Al Norte del Norte cumplen sus primeros diez años de existencia y no queríamos dejar de pasar la oportunidad de felicitarles. Se montaron una buena fiesta en el Escenario Santander con la colaboración de un puñado de bandas.
El 24 de junio de 2005 se publicó el primer post del blog de Al Norte del Norte. A partir de ese momento la cosa fue creciendo y pronto apareció un foro, más tarde empezaron las pinchadas, luego fiestas, conciertos… y, sobre todo, se ha conseguido poner en contacto a mucha gente con inquietudes y con ganas de hacer las cosas de una forma distinta a la que marca la inercia de la cultura del cutrerío y de sacar los cuartos al personal. Por otro lado, desde aquel primer momento se había ido ahorrando unas perrillas, mes a mes, céntimo a céntimo, y ya que se cumplía el X aniversario se decidió que era el momento de darse un homenaje, montar un puñado de buenos conciertos e invitar a todo el que quisiera a que participara de la fiesta.
Esta comenzó en el exterior del Escenario Santander. Hacía un día terriblemente bueno, y ya que se había arrancado a la gente de un tremendo día de playa era una lástima encerrarles dentro del edificio. Así que Greasy&Grizzly arancaron tocando al aire libre. El proyecto de Antonio Urchaga de Los Chicos junto a su pareja María son ya unos imprescindibles en cualquier sarao que se precie. Su rock&roll descacharrado es una llamada a echarse a bailar y a beber de la que no hay manera de escaparse.
A continuación, los donostiarras Lie Detectors dieron la primera sorpresa de la noche. Prácticamente desconocidos para la mayoría de los asistentes, repartieron punk soul garagero a lo MC5 (con versión del “Ramblin’ Rose” incluida) que sonó como un cañonazo, empujado por unas letras en castellano bien vacilonas y por la presencia de Txema, que es un frontman impresionante. Poco importó que sus problemas con el ampli de bajo les impidieran estar al 100%: la colaboración de algunos compañeros y las ganas de seguir con la fiesta adelante (“si ya os dije que era mejor llenarlo de cervezas y usarlo de nevera”, decía Txema a sus compañeros) consiguieron que al final bastantes de entre el público les apuntaran en la lista de grupos a los que seguir muy de cerca.
Otros que pillaron por sorpresa a muchos fueron los pamplonicas Los Exnovios, que fueron los primeros en tocar ya en el interior del Escenario. No llevan demasiado en activo, aunque la lista de bandas en las que han militado sus componentes es interminable: Muy Fellini, Karatekas, Ginkas, Los Jambos… en este nuevo proyecto le pegan a un rock cósmico, que bebe de The Byrds o de The Velvet Underground, o más bien de la revisión que hicieron de estos grupos como the Charlatans o Primal Scream a principios de la década de los noventa. Así que en directo se despacharon a base de soltar melodías celestiales, letras lisérgicas y largos desarrollos instrumentales de esos que parecen decir “Damas y caballeros, estamos flotando en el espacio”.
El concierto de Templeton sin duda fue el más emocionante de la noche. Hay ocasiones en las que se conjugan todos los elementos para que el resultado sea inmejorable, y esta ha sido una de ellas. Se trata de un grupo muy querido en Al Norte del Norte, y que apenas ha tocado el repertorio de “Rosi” (2014) delante del público de Cantabria. Así que se notaba que tanto el grupo como el público estaban con ganas de darlo todo.
El repertorio de Templeton se centró en las canciones de su último disco, pero a medida que avanzó la actuación fueron cayendo algunas de las canciones más emotivas de “El murmullo” (2012) como “Miedo de verdad y en condiciones”, “Mar cantábrico” o “Los días”, y la cosa estalló en un cierre explosivo con “Las casas de verano e invierno” de su primer álbum. En fin, fue un concierto memorable de la mano de esta pedazo de orquesta pop (los siete componentes del grupo apenas cabían juntos en el escenario), en el que hubo tiempo para cantar, para llorar, para bailar y casi hasta para poguear.
Y a última hora, ya pasada la medianoche, salieron Ornamento y Delito para dar el concierto más largo de la fiesta. Tocaron un repertorio que seguramente cogió con el pie cambiado a los menos adictos al grupo, en el que cayeron canciones de sus aclamados dos últimos discos (“Adorno” (2011) y “El espíritu objetivo” (2014)), pero en el que buena parte del peso fue para rescates de temas viejos (como “Madrid”, y sobre todo un “Montejurra” que hacía años que no tocaban en directo) y para avances de temas inéditos, entre los que yo destacaría la pegadiza melodía del que han dedicado al difunto Josetxo Anitua, quien fuera líder de los bilbaínos Cancer Moon. En cualquier caso, se despacharon bien a gusto en repartir post punk seco y denso, en el que el afilado discurso político y moral que caracteriza sus letras se vio rematado con pequeños parlamentos en los que lo mismo se hacía una apasionada apología del uso de las drogas que se cargaba duramente contra los manejos del FMI.
No puedo ser objetivo a la hora de evaluar una fiesta en la que he estado bastante implicado, pero desde luego que quedé muy contento con lo que salió al final. La lista de gente a la que agradecer que esto fuera posible es larga: todos los que durante tantos años han arrimado el hombro para que ANDN siga funcionando, Javi Patrullero por echarse sobre los hombros mucho del esfuerzo de que todo lo del sábado saliera a pedir de boca, los grupos, la gente del Escenario Santander, el público que se acercó con ganas de pasarlo en grande… La verdad es que da gusto y hasta un poquito de orgullo ver que en un sitio como Santander, que debe de ser una de las capitales más rancias del mundo en muchos aspectos, tanta gente tiene ganas de que todo sea un poco menos gris que lo que marca el guion oficial de las cosas. Y si además se tiene en cuenta que esta fiesta coincidía con el Festimonium de Astillero, con otro festi en Villacarriedo, que en la víspera Sr. Chinarro había tocado en la plazoleta de Vistalegre, y que al día siguiente coincidían los conciertos de la Maruca con las fiestas de la Calle del Sol… Igual hay que plantearse que sí, que otra forma de hacer las cosas es posible.
Crónica por Carlos Caneda, fotos por Roberto Ortiz.