ENCUENTROS ALEATORIOS: Ocho meses después de su publicación por fin se presenta en directo el primer trabajo de Mountain Stew, que para esa ocasión tan especial decidieron contar con la compañía de Ixelles 1050 abriendo el acto.
Me he pasado media semana malo sin comer y otra media de camping durmiendo en el suelo, algo muy gordo tenía que pasar para que ayer renunciase a irme a la cama a hora de abuelo. Las cosas han cuadrado como han cuadrado, y el hecho de que la presentación del primer disco de Mountain Stew se haya demorado ocho meses ha sido del todo casual, pero la demora convirtió el concierto en todo un acontecimiento, magnificado por el hecho de que todxs sabemos que es más que probable que tras esta tanda de conciertos no les volvamos a ver el pelo en una temporada.
Así que nos plantamos en el Niágara. Algo me habían contado sobre la reforma que han hecho hace unos meses, pero la verdad es que no me esperaba verlo tan bien acondicionado para hacer conciertos. Ojo, porque se ha convertido en un lugar más que adecuado para música en directo, con su P.A y su técnico, muy a tener en cuenta a partir de ahora.
Mountain Stew quisieron acompañarse en este día especial de un grupo estilísticamente distante para abrir la noche. Las señas de identidad de Ixelles 1050 son la cándida e inocente voz de Esther San Román, contrastada en algunas ocasiones por la de Juan Margallo; el uso de guitarras acústicas adornadas con arreglos llenos de efectos y toque introspectivo y algo surrealista en las letras. En general su música es preciosista e íntima, algo que parte del público no pareció acabar de comprender, porque a veces costaba distinguirles entre tanta charla.
Aunque empezaron como dúo, recientemente se han constituido como banda completa. Ellos estaban muy contentos de poder tocar esa noche “como al principio”, pero a mi me dio un poco de pena, porque en acústico ya les había visto una vez y también me quedé con la impresión de que con una banda la música ganaría en matices y el concierto resultaría menos plano. Especialmente para el público de anoche.
Tienen un primer disco llamado Criaturas de la Sexta Dimensión con bonito diseño con portada de corcho cosido a mano. El original merece la pena, pero si antes quieres escucharles puedes descargarlo en su bandcamp. Además de los temas contenidos en ese CD nos regalaron una bonita versión del Creep de Radio Head.
Lo de Mountain Stew fue sencillamente apoteósico. Desde el primer momento contaron con muy buen sonido, definido y potente. Se habían arropado además del teclista que grabó el disco con ellos y los colchones ayudaron a conseguir una sensación mucho más épica. Además, el público estuvo muy emocionado desde el primer momento y la sensación fue todo el rato de concierto grande, desde la intro de teclas hasta el coro de “Children of the West” coreado en bucle por el respetable cuando ellos ya estaban abandonando las tablas. Contaron con las colaboraciones del cantante de Granada Goblin y el Bajista de Complejo de Edipo para un par de temas y aquello ya fue el caos, con un montón de gente a fuego sobre el escenario.
Cuesta pensar que llevan medio año parados porque se les ve más compactos que nunca, no solo musicalmente impecables, si no que además con mucha energía y credibilidad. Sólidos riffs machacando cabezas, potentes guturales intercalados y Dave muy metido en su papel de frontman, sin muchos aspavientos, pero cortando el bacalao con soltura profesional.
Si la distancia geográfica terminase con esta banda sería una auténtica pena, porque tienen un interesante y prometedor camino por delante que no nos gustaría perdernos, de todas formas y por si acaso, lo de anoche ya está vivido y eso no nos lo quita nadie.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Jaime González.