Para ser sinceros, teníamos más ganas de ver a los teloneros Ghost que a los propios Metallica. Y no debíamos ser los únicos, porque se oyó al acabar ellos la mítica broma de “vámonos, que ya hemos visto lo que teníamos que ver”. Pero de ahí no se movió ni dios. Y es lo que tienen estas bandas tan consolidadas, que da igual lo que toquen, siempre tendrán un ejército de fanáticos dispuestos a abarrotar los recintos. En este caso era el del Mad Cool, y nada menos que 70000 almas.
Pero aparte de Ghost estaban los noruegos de los que Lars se había encaprichado, Bokassa. Para empezar, el sonido no era todo lo decente que podía ser (ni mucho menos lo que luego fue con Metallica). Es un trío bajo, guitarra y batería en el que canta el guitarrista pero los demás le hacen también coros. Entre lo deficiente del sonido y la gente que no paraba de hablar, poco puedo decir. Tocan algún tema interesante, como “Vultures”, pero no creo que nadie de los que estábamos nos fuésemos con ganas de comprarles el CD. Si algún día lo petan, diremos “mira, son los que trajo Metallica”. Es un poco paradójico que hubiesen estado el día anterior en Sevilla ante 400 personas como destacó el cantante. Y llegó el gran momento de la tarde: el templete satánico se completó y saltaron al escenario Ghost. Empezaron como lo hace su último disco “Prequelle” y arrancaron los primeros gritos del público con “Rats”. Ellos ya sonaban mejor, y además se desenvolvían mejor por el amplio escenario y por el “Golden circle” (o como mierdas lo llamen). Continuaron con un bloque de temas más antiguos como “From the Pinnacle to the Pit”, que sonaban como en el disco o mejor.
Para volver entonces al “Prequelle” con “Faith”, en la que se dejaban oír unos coros femeninos de detrás de la máscara de alguna de las teclistas, lo cual era un buen añadido al original. Y es que la nueva formacion de Nameless Ghouls incluía tres guitarras, y otra teclista que hacía también percusiones adicionales y se marcó un pedazo de solo de keytar en “Mummy Dust”. Cerraron con sus hits “Dance Macabre” y el esperadísimo “Square Hammer”, que hirieron las delicias de todos.
Hubo que esperar para que sonase la música de Morricone que daba inicio al show de Metallica, aún habiendo empezado los teloneros 15 minutos antes de lo previsto (lo que es un debe importante). Y la razón no parecía ser otra que esperar a que oscureciera lo suficiente para que se pudieran ver las pantallas gigantes. Mención especial tiene el tema tecnológico de este espectáculo, pues más que un concierto de música parecía un programa de “megaestructuras”. Lo pudimos ver con el primer tema “Hardwired to selfdestruct”, cuando se inflaron lo alto dos enormes globos con las caras deformes (más bien deformadas) de los miembros de la banda. Y este espectáculo se tornó en “reparaciones extremas” cuando durante “Disposable Heroes” un pipa se calzó el arnés y se encaramó a una de las pantallas para arreglar a la luz roja de su frontal 4 pixeles que no funcionaban. Pero es lógico que lo hagan medido al milímetro y con tanto esmero, con videos a parte del feed de las cámaras…nada podía descuadrarse. Sin embargo tanta fachada no pudo disimular alguna deficiencia en lo musical, como una voz muy nasal que se notó en “The Unforgiven”, que quizás se podía explicar por la picadura de abeja de la que se quejaba James. También Lars reclamaba su porción de protagonismo, guiñandole el ojo en repetidas ocasiones a la spider-cam que tenía reservada para él solo. Tocaron temas muy reclamados como “Sad but true” o “One”, en el que imagenes de soldados se mezclaban con láseres que buscaban acompasarse al bombo. También temas menos tocados como “St. Anger” o “No leaf clover”, al que siguió un momento un poco vergonzoso. Y es que todos teníamos curiosidad por saber que homenaje harían Kirt y Robert. Elijieron “Brutus” de Los Nikis; nos animó a cantar con él, pero ahí nadie se sabía la letra hasta la parte lolololo. Por suerte ese ambiente enrarecido se disipó rápidamente con el recuerdo a Cliff Burton. Acabaron con auténticos cañones como “Seek and destroy”, “Creeping death” o “Enter Sandman”, pero también tenían hueco para un tema del último disco como “Lords of Summer” o algo más tranquilo como “Nothing else matters”. Y a todo esto le pongo unos 9’6 mateítos…….y creo que Ghost son los que suben la media.
Crónica y fotos: Mateo Domingo.