La muestra de bandas se articula en varios ejes. Es probable que cometamos algún fallo, pero la gran ventaja con la que contamos es que nuestra reflexión, previa a la acción, es fruto de una larga conversación de más de 20 años a las puertas de los bares, sobre “cómo deberían ser las cosas”; Hemos sustituido el concurso por una muestra en la que la retribución es equitativa para todos los participantes. Lo hemos hecho porque sabemos que la competición suele traer malos rollos en la superficie o en el fondo, y porque es difícil para cualquiera juzgar por separado a músicos que se expresan de maneras diferentes. Hemos suprimido la limitación de edad, en un ataque frontal contra el concepto de “Música Joven” y la idea perversa de que la música es un ocio que le pertenece a la gente en los años previos a ser adultos. No creemos tampoco que la juventud sea la precuela de la adultez, y que haya que apoyar a los chavales “que empiezan” para ver si tienen “éxito”. Creemos en la música como herramienta de expresión intergeneracional, y los jóvenes y los viejos debemos convivir, para aprender unos de otros. Hemos suprimido los tediosos papeleos en horas de oficina y los hemos sustituido por un formulario de inscripción online que se rellena en tres minutos. Hemos establecido un criterio de rotación para que el mayor número de gente pueda participar en años sucesivos. Seleccionamos un cartel variado en edad, sexo, estilo y experiencia. Diseñamos una cartelería en el que nadie es cabeza ni pie y las letras aparecen al mismo tamaño. Intentaremos llevar los conciertos al mayor número de plazas posibles, para dar utilidad y dinamismo a lo que ya existe, comprando el catering para las bandas en negocios locales y cercanos, para servir como motor económico de los negocios de la gente de a pie. Nada de esto lo hemos aprendido solos, así que si está saliendo medianamente bien es gracias a todos los que durante este tiempo se exprimieron unos minutos el cerebro intentando dar la vuelta a las inercias establecidas.
La segunda jornada tenía como sede un lugar tan significativo como El Auditorium, en el que se forjó una memorable generación de músicos que viernes tras viernes convirtieron a Torrelavega en La Capital del Rock. Recuperar ese ambiente ha sido uno de los dos objetivos principales (junto a los locales de ensayo) de la plataforma Cultura sin Techo, que ya realizó allí el festival Cultura a Pie de Calle en el año 2014. Desde entonces vienen las conversaciones con el ayuntamiento para intentar que su uso sea más continuo. Anoche entre todos, pusimos otra piedra. La labor, la burocracia, el llegar a puntos de acuerdo, no han sido tarea sencilla, pero aquí estamos, y creemos que se ha puesto en marcha un esqueleto que puede servir para que año tras año la música local esté un poco más presente en la ciudad.
The Spanish Peasant aprovecharon la ocasión para presentar su cuarto disco, y primero cantado en castellano. La situación social y política es muy compleja, como complejos son los sentimientos que provoca en las personas, parece momento apropiado para lanzar los mensajes de forma directa. En su música la letra es parte importante y se agradece que llegue como un todo, sin necesidad de tener que “fijarte” en qué están cantando. En el parque del auditorim, con el sol comenzando a bajar y la gente sentada en los bancos, consiguieron momentos cristalinos y preciosos que nos hicieron pensar, a los pocos minutos de haber empezado, que todo el trabajo previo había merecido la pena. Como extra nos regalaron una versión de Damien Jurado, que es claramente una de sus referencias.
Para esta noche habíamos apostado por los contrastes, así que los siguientes en salir fueron Zientotrentaiuno. Uno de los motivos principales para optar por ellos fue que nos parecen una representación muy clara de lo que es la música de las alcantarillas torrelaveguenses, crudos, directos, y resilentes. Punk Rock en tu puta jeta, con Eva gritando, e increpando al público hasta conseguir que se levantasen y se acercasen a bailar. Así de facil, al ecuador de la jornada ya había quedado claro que la gente estaba dispuesta a poner de su parte para sacar lo mejor de cada una de las propuestas.
Y llegó el momento de la rumba. Con segundo disco recién publicado, y presentado con éxito la semana pasada, A Duras Penas trajeron Narcovadonga hasta el auditorium, cargado de historias descaradas y cotidianas. Los que son de rumba, rumbearon, y el resto, poco a poco se iban acercando, para comentarnos al oído… “joder, mira que no soy yo de esta música, pero es que lo hacen que te cagas”. A Duras Penas son una joya, porque son de verdad, y las personas y las bandas de verdad brillan, no importa mucho el estilo en el que se defiendan. Chispeó un rato, llovió incluso, pero de allí no se movió nadie. Dicen que la semana que viene tenían que actuar en su barrio y que les han censurado porque no les ha agradado el título. Ellos se lo pierden. A veces satanás da conciertos a quien ni siquiera tiene orejas.
Como todo esto lo hacemos desde dentro, no nos sorprendió ver la expectación que había por el bolo de Wet Cactus, está claro que es su momento y que era un concierto especial también para ellos, a pocos meses de ir al Resu y midiendo fuerzas ante la parroquia en casa. Lo que nos sorprendió, fue ver la sorpresa de la gente, al ver la que se estaba liando. A veces nos parece que todo el mundo es consciente de lo que se cuece en Cantabria, otras nos parece que es necesaria una muestra a la semana. Cuando pillas a un grupo bueno, y lo envuelves con un buen escenario, un buen sonido y unas buenas luces, alguna gente consigue comprender lo que realmente tiene delante. Wet Cactus dieron un concierto de banda muy grande, pero es que lo son, día a día, en las mejores y en las peores. Ayer salieron lanzados, el público se echó encima, y sencillamente acabó siendo una noche de las que se habla durante años.
La semana que viene cerraremos en Argumosa con Dr. Farfisa, Dre Gipson and the Black Joe Cannons, Granada Goblin y nuestra banda invitada Bones of Minerva. Si todo sale como hasta ahora podremos estar bien satisfechos con el trabajo logrado. Esperamos que sea sólo el primer paso en un camino que ayude a volver a poner en su lugar a las bandas de aquí.