La vida no se para. En situaciones mucho más extremas la música encuentra su camino. Nos va a caer una buena, en eso estamos de acuerdo, no tenemos claro si volveremos a la situación anterior a Marzo en la que compartíamos sudor y lágrimas en las salas atestadas de gente. Se quedarán por el camino, en su caso, promotoras, salas, bares y bandas. La hostia va a ser gorda, pero la música encontrará su camino, y de toda la música, la más underground reflotará primero. Cuando das por perdido todo antes de empezar, cuando cada disco que grabas es un regalo al mundo, y cada vez que te subes a la furgoneta sabes que es para perder dinero, no se puede ir a menos. Nos va a tocar echarle imaginación, programar conciertos donde antes no se hacían, reactivar los centros vecinales, ser público, local, músico y técnico, pero tampoco nada de ello es completamente nuevo. Peor lo pasarán los que han hecho de esto su oficio, por esos si que tendremos que pelear fuerte, porque ahí está además de su pasión, sus alubias, y desde luego tiene peor solución su problema.
Con todos los protocolos aprendidos en tiempo record Duro nos invitaban a una íntima presentación de su tercer disco. Local amplio y ventilado, sillas a metro y medio, mascarilla, gel y rock and roll. Hacía tiempo que no subíamos a La Gándara de Udías, donde se celebraron tantas épicas noches del metal. Se vuelve a presentar ahora como una alternativa muy interesante para pequeños eventos autogestionados.
A Duro les pilló el confinamiento con un disco compuesto y a punto de entrar a grabar en Cubex. Se han puesto manos a la obra en cuanto se ha abierto la más mínima rendija. Disco grabado y algunas letras terminadas en el encierro, que hablan de como la humanidad se ha dado de morros con sus propios errores y ahora ya no queda otra que apechugar.
Nos tocaron los siete temas del tirón y ni siquiera la rotura doble de cuerda de la gitarra de Jon consiguió parar la ola de buen rollo de una pequeña pandilla de medios músicales, fotógrafos y amigos íntimos, que se empezaban a reencontrar tras tantos meses sin verse todos juntos. La emoción fue intensa, pero incluso dejándola de lado, el disco es un obús. Avisados quedáis.
Luego, algunas risas tras las mascarillas, unos pinchos de tortilla, croquetas, jamón y queso cortesía de Duro… la charla se va prolongando recordando algunos tiempos que ahora parecen irreales. La lluvia golpea intensa, y poco a poco a todos nos pareció que en ningún sitio se iba a estar como refugiados en la mina. Duro se remangaron, reafinaron sus guitarras y nos regalaron otro directo completo con temas de sus dos primeros discos.
Podríamos estar algo tristes, añorar lo que teníamos y perdimos, pero sabemos más que nunca que cada segundo es precioso, y esta mañana fue un regalo, probablemente aun más valioso por inesperado.
Crónica: Óskar Sánchez.
Fotos y vídeos: Óskar Sánchez y Álex Kennedy.