Un año más, Altureros MG acudíamos a la llamada de nuestros amigos/as del HDC MONTAÑÉS y nos reuníamos en Cabezón de la Sal para disfrutar de su fiesta anual junto a ellos y diferentes clubs amigos.
La cita tuvo lugar en el Parque Conde San Diego en Cabezón, desde el jueves 22 al sábado 24, con distintos eventos, conciertos, comidas, cenas y ruta motera. Siempre es costumbre que la Galerna comience con una fiesta temática, mi primer año fue fiesta Hippie, esta vez tocó abrir el estival con una fiesta hawaiana y barbacoa el jueves 22 a las 21 de la noche. Llegamos un tiempo antes para recoger nuestras inscripciones, como en cualquier otro festival, dependiendo de lo que se escoja varía el acceso. Altureros MG cogimos media inscripción de Sábado porque teníamos compromisos, y por ello tuvimos acceso a Cerveza de bienvenida, camiseta, comida tras la ruta, cena de sábado en el Paraíso.
En cuanto a los conciertos, el jueves 22 tras la gran parrillada ofrecida para los presentes por parte de la organización del club, abrían la sesión musical la banda “Piedras Negras” y una sesión de Dj.
El viernes 23, después de visitar los puestos de ropa, accesorios moteros, y el puesto-boutique del concesionario Harley Davidson Cantabria que siempre apoya al HDC Montañés y es patrocinador oficial del evento, nos atrincheramos en la primera fila para disfrutar del primer concierto del fin de semana, PONY CONFEDERADO & LOS MAGNA-TONES. Personalmente me quité la espinita de no haberlos podido ver en el Winchester. Banda que se autodenomina como rock primitivo, con ese aire rockabilly que me gusta tanto. La veteranía de la banda junto a la juventud de Víctor, hacen que la presencia en el escenario sea brillante. Grandes músicos que se compactan a la perfección y que se entienden con solo mirarse.
Su repertorio elegido:
El hombre de los escayolos, Has salido a buscarme, una Chica cualquiera, Billy’s Blues, R’N’R a flor de piel, puñaladas de felicidad, Surf en Somo, Chupa de cuero, los muros del tiempo, Mi destino, Camino de tu amor, cover de Cadillac de Loquillo y Trogloditas, Leyenda, Pequeña Mary, la versión “Todos mirando” de Barricada, Me vuelvo a mi tierra, Rockabilly Rebel, y “Solo te quiero abrazar”.
Sus canciones aderezadas con letras divertidas y acordes que beben del rock and roll de los 50, del bluegrass y el country, personalidad en el atuendo y en el alma. Lo pasamos genial, bailando como locos al ritmo de las guitarras, batería y del contrabajo, sin poder parar y con una sonrisa gigante en el rostro. También hubo momentos de nostalgia y emoción con algunas de las dedicatorias y es que recordar a los que ya no están siempre hace reflexionar. Un set completo, una banda que fue un gran descubrimiento que nos dejó con el rock and roll a flor de piel y ganas de mucha fiesta.
Tras su actuación, tocó la hora de cenar con el club, y por ello llegamos tarde al resto de actuaciones. A las 22:30 fue el turno de Los Deltonos, a las 24:30 los Brazos que estaban tocando cuando regresábamos con el club después de cenar a las afueras de Cabezón, con la compañía de algunos miembros de Málaga.
Conseguimos avituallamiento en la barra y nos hicimos hueco en las primeras filas para poder ver bien a Los Panojos.
A estos últimos los he visto varias veces, ya que conozco a varios de sus miembros, pero no sé si sería el gran montaje de sonido a manos de Baldo, el escenario, el ambiente, o los amigos… que esta vez me encandilaron y los disfruté mucho más. Pusieron el broche de oro a un viernes perfecto.
Los Panojos comenzaron su show con Perlas, su propia versión de Alaska y Dinarama, que mi alma glam no pudo evitar corear con una sonrisa: “Perlas ensangrentadas, floreeeeesss pisoteadas”.
Acordes y notas que todo el mundo conoce, ritmos que en cuanto nacen te transportan a los rincones más inhóspitos de tu adolescencia, y letras que marcan la diferencia haciéndote reír a carcajadas. Si algo caracteriza a Los Panojos es calidad musical de sus componentes que destacan con cualquier proyecto que tengan juntos o en solitario, amistad, buen rollo y diversión pura sobre el escenario, cachondeo, raíces y personalidad única, y eso es algo que se nota desde abajo, que se pega.
El repertorio que escogieron para el Galerna fue:
Caramelos, tiempos nuevos, Power de Molotov, Nisio y su tractor, Miña terra galega, el ritmo del garaje, “Mi gran noche” donde Victor siempre deja a los presentes con la boca abierta con su versión de Rafael, para después lanzarse a los acordes de Platero y Tú con su canción “Hay poco Rock and Roll” y demostrarnos que no, que todavía queda mucho rock and roll y que las nuevas generaciones vienen pisando fuerte. Para l@s que ya peinamos canas, es una delicia disfrutar de la calidad de músicos jóvenes como Victor Quevedo y Mikel Marina, que llevan años tocando, que ya destacan en la escena por su maestría y que les queda mucho camino por recorrer y mucho rock que ofrecernos dada su edad; y eso nos hace mantener la esperanza de que el buen rock nunca morirá. Continuaron el set list con la conocida “Azulejo frío” de Txarrena, Superheroes, Milana, “Pacto entre caballeros” con ese toque cazallero del gran Joaquín Sabina que todos los presentes conocían, Soldadito Marinero de Fito Cabrales, No puedo vivir sin ti y para cerrar la noche escogieron “Agradecido” de Rosendo, que los corazones cuarentones siempre agradecemos canturrear.
Un final de Viernes apoteósico, rozando casi las 4 de la mañana. Nos fuimos para casa magullados pero con una sonrisa de satisfacción que nadie pudo quitarnos.
El sábado amaneció con sol pero amenazando con nubes negras y lluvia, como es costumbre por el norte a finales de agosto en temporales de Galerna, y aunque la ruta motera a Bárcena Mayor acabó pasada por agua, a los asistentes no les importó. Nosotros este año no pudimos coger la moto por problemas de salud, pero siempre es una ocasión para rodar entre amigos, conocer gente nueva, descubrir parajes únicos y disfrutar de la tierruca.
Calentamos los huesos todos juntos con unas patatas con jabalí cocinadas por el Chef del Montañés, Fran, bajo la carpa a pie de escenario repleta de mesas y sillas donde los asistentes se iban colocando donde podían al tiempo que llegaban de la ruta, y tras la comida subieron los presidentes y vicepresidentes de distintos clubs, moto groups, Harley Davidson Club y los HOG (Harley Owner Group, grupo de propietarios de Harley) de distintas comunidades a recoger los detalles que el HDC Montañés les tenía preparados tras ser solicitados al escenario por Mosky, y entregaron los regalos al presidente “Uco” y Vicepresidente “Cacharro” del HDC Montañés entre sonrisas, abrazos y palabras al oído bajo la atenta mirada del gran fotógrafo y miembro del Harley Davidson Club Montañés: Jo Illera.
Tras la entrega de detalles y la fotografía conjunta que inmortalizó el momento, los clubs se fueron dispersando a descansar y resguardarse de la lluvia hasta la hora de los conciertos y de la Cena en el paraíso.
Tras la velada en el restaurante Paraíso, fue el turno en la Carpa de Tennessee a las 22:30h y “Rock con Ñ”, que parte de Altureros MG nos perdimos por problemas de salud.
Personalmente, final agridulce porque me hubiera encantado disfrutar del rock hasta la madrugada, pero los imprevistos surgen y tuve que marcharme tras la cena…
Esperando con ganas la Galerna de 2025 y cruzando dedos para disfrutarla a dos ruedas en vez de a cuatro.
Gracias al HDC Montañés por regalarnos este pedazo de Bike Rock Fest, un año más, y a todos los músicos por poner banda sonora a momentos increíbles vividos entre amigos.
Texto: Rebeca Bañuelos.
Fotografía: Jo. Illera