El pasado 27 de marzo fue el Día Internacional del Teatro y por ello el Centro Botín quiso hacer algo especial para celebrarlo. Para ello contó con la compañía Arte en Escena, dirigida por la actriz cántabra Marta López Mazorra, la cual se encargó de preparar cuatro representaciones tituladas “El alma en el escenario”, que tendrían lugar los días 29 y 30 de marzo, con dos pases por día.
Las representaciones tuvieron lugar en el auditorio del CB, un habitáculo de un tamaño perfecto para éste tipo de eventos, con una forma de anfiteatro, con escalones en su parte exterior, un escenario ovalado y una cristalera enorme por la que se puede ver el mar. Pero ésta vez, “el telón” estaba abajo, debido a lo que allí iba a pasar. El público estaba tomando asiento esperando que comenzase la actuación, cuando una señora del público empezó a encontrarse mal, por lo que gente de alrededor le ayudó a sentarse, e incluso dió aire con un abanico y la responsable de la sala Alba, ofreció ayuda a dicha mujer. Ésta se pronunció para decirnos que se encontraba mejor, que el motivo por el que se había mareado, era porque los escenarios le traían buenos recuerdos de su vida artística como actriz, además de presentarse como Carmen, alias Mimí.
A estas alturas es cuando nos dimos cuenta, que lo que allí estaba pasando no era un imprevisto, si no la obra que nos había preparado Marta, la cual iba caracterizada como una señora mayor para mezclarse con el público, engañando a todo el mundo por completo. Seguidamente, “Mimí “ nos contó que siendo actriz había sido mujer, hombre, lanzador de cuchillos, Jesucristo, sirena, e incluso Doña Inés e ipso facto se caracterizó en la novicia y sacó a un hombre del público para que fuese su “Don Juan”, mientras otra chica del público se encargó de “la música de ambiente” para la preciosa escena, haciendo sonar una caja de música. Durante la representación, Mimí “iba y venía” para contarnos todo lo que significaba para ella el teatro y todas las personas que había sido, cosa que quizá no tanta gente comprendiese, el amar tanto poder ser personas que no son tú mismo. Entre miradas, guiños y risas de complicidad con el público, Mimí nos metió a todos en el bote, siendo una de las partes más importantes y estremecedoras de la actuación, cuando la actriz interpretó “La profecía” de Rafaél de León con lágrimas en los ojos y dejándonos el corazón en un puño:
“Me lo dijeron ayer
las lenguas de doble filo,
que te casaste hace un mes…
Y me quedé tan tranquilo.
Otro cualquiera, en mi caso,
se hubiera echado a llorar;
yo, cruzándome de brazos,
dije que me daba igual.
Nada de pegarme un tiro,
ni de enredarme a maldiciones,
ni de apedrear con suspiros
los vidrios de tus balcones.
¿Que te has casado? ¡Buena suerte!
Vive cien años contenta
y a la hora de la muerte
Dios no te lo tenga en cuenta.
Que si al pie de los altares
mi nombre se te borró,
por la gloria de mi madre
que no te guardo rencor.
Porque sin ser tu marido
ni tu novio, ni tu amante,
yo soy quien más te ha querido…”.
Tras media hora de montaña rusa de emociones, Mimí se puso a bailar mientras los telones de la cristalera iban subiendo y dejaban ver el mar al anochecer. Seguidamente se despidió porque según ella, tenía que ensayar el personaje de una señora un tanto casquivana: “La Celestina”.
Tras irse Mimí, volvió Marta López para dar las gracias al público con una cara de felicidad inmensa, mientras Alba le entregaba un ramo de flores precioso y el público aplaudía y gritaba “Bravo” repetidas veces. Fueron dos jornadas teatrales increíblemente emotivas y bonitas, que espero que el CB vuelva a traernos, con una Marta muy entregada a su trabajo, una Alba súper atenta y amigable en todo momento, y una Lidia siempre al pié de cañón.
Texto y fotos: Álex Kennedy.