La noche pintaba bien para los amantes del folk metal en Santander, pues nos visitaban los bilbaínos Incursed y les acompañaban los cantabrones de Hibernia. El concierto empezó un poco más tarde de lo previsto y no pudimos llevarnos los coleccionistas el recuerdo de la entrada en papel, pero como seguro que les habrían sobrado, mejor cuidar el Amazonas.
Tras una intro instrumental con algún que otro coro y quizás un poco larga tocaron su tema homónimo “Hibernia”. Aquí jugaba un papel crucial la sección melódica de la banda, con Rosa a la flauta y Flavio al violín. Para las voces contrastaba Dridri su potente voz gutural con algún pasaje con voz limpia. Para el siguiente tema, “Highlands of McPhee”, me di cuenta de una peculiaridad que tal vez no sea tan peculiar: y es que todas las flautistas que he visto cantan los coros super bajito…¡y luego ves al señor Anderson que canta como si tal cosa! Por lo demás, el tema suena potente y se nota que es una formación que lleva bastante tiempo trabajando juntos, pues apenas hay fallos.
Dridri no es muy locuaz al presentar los temas, como él mismo justificó más adelante, aún así como son una banda muy cercana, no he tenido problema en descubrir el nombre del tema siguiente: “Bread of joy”. Y es un tema bastante interesante en el que Mario, el batería, acompaña la parte melódica con un ritmillo a contra que recuerda a este folk de pub para corear pinta en mano. Y aparte de estos ritmos “suaves” también clava los dobles bombos con mucha contundencia. Continuaron con uno de sus clásicos, “Summerstorm”, en el que ahora toma protagonismo el whistle de Rosa. Cuenta con un interludio que para mi gusto se queda un poco desnudo, pero que sin embargo ayuda a contrastar con el final…supongo que si hasta los Turisas meten bises en acústico, ya se permite ponerse blandos por un rato. Antes de “Danroch Clann” VÍctor tuvo que cambiar de guitarra y estuvimos un par de minutos a la espera. Sin embargo, fue para pasar directamente a una de las intros más potentes del concierto, que junto al solo entre la guitarra y el violín, hacen un tema bastante chulo. La siguiente fue “Kill them all”, que define bastante bien su intención compositiva: con contrastes entre partes melódicas y partes…menos melódicas, pues algo tendrán que hacer tanto violín como vientos. Para la siguiente canción, “Celtic Furor”, descubrimos otra cualidad de Dridri, el yodel. Aunque tampoco es el protagonista del tema, ya que el whistle y la guitarra también hacen lo suyo. Ya casi acabando vino “Ogminos”, que quizás es el tema que menos me gustó de todos, pero aún así no es un mal tema. Por suerte acabaron a lo grande con otro de sus clásicos, “Hymn of glory”. Pronto podremos escucharles en CD, así que los que no hayáis ido a sus conciertos no tendréis excusa para conocerles.
Tras el cambio de equipo y una rápida redecoración del escenario, venía el plato fuerte de la noche, Incursed. “Lurramets” les sirvió de introducción, al igual que hace en su último disco, “Amalur”, del 2017. Es un tema suave, para prepararnos para lo que vendría a continuación. Pues directamente nos lanzan a la cara “Cryhavoc!”, una auténtica battle song que invitaba a agitar el puño, pues hachas no se permite llevar a los conciertos, y ponía el listón muy alto para el resto del concierto. Al ser el primer tema con solos, los niveles estaban un poco descompensados, pero se solucionó, y nunca está de más que el teclado suene alto. Jonkol es el encargado de eso, con su keytar en forma precisamente de hacha que comunica con un sintetizador discretamente colocado en el escenario para tener a su disposición un amplio rango de sonidos. Aparte, es la voz principal, también con un amplio rango de técnicas desde voces limpias a rasgadas.
Tras este bloque dedicado a “Amalur”, viene uno dedicado a su anterior trabajo, “Eldereslied”, del 2014. “Heart of Yggdrasil” comienza este bloque, un tema que evoca la mitología nordica, algo muy socorrido por estas bandas…ellos también pueden decir que son del norte. Para las voces tenían un reverb muy profundo que contribuía a la atmósfera épica de los temas. Y el final no podía ser mejor, con unos coros casi a capella que si hubiesen sido en feroés nos lo hubiÉsemos creÍdo todos. Siguiendo el estricto orden del disco (pues si una cosa funciona en estudio, ¿por qué cambiarla para el directo?) vino “The wild hunt”. Un tema más directo con un ritmo que animaba a levantar los puños y una batería con distintas partes muy bien estructuradas por parte de Amo. Cerrando el bloque tocaba animar la fiesta con “Beer bloodbath”. Otro tema recurrente para este estilo como es el alcohol, y lógicamente tratado de una manera distinta a los temas épicos: primando la velocidad pero de vez en cuando metiendo melodías fáciles de bailar incluso ebrio. El tema acababa aumentando la velocidad de modo que el baile se volvía más alocado si cabe.
Ya para ir acabando tocaron uno de los temas más antiguos del repertorio (el segundo), “Homeland” del álbum Fimbulwinter del año 2012. Cabe aquí destacar el papel de Haitz al bajo, que pese a ser la nueva incorporación y este su segundo o tercer concierto con la banda, se le nota compenetrado y animando al público como el que más. El siguiente tema, “Zombeer alcoholocaust”, del último disco, venía introducido con una grabación de tipo bit para dar paso a un tema muy curioso. Y no solo por el juego de palabras de la letra, sino que además musicalmente tiene unas melodías muy apropiadas para corear y un interludio menos cañero pero de la duración justa para luego acabar por todo lo alto. En definitiva, la canción perfecta para acabar, o casi. Pues tenían reservada una sorpresa en forma de cover, más concretamente del “Take on me” de A-ha. Es muy interesante coger un tema de un género totalmente diferente al tuyo y darle tu propio punto de vista…y otra vez, si los Turisas se atreven, ¿por qué no también los Incursed? Y además lo hacen suyo y dan el merecido final a una noche bien animada.
Como nota global, le pongo 10 mateítos.
Crónica y fotos: Mateo Domingo Merino