente una cuerda de la guitarra. Resaltar que durante el show interpretaron todos los temas que formarán parte de su primer disco, que ya está grabado y que se editará a lo largo de este año, por lo que os recomiendo que estéis atentos, para no faltar a la presentación del disco cuando se concrete la fecha.
Crónica by José Opposer.
Fotos by Mendigo Campurriano.