Los últimos cómicos de la legua
La obra de Fernando Fernan Gomez visita la ciudad de Torrelavega gracias a la compañía de teatro Margen que lleva nada menos que veinte años en la carretera, viajando hacia ninguna parte.
Es posible que a muchos El Viaje a Ninguna parte os traiga a la cabeza el último disco de estudio que Enrique Bunbury grabó junto al Cabaret Ambulante. En realidad el concepto es el mismo, y estamos seguros de que por eso el aragones errante se adueñó del nombre de la obra de Fernando Fernan Gomez. Los últimos cómicos recorren los pueblos, buscando donde actuar. El mundo ha cambiado demasiado deprisa y se encuentran fuera de lugar, con escenario pero casi sin público, ya que la novedad del cine ambulante ha atrapado toda la atención. Una historia que no deja de repetirse, ya que curiosamente la compañía de teatro Margen actuó para algo menos de medio teatro. Es un arte viejo, fuera de lugar, y la gente vuelve a preferir otros entretenimientos.
El Viaje a Ninguna Parte es, como ya hemos dicho, una obra original de Fernando Fernan Gomez, que curiosamente también tuvo su reflejo cinematográfico en una película de 1986 dirigida y guionizada por el propio autor y protagonizada entre otros por José Sacristan, Laura del Sol, Juan Diego, Maria Luisa Ponte, Gabino Diego, Nuria Gallardo, y de nuevo el propio doble F. Gomez.
Para su versión teatral ha sido adaptada por Arturo Castro, y el reparto consta de ocho actores que en su mayoría hacen doblete interpretando a dos personajes. Hay que destacar la actuación de Jose Antonio Lobato, que conformó un excepcional protagonista como Carlos Galván, recordandonos curiosamente en sus dejes al propio Fernando Fernan Gomez (y digo curiosamente, porque en la versión cinematográfica este protagonizaba el papel de Arturo Galván, el padre del protagonista). Lo cierto es que todos ellos estuvieron magníficos, pero podríamos destacar también a Carlos Mesa haciendo de Carlitos, con un cargante acento Gallego que nos hizo reirnos a carcajadas desde la primera palabra, o a Patricia Perez muy sensual en el papel de Rosa.
La escenografía fue bastante sencilla, como viene siendo habitual de unos años a esta parte. Como decorado un telón negro y un caballete plegable como todo atrezzo. Eso si, el juego de luces y una máquina de humo supieron trasladarnos y hacernos viajar del presente al pasado y por todos los pueblos de la mancha.
Como ya dijimos la semana pasada es una pena que pasada la novedad el Teatro de Torrelavega se encuentre a media entrada en muchas de las funciones. Parece que el público en general valora más encontrar un nombre conocido entre el reparto que el propio texto que se interpreta. Esperamos de nuevo que el teatro pueda resistir y continuar mejorando su programación, abriendose a los grupos de teatro y música del entorno cercano y trayendo buenas actuaciones nacionales e internacionales.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Paco G. Paredes.