Escribo esta reseña encerrado en casa durante la cuarentena del Coronavirus. En principio debería publicarse cuando ya podamos caminar por la calle, pero empezamos a sospechar que no va a ser así. Llevamos ya seis días completamente aislados. Por suerte nuestros trabajos nos lo permiten. La música siempre ha ocupado prácticamente todo mi tiempo libre y siempre he pensado, que si quitase todas mis obligaciones también ocuparía todo el demás. Resulta que así es. En estos días “inactivos” escuchar música, reseñar música, preparar el programa, se ha convertido una vez más en una tabla de salvación para no perder la cordura.
Noche de Rock no es, lo sabéis, esclavo de la novedad. Lo bueno que esto tiene es que, aunque el mundo se detenga, podemos seguir activos durante una temporada. Se publican tantas cosas, hay tantas por escuchar, que ningún apocalipsis podría privarnos de tener un disco al que prestar atención cada semana. La voz del Amo ha cumplido hace poco un año desde su publicación. Hora Zulú estaban muy a tope de actividad durante el mes de febrero y como todos, supongo, habrán tenido que frenar en seco por esta situación tan rara, que nosotros aprovechamos para dedicarle el tiempo que merece.
Se juntaron en el 2000, cuando Paco Luque abandonó Lagartija Nick, y grabaron su debut en 2002, con la producción de Pablo Iglesias, cuando aun no tenía que soportar una y otra vez la misma broma sobre su nombre y apellido. Aquí los descubrimos por aquel entonces, Palacios vino un día flipando con ellos y les empezamos a poner en la radio. Les vi por primera vez, creo que en un Lorca Rock o algo así, y a mi también me ganaron; su personalísimo sonido les hacía una de esas bandas irrepicables, a las que reconoces a los pocos segundos.
A partir de ahí lo malo es que se perdió el factor sorpresa, comenzaron a ser Hora Zulú y ya sabíamos lo que significaba eso, nada que no le haya pasado a otras bandas como O’Funkillo, Def Con Dos o los putos Ramones, por ejemplo, algo con lo que es imposible luchar, si encuentras un sonido propio ya no queda más que defenderlo. Lo bueno es que siempre lo han hecho de manera muy digna, buscando en cada álbum una pequeña vuelta de tuerca, y sobre todo dejando alto el listón en cada directo, como sus varias visitas a esta zona han demostrado.
En 2012 y tras su quinto disco, Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada, anunciaron un parón que parecía definitivo pero que pronto rompieron con actividad en directo que finalmente culminaría en temas nuevos y este La Voz del Amo que nos ocupa, y que ha sido editado a través de Kaiowas, con la relevancia que ello implica.
¿Que qué te vas a encontrar dentro? Pues si ya te lo he dicho – Hora Zulú – El punto en el que se cruzan el cante flamenco con mala follá granaina, el rap y el metal. Llama la atención por lo directa El Romance de Juan Elvira, y las colaboraciones con S.A. Hanalfabeto y Hortera, para tirarle con ella a la cara a los patriotas de pulsera, y también Y Si Acaso, con R de Rumba de sus viejos amigos Doble V. Me parecen muy adecuadas ambas colaboraciones precisamente por lo que comentábamos, dan color y añaden sorpresas a un disco que también rodaría perfectamente sin ellas, pero que sin duda las agradece. También me ha hecho girar la cabeza La Voz del Amo, con un riff principal muy industrial y épico, que me ha traido a la cabeza el Monochromatic neuronal intuition de nuestros paisanos Noesis. Pero vamos, el disco está lleno de grandes canciones a añadir a su repertorio y eso es más que suficiente. A lo mejor suena poco entusiasta, pero recuerdo que algo parecido escribimos en su día en más de una reseña sobre Motorhead, cuando ya has inventado el fuego, el resto de las veces es suficiente con volverlo a encender para calentarte.
Como curiosidad diré que a finales de febrero Hora Zulú presentaron en plataformas digitales una revisión de su mítico De-que-rer-ser, que podría ser la primera de varias autoversiones de sus propios clásicos. No les duele la boca ni se muerden la lengua al afirmar públicamente que se ven obligados por razones legales a hacerlo para reapropiarse legalmente de ellas, tras discrepancias contractuales con su primera compañía de discos. En gestos como este, cuando una banda te suelta la verdad a la cara, sin tener que inventarse ninguna puta milonga, se reconoce a los que son de los nuestros . Han parido otro gran disco, y de nuevo han acrecentado nuestras ganas de volver a verles en directo, a mi con eso me sobra. Ojalá pueda ser pronto.