SE ACABARON LAS CASTAÑAS POR ESTE AÑO
Al menos parece que el año que viene habrá más. El Festival Magosta ha sido un rotundo éxito este 2005, tanto a nivel de cartel como de público y organización, lo que nos hace pensar que tendremos magosta para rato.
No teníamos muy claro la respuesta que el festival iba a tener este año, pues la anterior edición del Festival Magosta no había sido muy concurrida a pesar del impresionante cartel, pero la campa llenándose de tiendas a media tarde daba una idea del éxito de esta decimocuarta edición. Según la organización, la mayoría de los abonos se vendieron en la semana previa al festival con lo que hasta última hora se temía escasa afluencia de público. El viernes comenzaron los conciertos un pelín retrasados.
Los primeros, Komando Kokilla. El público en la carpa entregado desde la primera nota, y con muchas ganas de bailar y pasarlo bien respondiendo a los temas de su recién publicado “Cadena de montaje”. No hubo ese tiempo de calentamiento que suele haber en los conciertos hasta que la gente se mete de lleno y comienzan a disfrutar de la música. A cañón desde el principio. Mezcla de Ska con toques Reggae y mucha motivación.
Siguió la fiesta con La Kinky Beat, una banda formada por componentes de otros grupos como Jaleo Real, a los que pudimos ver en este festival el año pasado o los mismísimos Radio Bemba. Matahary, la cantante femenina, y Willy Fuego transmitieron la fuerza y energía necesarias para que el público no parara de bailar y brincar durante toda el concierto. Su música: mezcla de estilos, reggae, punk, rock steady y mucho mestizaje.
Y llegó la hora de El Bicho. Si con el resto de grupos la gente estaba expectante y con ganas de ver qué se le ofrecía, con El Bicho parecía que ya sabían lo que iban a ver. Se podría decir que en función del público en la carpa y de los comentarios de la gente, éste era el concierto de la noche. Flamenco fusión muy bailable.
La banda realmente buena, con instrumentos de viento como la flauta y la trompeta. Contaron también con la colaboración de tres percusionistas entre los que se encontraba Paolo Latrónica, que subieron al escenario con sus timbales a darle calor. Fue el concierto más largo de todos, salieron un par de veces a petición del público, que quería más, aún así, a mí me quedó la sensación de que al final estaban cansados y con ganas de dejar paso al siguiente grupo.
En último lugar el viernes, debían ser ya las cuatro de la mañana, les llegó el turno a los de Rucandial Hills, Frontline. Después de la asistencia masiva con El Bicho, la carpa se quedó un poco más vacía, pero llena de gente motivada con ganas enormes de escuchar un poco de metal y esas percusiones tan características del grupo. No importaba la hora, bailamos como locos, pedimos un par de bises y los tuvimos. Les acompañó en el escenario en uno de sus temas Manu de Toumai, concretamente en “Vacio”. Aplastantes. Perfecto fin de noche.
La jornada del sábado comenzaba tranquila. A pesar del renombre de Luétiga y de su calidad dentro de su estilo, parece que los aires del Festival están cambiando en cuanto a gustos musicales de los asistentes, así que cuando comenzaron a tocar, la carpa estaba prácticamente vacía, tuvo que pasar un rato hasta que se podría decir que un discreto número de asistentes se congregó allí para ver su actuación. Folk cántabro, algunas de las canciones antiguas de Luétiga como Nel el Vieju, y muchas de las canciones de su nuevo disco “A lo vivu”.
Y el siguiente grupo, que arrasó desde el primer minuto de actuación hasta el fin de los bises que se marcaron, fue Cheb Balowski. Diez componentes: bajo, guitarra, violín, acordeón y teclados, trompeta, saxofón y percusión, y dos pedazo de cantantes, que se llevaron de calle al público, haciéndonos participar con coros, bailes y palmas. Música racial, mezcla de idiomas, castellano, catalán, árabe, francés, con una fuerza impresionante. Isa, la cantante y bailarina se llevó de calle a gran parte del público, recibiendo una ovación enorme al final del concierto. Un concierto lleno de matices, color y mucha fuerza racial. Mientras salíamos fuera de la carpa en busca del avituallamiento necesario para recuperar fuerzas, se preparaban los santanderinos Super Ape, dispuestos a hacernos disfrutar con su roots reggae durante casi dos horas. Imposible no moverse al ritmo de sus pegadizas canciones, la mayoría de ellas pertenecientes a su último disco “Evolution”.
Los dos vocalistas se entregaron al 100% demostrando el profundo respeto que sienten hacia este estilo de música no muy habitual en estas tierras cántabras. El relax de esta cálida música suavizó el ambiente de la carpa, permitiéndonos retomar el aliento para la explosión de sonido que venía a continuación. Sin duda, el concierto más esperado de la noche por la mayoría de los allí presentes era el de la Banda Bassotti, la reivindicativa banda italiana que tiene detrás más de veinte años de andadura en la escena hardcore. El público esperaba enfervorizado el comienzo de esta actuación que se demoró un poquillo. Multitud de banderas ondeaban sobre nuestras cabezas y algunas de ellas acabaron decorando el escenario.
La fuerza de los míticos músicos de esta banda no decayó un solo momento durante toda su actuación, con gran contenido político y solidario con la lucha de naciones como Cuba y Palestina. Un fin de fiesta que parecía no terminar nunca debido a la entrega del grupo y del público, que continuó coreando canciones e himnos hasta bien entrada la mañana. Y así termina la XIV edición del Festival Magosta en Castañeda, con un rotundo éxito que parece garantizar que tendremos un nuevo Magosta en el año 2006. Allí nos veremos.
Crónica por Lucía Cacho y Elena Cifrián, fotos por Elena Cifrián.
Galería de fotos recuperada gracias a Chema Torre