LA CONSTANTE
Bunbury compensa a Santander por su anterior suspensión arrancando la gira de Expectativas en el Palacio de Deportes de dicha ciudad. El resultado fue impecable, como preveíamos después de escuchar su último trabajo.
Tengo una relación extraña con Bunbury. Fui muy fan de Héroes del Silencio. Respeté su salto acrobático en Radical Sonora. Me pilló bajo de guardia en la época de Pequeño y Flamingos y esos discos hicieron marcas musicales profundas en mi vida, esos que se relacionan con las cosas que mientras tanto te iban pasando. A partir de ahí algunos momentos suyos me han dejado más frio, algunas canciones puntuales me han gustado mucho. En casi todos sus discos hay alguna frase que me rechina, en plan “No seas membrillo, otra vez la has vuelto a fastidiar, que tengas suertecita”, y algún exceso vocal que me parece que está más allá de lo elegante, pero por otro lado siempre encuentro momentos musicales muy interesantes y me sigue pareciendo un músico muy valiente. Me parece que, con todo, nunca ha buscado la zona de confort, y siempre ha sabido rodearse de buenos acompañantes para formar buenas bandas como “El Huracán Ambulante” o “Los Santos Inocentes”, más allá de tener una lista de mercenarios a sueldo. Prueba de ello es su larguísima relación con Ramón Gacías, que viene acompañándole desde su salida de Héroes del Silencio e incluso antes.
Teniendo todo esto en cuenta, creo que esta es la quinta vez que le le he visto, por diversos motivos, cancelaciones y un montón de mala suerte no llegué a ver a Héroes en su momento, aunque sí lo hice en la reunión de 2007. También le vimos en la gira de Pequeño y en la de Flamingos en el Royal Palace (impensable a día de hoy ver algo tan íntimo), y luego en el Freak Show, en aquella gira con carpas de circo. De las siguientes, alguna no pude, otras dejé pasar porque no sentía en ese momento especial conexión… Pero ha llegado Expectativas, y con toda sorpresa lo valoramos como uno de los mejores discos de toda su carrera en solitario, así que decidimos volver a acompañarle.
Si os he contado todo esto como preámbulo es para que no toméis esta reseña como “palabra de fan incondicional”, me mola la carrera de Bunbury, pero le reconozco altibajos y soy crítico con muchas de las cosas que hace… En directo NO. Son cinco, y ninguna de las cinco le he visto pinchar. En todas ha estado impecable, y en todas el espectáculo que ha ofrecido ha sido del más alto nivel, tanto en interpretación, como técnica y visualmente.
Se ha hecho algo de sangre con la cancelación de su anterior cita aquí por faringitis, pero honestamente pienso que sólo el que nunca haya faltado nunca a su trabajo por enfermedad tiene derecho a tirar la primera piedra. Como compensación, puede que espiritual, puede que meramente económica al promotor, Qui lo Sa, la gira de este nuevo álbum arranca en Santander ante 3.000 personas y se despide dos horas y pico después sin un solo reproche y con una larga ovación.
Los juegos de luces transformaron La Ballena en una de las mejores escenas que he visto en mucho tiempo, y pese a las reticencias el sonido fue nítido y definido. Bunbury se sabe todos los trucos y con pocos elementos, como un traje blanco con una X roja en la espalda y unos movimientos bien estudiados sabe guardar la sorpresa y dar golpes de efecto como un mago en escena. El repertorio tendió hacia sus últimos discos, especialmente Expectativas, claro, dejando la parte más latina para los bises, e intercalando aquí y allí tres temas de HDS arreglados para este formato de banda. Musicalmente, ya lo he dicho, la banda es solidísima, sin aspavientos y con mucha sobriedad, pero con una ejecución perfecta y muchísimo gusto a la hora de despachar intensidades y dinámicas.
Tengo muchos amigos que odian a Bunbury, nunca les he discutido porque entiendo que es un tipo que fácilmente puede caer antipático, a la vez que tiene el carisma suficiente como para tener centenares de miles de fans repartidos por medio globo, tal vez lo uno debido a lo otro. A alguno de sus detractores he conseguido llevar medio arrastras a uno de sus conciertos y ahí no hay duda posible. Puede que muchos de vosotros nunca os pondríais un disco suyo en casa, pero os aseguro que si vais a uno de sus directos con los oídos abiertos y con la más mínima intención de dejaros convencer, será difícil que no os rindáis a la evidencia. Ayer en Santander volvió a poner los ases sobre la mesa, y volvió a ganar la timba sin el menor problema.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Maya C. Cañestro.
Vídeos por Oskar Sánchez