Un sofisticado reactor, que vuela de San Francisco a Tokio con 300 pasajeros, sufre un insólito accidente. De pronto, un misil lanzado por una nave procedente del portaaviones Nimitz, que está realizando unas operaciones clandestinas a 300 millas de la costa, colisiona con el Straton 797. El avión pierde inmediatamente altura y parece que se precipita hacia el Pacífico. El piloto y la mayoría de los pasajeros han muerto. Otros, debido a la descompresión, quedan comatosos o sufren lesiones cerebrales. Sobreviven al accidente solamente cinco personas, que se encontraban en áreas del avión exentas de peligro y que intentarán salvar sus vidas por todos los medios. Sin embargo, la compañía de aviación, la empresa aseguradora y el portaaviones Nimitz, están interesados en hacer desaparecer al Straton 797, pues el esclarecimiento del desastre traería unas secuencias económicas desmesuradas y develaría la violación de los acuerdos SALT de control armamentístico. ¿Que desenlace le espera al vuelo 52 cuyo mando está ahora bajo el control de John Berry, un ejecutivo con licencia deportiva?.