Han pasado tres años desde la última visita de Iron Savior a La Península. La última vez fue en la Sala Silikona, con peores condiciones acústicas, pero desde luego mucho calor que pusieron los Iron Savior que lo dan todo en cada concierto. Han sucedido muchos acontecimientos entre aquella noche y ésta.
Respecto a Iron Savior, la edición de dos discos, un segundo volumen de éxitos de ayer, Reforged Vol. 2, de título Ironbound y un nuevo disco que salió en 2021, Skycrest, que continúan paseando por el mundo, con bastante éxito. Es que Iron Savior saben cómo convencer y deleitar con una propuesta muy característica, reconocible y que funciona ¿para qué cambiar? Han sido tiempos difíciles para todos y para Jan-Sören Eckert, su bajista mucho más, pero las buenas noticias sobre la salud de éste y la conmemoración del vigésimo quinto aniversario de fundación de la banda eran razones de sobra para mostrar una alegría que se transmitía desde el escenario.
Majos y simpáticos, lo son siempre, ahora, con más motivos y el resultado general es excelente. No sólo son todas las circunstancias antes comentadas, son el buen estado de la banda, su cohesión no solo entre la sección de cuerda sino también con Patrick Klose, que desde el fondo, en su batería, se le ve marcando el ritmo con alegría y desde luego, a la perfección. También la sala y es que esta Rockville es pequeñita pero suena de escándalo, más si hablamos de bandas que se mueven en el registro del Power Metal que practican los Iron Savior y sus escuderos, esta noche, los italianos Airborn.
Airborn, es una banda que hace un Power Metal sencillo, pero aparente. Trajeron nuevo álbum bajo el brazo, Lizard Secrets: Part Two – Age of Wonder, publicado en 2020. Ya sabéis el atasco de trabajos que tienen las bandas con estos años oscuros que hemos pasado. No sé si sus ciertos guiños al estilo de Judas Priest es lo que les hace encajar con los cabeza de cartel, pero bueno, resultaron entretenidos, aunque no me encandilaron. En grandes números resultaron un poco fríos, si bien había público que se posicionó desde muy temprano para no perderse ningún detalle del espectáculo.
De poco sirvieron los reclamos del bueno de su vocalista Alessio Perardi, al respetable , en forma de gestos con las manos, olvidando a menudo su guitarra, muy expresivo durante todo el set y de Domenico Buratti, el bajista, que tampoco paró y dió las mejores poses, siempre cruzando miradas cómplices con el público. La intención era buena pero se sentía cierta desconexión y falta de energía. Y ya, vamos al detalle de lo que ofreció esta húmeda y desagradable noche madrileña. Ya adelanto que, atrincherados en la Rockville con estos “monstruos” consiguieron meternos en el cuerpo el calorcito que veníamos buscando.
Arrancaban los Airborn una actuación en la que repasaron su discografía, parándose en diversos puntos de su historia, si bien y, como es natural, hicieron hincapié en sus dos últimos trabajos, Lizard Secrets: Part One y Part Two. Para comenzar escogieron The Hero, tema estrella que saliera en su primer álbum Against the World. que era un auténtico golpe de efecto, tratando de captar la atención de la sala, aún algo dispersa. La banda, si bien cuenta con una dilatada carrera coronada con dos discos hermanos que resultan interesantes, no parecía ser demasiado conocida según los comentarios recogidos a pie de escenario. Volverían a este álbum, registro indeleble de otros tiempos de energía más juvenil, quizá algo distantes de la madurez que demuestran en sus últimas composiciones.
Tras saltar a 2008 y su Legend Madog con el potente tema Terrifying Manhunt, ya están los dedos calientes, el corazón también y es momento de presentar al público su celebrado Lizard Secrets: Part One – Land of the Living. Suena Who We Are. y con él sube la frecuencia del metrónomo para un tema “Powermetalero” de libro que creo que no sólo a mí me trajo recuerdos, “del pelo largo”. Tema pegadizo y festivo.
Toca una vuelta al pasado con Reign of the Human Race, algo más cañero y que prepara el asalto, de nuevo a Land of the Living, del cual suenan seguidos Wolf Child y Here comes The Claw. El primero con más empaque y el segundo de sonido algo más pesado y menos melodía, más complejo, pero buenos temas ambos que ofrecen una muestra de lo que hay en este álbum, muy interesante si te gusta el género y que merece una escucha atenta.
Tras el breve impás de King of Fear, volvemos a los Lizard Secrets, con Troubles y Metal Haters. Magnífico el primero, y bombazo el segundo, éste de fácil estribillo que resulta ser muy del agrado del público el segundo que corea con la banda. Ambos van dando forma al gran final. Volvemos a los inicios de la banda con Projectile y con Born To Fly, con los que no se puede fallar y se reservan un guiño a la audiencia tocando el Metal Gods de los Priest. Para resumir, una actuación correcta pero sin esa chispa que seguro que tienen los Airborn. Quizá el síndrome del telonero… Avisado quedas. La próxima vez, no te los pierdas porque pueden destapar el tarro de las esencias, que sin duda atesoran.
No tardaron mucho en retocar ese escenario, tan acogedor, que tiene la Rockville. A mí, particularmente, es que cada vez que voy, me dan ganas de tumbarme un rato en la alfombra, pero salían a escena los Iron Savior que ya estaban preparados y comenzaba lo bueno. Teníamos ya muchas ganas de verles, ya que desde el 2019 el tiempo se había detenido y parecía una vida. Además, esta ocasión era muy especial 25 años, álbum nuevo, álbum de recopilación… Traían mucho para mostrar sobre el escenario.
El set, lejos de centrarse en la última entrega, Skycrest, fue más acorde con el concepto de aniversario y repasa, prácticamente, toda su historia reciente. Desde 2011, año en que lanzaban The Landing, pero comencemos por el principio. El espectáculo empieza con el tema Way of the Blade del álbum Titancraft. Tema rápido y paradigma del más clásico Power Metal, ideal elección. Le siguen 4 temas considerablemente recientes, lo que traerá a colación las múltiples bromas entre Piet Sielck y Jan-Sören Eckert (que son más majos que las pesetas), sobre lo de cantar temas nuevos en detrimento de los clásicos. No serán las únicas que compartan con el público y es que un concierto de Iron Savior es mucho más que una sesión de Power Metal, es un show al que vienes a revivir sensaciones, escuchar buenos músicos y reirte un rato, porque saben cómo ganarse al público con sencillez y honestidad.
Como decíamos, es el momento de hacer girar el disco Kill or Get Killed. Primero con su tema homónimo, después con Roaring Thunder. El primero, ya un clásico, pegadizo y muy bien construido que enlaza con el segundo, de inicio muy Judas Priest, que nos encanta y que prepara la llegada de los verdaderamente nuevos temas. Souleater y Skycrest que son los siguientes y elegidos para representar su nuevo trabajo, Skycrest. Volvemos a sentir un escalofrío pensando que Rob Halford va a aparecer montado en su moto, porque Souleater vuelve a sonar a los de Birmingham, pero no nos confundamos. Los Iron Savior están en el escenario y vamos a disfrutar del magnífico concierto que nos están ofreciendo porque viene, detrás de las bromas correspondientes (en ningún momento pesadas) Skycrest, que da título al LP y que a mí me parece muy melódica, bien planteada, pero no es de las que más me gustan.
Volvemos ya de manera definitiva a la historia más ardiente de la banda. Tiempo de repasar éxitos del pasado no tan reciente que comienza con Revenge of the Bride, de Rise of the Hero. Los más nostálgicos se relamen por este chorro abierto de sonidos que rememoran tiempos de juventud. Temazo que viene seguido de Hall of the Heroes y Starlight, los más antiguos que vamos a escuchar esta noche. Un apunte rápido. Estamos hablando de Power Metal clásico que se compuso en 2011 y Iron Savior, llenos de energía nos lo están interpretando. Parece mentira, pero estos señores están desafiando al tiempo y lo estamos pasando muy bien.
Ahora uno de los puntos álgidos del concierto, Stand Up and Fight, tema emotivo, poderoso, un himno de la banda que saliera en 2019 en Kill Or Get Killed y que se codea con temas con más abolengo y poso histórico. No sé si se ha notado, pero a mí me gusta especialmente. Breve vuelta al pasado, plenamente justificada porque después de este temazo llega la bomba de la noche y que todos esperamos, Heavy Metal Never Dies. La audiencia se desmelena (el que puede), desgañitándose con la banda. Esto no puede ir sino hacia arriba y allí nos encaminamos con Never Stop Believing, también de su penúltimo trabajo original . Qué os puedo decir. Arriba es poco, armonías y el público con el corazón al rojo, gozando de estos momentos.
Tomamos la descendente, hacia el final. Quedan pocos temas. El siguiente Last Hero. Tema exigente, rápido y con mucha fuerza que no hace caer el nivel ni un ápice. El siguiente es Gunsmoke. Bonito tema que da un respiro para el gran final, que está por llegar. Suena, finalmente Atlantis Falling. Gran tema final, que levanta el ritmo del concierto llevándonos a un final con el previsible trallazo del Breaking the Law de los maestros Judas Priest. Os podéis imaginar al público cantando, puños en alto, cuernos al aire y cada mochuelo a su olivo porque es “juernes” y a algunos mañana les toca trabajar.
Como resumen puedo intentar sintetizar en un breve párrafo como una noche magnífica, en la que el buen rollo general fue lo más destacable, entre bandas, entre bandas y público, y eso se nota. Unos Airborn, un poco fríos y descolocados, pero entregados y con un set muy interesante. De Iron Savior, no se puede decir más que alabanzas y es que son unos señores músicos, agradables, divertidos y con suficientes tablas y repertorio para lo que quieran hacer. Esperemos que la próxima visita no se demore tanto porque estaremos expectantes esperando su visita, con los cuernos en todo lo alto ¿eso ha sonado raro?
Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.