GUNS N’ ROSES – Use Your Illusion I
En casi mil programas de Noche de Rock sólo en una ocasión le hemos dedicado uno completo a una banda. No es algo opinable. Podría haber sido un grupo mejor o peor, podría haber sido un disco anterior o posterior, pero fueron estos. Por estos discos estamos aquí, ahora, escribiendo esto. Ha llegado el momento de saldar en esta sección la vieja deuda postergada desde hace ya demasiado tiempo. En su día reseñamos el Appetite, por intentar ver más allá de nuestras propias vivencias, pero nuestra sección de clásicos ha querido estar siempre a medio camino entre lo objetivo y lo subjetivo. Hoy el corazón va a ganar a la cabeza.
Tendría yo unos quince años cuando Guns N’ Roses irrumpieron en mi vida para acabar de abrir del todo las puertas del Rock and Roll. Recuerdo que en aquella época tenía la sensación de que ya me había perdido muchísimas cosas, de que iba super tarde y tenía que ponerme las pilas para enterarme de todo lo que había pasado antes. Iron Maiden, por ejemplo, acababan de celebrar su décimo aniversario y aquello nos parecía muchísimo tiempo, Use Your Illusion cumple ya 25 y nos parece que fue anteayer. Aquellos fueron unos años muy intensos en los que cambiábamos cintas a más velocidad de la que ahora bajan los discos de internet. Recuerdo al padre de un amigo diciendo “No se para qué queréis tanto, si no os da tiempo a escucharlo”. A lo mejor las cosas no cambian tanto.
Eran los principios de los noventa, y para mí empezaba la adolescencia. Probablemente conocí algunos discos antes: El Powerslave de Iron Maiden, el 666 de Ángeles del Infierno, Senderos de Traición de Héroes del Silencio, Bark at the Moon de Ozzy Osbourne, el doble directo de Barricada y algunas canciones sueltas de otras bandas, todos con sus historias de viejo que algún día escribiré aquí mismo. Pero Use Your Illusion fueron los primeros discos que compré originales, con mi dinero. Abrí la revista del círculo de lectores y me quedé dudando entre un libro de Stephen King (Sucedió a la vez, también quería empezar a leer terror) y las cintas de Guns N’ Roses. Al final opté por las cintas, hice el pedido e inmediatamente me fuí a la biblioteca de Torrelavega a coger prestada la novela. Me leí veintitantos libros de SK consecutivos de esa misma estantería, pero esa también es otra historia.
Supongo que todo fue casualidad. Guns N’ Roses estaban en lo más alto. Ya salían por la tele en horario comercial, incluso en el telediario. A mi me entraron por el ojo en plena promoción de Terminator II. Recuerdo que al principio de todo confundía a Axl Rose con Bret Michaels, así que supongo que de alguna manera no he acabado siendo fan de Poison por el canto de un duro.
Os cuento todo esto porque siempre hemos defendido que en los discos que uno escucha hay más de uno mismo que de el artista que los compuso. Podríamos ponernos dignos y defender las bondades de los Use como si fuesen realidades supremas, pero lo cierto es que estas músicas están inevitablemente unidas a los altavoces de un viejo cassette de dos pletinas que llevábamos a las excursiones del instituto, a la noche en vela lamentándonos por que no nos dejaban viajar a Madrid para verlos, al dedo en la pausa del mando del video para sacar una copia sin anuncios del directo en París con Lenny y Aerosmith, al olor a pelo quemado imitando a Slash en los bares (sí, éramos un poco imbéciles). No hay dios quien separe unas sensaciones de otras.
La primera cara de la primera cinta se abría con un trallazo “rapidísimo” como Right Next Door to Hell y se cerraba con un rock pausado como Double Talkin Jive con un fade out que se cortaba justo en la mejor parte del solo. Luego había que pasar un espacio en blanco hacia adelante porque los minutos de ambos lados no estaban ajustados. La B se abría y se cerraba con dos temas larguísimos, November Rain y Coma. Visto con perspectiva, tras años de debate y reflexión ahora parece muy claro que en realidad estos dos albumes dobles eran una colección de todo lo que había sobre la mesa. Appetite for Destrucion fue un disco sólido, de banda sin fisuras. En Use Your Illusion podríamos agrupar por estilos al menos cuatro bloques distintos. La unidad de su primer disco se había roto, Use es en realidad un recopilatorio en el que se identifican rápidamente los distintos egos en juego, y también sin ningún tapujo las distintas influencias de los distintos miembros. Así frente a ramalazos punk rock como Back of Bitch, Perfect Crime o Garden of Eden nos encontramos con canciones megalomaniacas como Coma, de la que Izzy solía decir que era incapaz de recordar todos sus riffs en orden o la épica November Rain. Tenemos a los Guns N’ Roses acústicos de la Cara B del Lies y el pirata Booze (You Ain’t the First), pero también el eco de los recién terminados ochenta en Don’t Cry (con el malogrado Shannon Hoon de Blind Melon a los coros). En otra línea, tal vez más puramente rockera Dead Horse, Don’t Damm Me, Bad Apples o The Garden en la que incluyeron la voz de Alice Cooper porque en las maquetas originales Axl sonaba demasiado a Alice como para evitar la comparación. Para rematar la mezcla una versión de los Wings de Paul McCartney que hicieron absolutamente suya.
Se pueden decir muchas cosas malas sobre Guns N’ Roses, pero casi todas no tienen nada que ver con su música. Limpios de polvo y paja estos dos albumes contienen un montón de buenas canciones, algunas resobadas hasta la extenuación, otras aun por descubir para algunxs.
Sí, estaban hasta en la sopa. Recuerdo que subía yo la cuesta del monte de Sancipriano bebiendo un kali y un chaval algo mayor con una camiseta de Metallica me increpó por llevar yo una de GN’R. De repente le gustaban a un montón de gente que nunca antes se había interesado por el Rock y supongo que debía ser fácil para los que estaban antes cogerles bastante manía a los advenedizos. Efectivamente, había muchos motivos para odiarles, pero no tantos musicales, pese a la perspectiva más madura que nos han dado los años los Use Your Illusion nos siguen pareciendo grandes discos.
Comentario por Oskar Sánchez