Este que escribe le tenía, muchas, muchas ganas a Ghost.
Es el típico grupo al que conoces desde hace muchos años y no te acaban de enganchar, si, están bien, pero poco más.
Reconozco que su atuendo “satánico” y puesta en escena me echaban un poco para atrás, pensaba que eran… otro grupo más con máscaras y cruces invertidas, me quedé ahí… ERROR.
Recuerdo escuchar “Call me little sunshine” de su último larga duración , Impera y pensar: “Anda! Esto es diferente, aquí hay matices…” y ya no hubo vuelta atrás. Impera me parece un disco casi perfecto. Una mezcla de tantas y tantas cosas que llevo toda la vida escuchando y a la vez un “algo” completamente diferente. Reconozco que son sus melodías más pop las que me encantan y me han hecho engancharme de mala manera a toda su discografía.
A partir de ahí, decidí que tenía que verlos en esta gira y tuve la suerte de que su “Re Impera Tour” pasaba por Francia, así que en un alarde de ida de pinza, mi mujer y yo cogimos el coche y nos metimos 800 kilómetros desde Valencia para verlos en Toulousse.
El concierto era en el Zenith, una especie de pabellón cubierto, que al principio me hizo temblar de miedo pensando en el sonido y luego me dejó alucinado al darme cuenta de lo bien que sonaba aquello.
Conseguimos nuestras entradas en reventa, ya que estaba todo vendido y nos quedamos un poco planchados al ver que estábamos en la grada bastante lejos del escenario, sin embargo, esto nos permitió ver el espectacular montaje que lleva la banda para esta gira.
Con bastante puntualidad comenzaron los primeros teloneros “Lucifer”. Con ese nombre yo ya estaba soltando bromas y esperando lo peor, cuando de repente me volaron la cabeza con un Hard Rock super contundente y un sonidazo que no esperaba en un sitio así. Muy buena banda, sin duda la sorpresa de la noche.
Después de ellos, los canadienses Spiritbox también estuvieron muy, pero que muy bien. Con una actitud brutal, sobre todo su cantante, Courtney LaPlante, que no paraba de moverse con un rollazo increíble y con una voz no menos increíble, desde las partes más melódicas hasta las partes guturales. El grupo mezcla un metal muy contundente con mucha base electrónica, lo que a mi me parecer, les perjudica bastante en directo, a veces era tal la bola de sonido que eradifícil de distinguir lo que estaba sonando.
Y por fin, GHOST. Con la escenografía de esta última gira, en la que se puede ver una especie de catedral al fondo, la batería en alto y los miticos “Ghouls” repartidos por todo el escenario constantemente en movimiento.
Tobias Forge se ha convertido en una especie de Alice Cooper de esta época.
Un concierto de Ghost es un espectáculo de por si, el cambio constante de indumentaria, la interacción entre los músicos y los diversos mini “shows” dentro del propio show, hacen que no pares de disfrutar en ningún momento.
Con un enorme telón cubriendo el escenario empezaron a sonar las notas de “Kaiserion”, y tras la caida del telón, de ahí en adelante, ya no hubo bajón en ningún momento. Temazo tras temazo la banda se mostró súper sólida y con un buenísimo sonido. “Rats”, “Faith” “Spillways”, “Cirice”, etc, etc.
Sonaron todos sus exitos de los últimos tiempos, desde la famosísima y ya casi manida “Mary on a cross” hasta “Jesus he knows me”, la versión de Genesis incluida en su ultimo Ep de versiones, “Phantomime”.
Tras mas de dos horas de show, la banda cerró con un bis de tres canciones, cerrando con la maravillosa “Square Hammer”, con la que no hace mucho abrían sus conciertos.
Satisfechos como pocas veces, y con una sonrisa en los labios, nos volvimos al hotel para descansar antes de los 800 kilómetros de vuelta…
Fernando Galindo
Fotos: Nuria Ferrer