El sargento de policía Neil Howie recibe una carta anónima que solicita su presencia en Summerisle, una remota isla ubicada en el archipiélago de las Hébridas, que se caracteriza por su abundante producción de frutas. El caso que debe resolver dice relación con la desaparición de una niña llamada Rowan Morrison, quien llevaba algunos meses perdida en la isla.
Howie, un devoto y célibe cristiano, llega a la isla y se escandaliza al descubrir que sus habitantes rinden culto a antiguos dioses paganos de origen celta. El policía ve a parejas copulando al aire libre, niños que aprenden en la escuela la importancia fálica del árbol de mayo y particulares técnicas medicinales. Howie además tiene dificultades al momento de interrogar a los isleños, quienes dicen no conocer a Rowan, y cuya propia madre señala que no existe. Al entrar a una posada, Howie nota una serie de fotografías que registran un festival de la cosecha celebrado cada año. Al notar que la fotografía del año anterior no está, el posadero le dice que se rompió.