Hacía, exactamente, 5 años había asistido en familia, a la gala 20 años Malabaracirco en el instituto Marqués de Santillana (Torrelavega). Me enteré, por casualidad (o por el Facebook qué para algo tiene que servir, jaja) y arrastré a toda la familia. No eran tiempos de Covid y era más sencillo. Este año, cuando lo vi publicado, dije no me lo quiero perder, qué mejor manera de celebrar su y mi cumpleaños. Es una pasada ver que una escuela de circo nace en una ciudad como Torrelavega (no estamos hablando de Madrid o Barcelona. Está claro que cuando hay arte, gente con iniciativa, ideas y trabajo, lo de menos es el tamaño de la localidad) y llega a sus 25 años. Sabía, recordaba lo que me esperaba la noche del viernes pero, habían pasado 5 años y tenía ganas de volver a disfrutar con la magia, la estética de los cuerpos (eso es estar en plena forma y no el postureo del gimnasio), las risas y la sorpresa. Puro espectáculo en el escenario del Teatro Concha Espina de su ciudad.
Empezamos la noche y tras la presentación a cargo de dos de sus fundadores con la maravillosa expresión “Qué viva el circo”, apareció ante nosotros el conductor de la gala, el gran Dimitri que nos hizo pasar una noche de risas y buen rollo, al alcance de muy pocos showman (me recordó la gala de los Goya presentada por Rosa María Sardá). Dimitri dio paso, en primer lugar, a Sandra y sus aros o hula-hops. Con una estética impecable, una elegancia y movimiento de 10 nos dejó boquiabiertos con su dominio de los aros. Seguidamente y tras el trabajo de ayudantes y tramoyistas que, colocaron el trapecio y colchoneta necesaria, aparecieron en la pista La Femme Fatale, una pareja de artistas hechos de goma porque sus movimientos y la plasticidad de sus cuerpos tanto en el suelo como suspendidos del trapecio así lo corroboraban. Para continuar con la boca abierta.
Cada dos actuaciones y a ritmo de rock&roll Dimitri hacía su aparición y después de unas buenas risas presentaba a los siguientes artistas. Pablo Fraile, un chaval que empezó en la escuela de circo de su ciudad y ahora ya es profesional de la cuerda, maravillosa ejecución con La MODA de banda sonora, mecido por las olas del mar pero en una constante vertical. Tras Pablo llegó el músico loco, un payaso que parecía no encontrar el modo de tocar en su máquina imposible de percusión (llegando a explotar, el olor a pólvora me encanta y estuvo un buen rato ambientando la sala), finalmente nos demostró que era un gran batería (este año he visto a tres en el Concha Espina) 😉 .
En este punto de la gala, Dimitri nos deleitó con un número con tela aeróbica con la bso de Titanic, ya quisiera Di Caprio tener la mitad de gracia. Un video-clip para grabar y ver, una y otra vez, para llorar de risa cada vez que haga falta. Ya nos encaminábamos hacia el final. Era el turno de Totó y sus malabares, empezó con tres y acabó con 6 u 8 (llegó un momento que no se distinguía), un virtuoso de la coordinación y la agilidad. Para terminar, un dúo de dos chicos, que bien podrían ser hermanos, saltando en un trampolín y haciendo todo tipo de piruetas, imposibles para el común de los mortales.
Dimitri reunió a todos los artistas en el escenario y dando las gracias a la ciudad de Torrelavega, a los políticos e instituciones que promueven la cultura y hacen posible algo tan mágico y necesario como una escuela de circo, a los artistas, técnicos de luces y sonido, tramoyistas y al público asistente, dió por finalizada la gala 25 aniversario Malabaracirco. Un evento que merece mucho la pena y te descubre la cantidad de artistas que hay en tu región, a pesar de ser tan pequeña. ¡¡¡ Dentro de lo pequeño existe mucha grandeza !!!. ¡¡¡ Nos vemos, mínimo, en la gala de los 30 !!!.
Crónica: Mar García.
Fotos: Enrique Gutiérrez Aragón.