POR SUERTE: Tras el parón de dos años al que se volvieron forzados por los problemas de salud de Mart, vuelve a arrancar la gira de presentación del último album de Estirpe: Neurasia.
Tuve las primeras noticias de Estirpe a mediados de los noventa; muchos recordaréis que había en Cantabria otra banda que se llamaba igual, la coincidencia nos llamó la atención y la curiosidad hizo que nos acercásemos a su música. Luego les perdí la pista durante algún tiempo hasta el pelotazo de 2005 con “Inventarse el Mundo” con el que me tuvieron enganchado de manera brutal durante algunos meses. Se me pasó aquella gira, por motivos que no recuerdo, y ya después no se ha presentado en el camino la oportunidad de verles. Les he seguido de manera un tanto inconstante hasta que un día Beita llegó a la radio con su proyecto de documental televisivo Trustin’ y me hizo pararme y volverles a escuchar con verdadera atención. La interesante conversación que tuvimos con Manuel Angel Mart en el programa hizo que Neurasia se pasase alún tiempo vuelta y vuelta en el reproductor y que me invadiese la extraña sensación de haber tenido una joya entre las manos durante algún tiempo y no haber tenido la capacidad de distinguirla de una piedra común. La música y la vida es así, cuestión de senderos que se cruzan de manera casual, a veces en el momento oportuno. Como fuere, en cuanto se anunció la fecha del directo en el Black Bird la marcamos en rojo con la sensación de que íbamos a ver algo especial. Durante las semanas previas no recibí otra cosa que la confirmación de que tenían un gran directo, por parte de cuantos les habían visto en alguna ocasión, en el Arena, en la Heaven o en el propio Black Bird.
Llevo un par de días intentando analizar lo vivido en la noche del sábado y no acabo de dar todas las claves: Son una banda curiosa, porque son muy asequibles y asimilables por cualquier tipo de público, sin embargo, aunque consiguen canciones muy redondas no son para nada simplones, los arreglos y la composición satisfacen al paladar del músico que va buscando un paso más allá del ABC del rock and roll, conjugan elementos de diverso tipo y sin embargo han encontrado un estilo propio, la voz es super versatil y sin embargo personal, la ejecución es impecable, las nuevas incorporaciones al bajo y la batería están a un nivel altísimo y por encima de todo ello están una total entrega en un directo de casi dos horas y una comunicación de tú a tú, que pese a todo el camino recorrido les deja en la misma cercanía que cualquiera de las bandas de casa.
Cuando conoces la música grabada y la ves finalmente sobre las tablas hay tres escenarios posibles: Puede que te decepcione, puede que te deje indiferente y puede, como sucedió, que de repente crezca en sentido y aprecies cada matiz magnificado por la potencia y la autenticidad de verlo suceder ante tus ojos; A veces, sales de un directo y al comentar con el resto de los presentes te da la sensación de que cada uno ha visto a una banda diferente, porque cada uno la ha juzgado desde sus condicionantes y expectativas. Muy pocas veces, como sucedió el consenso es tan grande que asusta. El fan sigue convencido, el que entró siendo curioso sale siendo fan, o al menos comprendiendo los motivos que llevan a serlo al que lo es.
Hacía mucho frio. Estamos en el norte y no somos de dar palmas por que si y sin embargo la sala acabó oliendo a sudor y con vítores como rara vez se escuchan. Entramos con hambre de escuchar, nos dieron más de lo que se podía esperar y salimos con ganas de repetir. Creo que pocas cosas mejores se pueden decir sobre un concierto.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.