Alcanzamos el último fin de semana de Febrero, con una cada vez mejor situación en la evolución de la pandemia, con mucha mayor flexibilidad a la hora de que se programen eventos, ello ha hecho que los organizadores hayan pisado el acelerador al máximo por lo que pueda pasar en un futuro tan incierto como el que nos ha tocado vivir, y más ahora ante el peligro de un invierno nuclear, así que vale más aprovechar al máximo el tiempo que nos quede, porque la verdad es que todo tiene muy mala pinta, tanto es así, que entre ese viernes y sábado tanto en Cantabria como en Asturias, se programaron unos cuantos conciertos de primer nivel, con el obvio solapamiento, que por un lado está bien porque hay más variedad, pero en mi caso que me gusta casi todo, es una auténtica putada, ya que al final tienes que elegir, en este caso poniendo por encima de la balanza lo que no había podido ver hasta ahora. En concreto en jornada de viernes nos acercaríamos a la A.C. Octubre de Torrelavega para ver por fin a Huntza, que vendría acompañados de los asturianos Ochobre.
Llegaríamos a la sala con tiempo, sobre las 20:30h por si acaso, para pillar la entrada y ya en esos momentos, pese a ser viernes por la tarde había buen ambientillo en los aledaños de la nave de la A.C. Octubre. Para hacer tiempo pudimos disfrutar de la exposición retrospectiva de fotografías dedicadas a Reinosa y su lucha obrera durante tantos años, destacando las de la primavera de 1987, con la impactante llamada “manifestación de los paraguas”, en la que sobrecoge la imagen de los paraguas negros cubiertos por la nieve, de los distintos manifestantes allí congregados. Pasarían unos diez minutos de las 21h cuando ocuparían el escenario de la A.C. Octubre, los primeros protagonistas de la noche, desde el centro de Asturias, de la zona de Llanera, llegarían Ochobre. Banda que por derecho propio, sería mi gran descubrimiento de este extenso finde lleno de conciertos. La banda la componen Natalia (gaita); Viti (guitarra); Charly (guitarra); Raquel (voz); Miguel (bajo) y chus(batería). Sus diferentes miembros viene del metal, las bandas de gaitas, el swingcore, el punk, llegando a ritmos ska, haciendonos bailar de lo lindo, cantando en asturiano.
Todo comenzó cuando sonarían las primeras notas del que sería su tema dedicado al Emérito “Borbón y cuenta nueva” de su único larga duración «Sobredosis de grisú», del que sería su 2º adelanto, con una base punk, más el sonido de la gaita, que le da un toque folk muy bailable. En ese momento entre los seis integrantes que forman la banda apareció su vocalista Raquel, una chica morena y bastante menuda, que de primeras no te esperas el tremendo impacto que se te viene encima, y es que aplica un rango gutural a la voz espectacular, que te hace quedarte con la boca abierta, diciéndote, -buff, vaya pasada-. Tras documentarnos un poco, conocemos que la banda original se forma en 2016, en la zona de Llanera, una zona de gran tradición de bandas, a la sombra del buen trabajo de la Escuela Municipal de Música, y de eventos como Llanera Suena, que dio a conocer a grandes bandas como Desakato. Esa formación original tenía a un chico como vocalista, con una voz punk más clara y tranquila, con el que se publica en 2018 «Sobredosis de Grisu». En 2020, se remodela la formación con la entrada de Raquel como nueva cantante, junto a los otros 5 componentes que citamos al principio. Tienen influencia de bandas como Dixebra, Skontra o Desakato, con los que han tocado en directo. A penas recuperándonos del primer impacto, no saludan para dar paso a uno de los grandes temas del repertorio “Dios lleva cresta y baila ska”, que entra con la gaita de Natalia y nos invita a movernos sin parar· con el ritmo ska. Siempre con la poderosa voz de Raquel como protagonista, que me trae a la cabeza a Marcos Molina de Gritando en Silencio, o a Irtaxo por el tono de voz rasgada o rota que tiene. La vena reivindicativa siempre estaría presente en temas como “Nin un deshauciu más” u otro gran tema “Somos”, que no dejó que la fiesta decayera ni un minuto.
Continuamente, nos incitarían a acercarnos al escenario y arroparles, sin dejarnos parar ni un momento. “Ochobre’l 34” destacarían poderosas guitarras. Proseguirían desgranando un repertorio de unos 13 temas, incluyendo un tema nuevo “Paxaros” que sonó muy bien. No podía faltar una mención a los refugiados de la guerra de Ucrania, para dar paso al tema “Entre Sos brazos”. Para el final del concierto reservaron el temazo “¡Autodefensa, muyer!”, publicado como EP, en 2021, ya con Raquel a la voz, del que también hay un vídeo, con la lucha contra la lacra del machismo y el maltrato a la mujer, todo un himno para la nueva etapa de la banda.
Tremenda sorpresa la que me llevé con esta banda y con su propuesta, la tremenda personalidad de la voz de Raquel, es muy buena y arrastra a todos los demás, que también son grades músicos y con experiencia como Charly en Sartenazo Cerebral. Espero que muy pronto graben material nuevo con Raquel a la voz, entre tanto podemos disfrutar de sus aptitudes vocales en su otra banda, La Morge (oviedo, desde 2014), con el swingcore en su propuesta, de la que hay varios temas publicados.
Tras el cambio de bártulos, llegaría el momento álgido de la noche con la llegada al escenario de la A.C. Octubre de Hunzta. Banda formada en Bilbao 2014 por 6 jóvenes en el ambiente universitario, aunque todos sus componentes son guipuzkoanos. En la actualidad lo componen: Aitzol Eskisabel (guitarra); Aitor Huzi (violín); Josune Arakistain (voz y trikitixa); Inhar Eskisabel (bajo); Uxue Amonarriz (Voz y pandero); Peru Altube (batería). Tienen publicados cuatro trabajos: «Ertzetatik» (2016); «Lumak» (2017) EP; «Xilema» (2018) y «Ezin Exer Espero» (2021). Hablar de Huntza para el que no les conozca, es romper barreras y tópicos de raíz. Cuando aparentemente uno puede pensar, al ver la trikitixa, va un grupo de folk tradicional vasco como cualquier otro. Pero que equivocados estarían. En momentos como estos en que la tensión y el mal rollo están presentes por todos lados, a las puertas de lo que parece el fin del mundo por una hecatombe nuclear, escuchar a Huntza y sus canciones es sumergirse en otra dimensión en la que todo lo negativo desaparece, entras en contacto con la tradición musical más ancestral, con la naturaleza y verdes praderas… Después, cuando todo termina, sales con una sonrisa, una sensación de felicidad y buen rollo, de haberlo pasado en grande, que no tiene comparación alguna.
La banda toma elementos del folk tradicional cantando es euskera, con la trikitixa, el violín y las guitarra combinados con un ambiente fiestero y de bailoteo únicos que te hacen olvidar todas tus preocupaciones. Comenzarían la descarga tras una intro coral y el tema «Odoletan» [En la sangre] que también abre su último larga duración «Ezin Exer Espero» [No puedo esperar nada], que da una vuelta de tuerca a su sonido, con unas potentes guitarras de inicio, a las que enseguida se une la trikitixa para entrar de lleno al mundo bailable de Huntza, que haría despertar de lleno a toda la sala, junto otra de la seña de identidad de la banda y es la inconfundible sensibilidad y melodía que transmiten las voces de Josune y Uxue. Estás atrapado y ya no volverás a ser el mismo. El tema reflexiona sobre la dualidad que todos tenemos dentro y que al final nadie puede dar lecciones a nadie: «(…) Tenga en cuenta, si no lo ha notado: todo lo que no se ve es oscuro. Y de ambos lados, estamos de ambos lados; a veces somos el cielo ya menudo el infierno (…)». Saltarían a la referencia anterior «Xilema», con el tema “Buruz Behera”, uno de los grandes temas característicos de lo que es el sonido Huntza, invitándonos a liberarnos, a sacarnos los pájaros de la cabeza, a ver mundo, a disfrutar de la tranquilidad, a hacer cosas distintas, viaja y descubre.
Tras ello, nos saludarían y celebrarían su segunda ocasión en Torrelavega, desde la de 2018, en esta ocasión presentando su último trabajo. Dando paso a uno de sus temas más emotivos “Haizeak”, que sin duda, debería ser uno de los himnos de esta maldita pandemia. En el disco contó con la colaboración de la banda catalana Dr Prats, que cantan una parte en catalán. El tema tiene un divertido vídeo en el que se cuelan casi todos los tópicos que hemos vivido en la pandemia durante el confinamiento, además de como no podía ser de otra manera, con un fuerte mensaje de unidad y de volver a vernos con normalidad. Gran tema muy bailado por los asistentes.
Continuarían así con un extenso repertorio de unas 20 canciones, que no nos dejaría parar de bailar en toda la noche, destacando temazos como “Aldapan Gora” de su primer disco «Ertzetatik», siendo uno de los temas más vistos en euskera por, aquel entonces en internet, con más de dos millones de visitas, con un toque ska, con la perfecta combinación de la trikitixa y el violín, que también es un grito dejarte llevar por la naturaleza más próxima, a subir las colinas, los paisajes que tenemos en el norte, de viajar y ver la diversidad, para la banda tenía un recuerdo muy especial, ya que dicho tema también tuvo una bonita versión con un vídeo rodado en el Hospital de Donosti en 2016, junto al programa de la ETB Gu Ta Gutarrak, para apoyar a los niños enfermos de cáncer, en el que participan los propios niños con edades de 3 a 13 años. También hubo momentos relajados como el tema “Elurretan”, en que la voz de Josune, te mece de una manera única. En esa misma onda, también tuvimos el tema “Agur Itaka” de su última referencia, que es aún más emotivo, con el toque especial del violín.
La caña volvería con otro sus grandes temazos “Promesetan” de su segundo disco, para ello bajaron al centro de la sala formando un círculo con la gente con ellos en el centro, encabezando el inicio del tema por el peculiar grito suajili, al que nos pidieron que nos uniéramos, que revolucionó por completo la A.C. Octubre, con todo el mundo bailando sin parar. Otro tema especial del último larga duración sería “17:21” que contaría en el disco con la colaboración de Julieta Venegas, que tiene al comienzo un emotivo fondo con la trikitixa que me recuerda a la bso de Amélie, con el amor y desamor en el trasfondo de la letra.
Tema tras tema, poco a poco iríamos llegando a la recta final pasando por un magnífico tema del primer disco “Iñundik Iñoare”, todo una invitación a salir de fiesta y pasarlo bien. Nos agradecerían la asistencia, y a la sala por contar con ellos, para dar paso a otro gran temazo “Zer Izan” incluido en el EP, todo un himno en defensa de los derechos de la mujer, contando en el disco y en el vídeo con la colaboración de Mafalda y Tremenda Jauría, muy coreada por los asistentes. Reservarían para el final del concierto tal vez, su mejor y más conocido tema “Lasai, Lasai” de su segunda referencia, con más de cinco millones de visualizaciones en internet, creo recordar que fue el primer tema que escuché de ellos por casualidad y desde entonces estoy totalmente atrapado por su propuesta. Por su puesto que terminó por reventar la AC. Octubre, con la gente dándolo todo.
Concluiría así una jornada inolvidable, comenzando por Ochobre, que fue sin duda mi descubrimiento de la semana, esperando que pronto tengamos noticias nuevas de ellos, y por su puesto, quitarme la espinita de poder haber visto por fin a Huntza en directo, estamos sin duda alguna a uno de los grandes baluartes de la música en euskera en su vena más cercana al folk, tal vez llegando al protagonismo de bandas icónicas como ETS o Gatibu, pero lo más importante es la transformación que la música de Huntza consigue en cualquiera que escuche sus canciones. En momentos críticos como los que estamos viviendo, sin duda poner a Huntza bien alto llegando a cada rincón del planeta, sería el mejor remedio contra el sin sentido de las guerras. Y una vez más el lenguaje universal que es la música, rompe fronteras, Ochobre cantando en asturiano y Huntza en euskera, qué más da el idioma, mientras la canción te transmita algo. Las dos propuestas me gustaron, y en el caso del euskera, es un idioma que siempre me ha parecido con un encanto especial para transmitir emociones en las canciones, ya desde la época del instituto con bandas como Su Ta Gar o Latzen, estarán siempre en la base de mi bso personal. Muchos dirán, -pero si no entiendes lo que dicen-, para que una canción te llegue no hace falta entender el idioma. Además, si el tema te impacta, luego hoy en día, suele haber medios para buscar la traducción. Siempre hay que dar la oportunidad y abrir la mente a otras culturas. En mi acaso siempre ha sido así, y cada época me topo con alguna sorpresa, como me ocurre actualmente desde el principio de la pandemia cuando a raíz de mi afición al anime me llevó a profundizar en el Jmetal, sobre todo en su vertiente con cantantes femeninas, siendo absolutamente espectacular la cantidad y calidad que hay.
Abandonaría la sala, visitando antes los puertos de merchan de las bandas, adquiriendo los discos que había disponibles. En cuanto a la sala, que decir de la A.C. Octubre, sin duda uno de esos lugares, que demuestran que no hace falta grandes palacios, para disfrutar de un buen lugar en el que disfrutar de la música en directo.
Texto y fotos: John Man.