Ya había ganas de ver a los Valencianos Jolly Joker en directo, y es que cuando estuvieron en el festival de San Fulgencio servidor tuvo obligaciones contractuales y me quedé con ganas de la fiesta que sabía que iban a montar. Se presentaron sólos en la ciudad de Alicante, no les hace falta más, ya han demostrado de sobra que llevan el rock en la sangre, van a divertirse y hacérnoslo pasar bien a los que asistimos, como en un concierto de Murcia que fueron a suplir a alguien que se bajó del cartel por la escasa demanda de preventa.

Al igual que las grandes estrellas del rock, el concierto empezó con algo de retraso, por el que ninguno de los, aproximadamente 50, asistentes nos querellamos. Y es aquí donde se nota la actitud que muchos agradecemos y que les está dando visibilidad. El día anterior en la misma sala suspendió un bolo una banda tributo por motivos que todos sabemos, por cierto, a un precio superior al que pagamos por ver a Jolly Joker. Ellos se meten en el furgón y se hacen 200 km para darnos un concierto en el que lo dieron todo, y éso se traduce en unos incondicionales que les seguimos a donde van; gente que fuimos en moto desde Almansa, Gandía, Polop…

Parece mentira que últimamente hayan tenido algunos cambios en la formación, el grupo funciona perfectamente cual engranajes del Big Ben, es una banda que no para en el escenario, transmiten mucho, lo que te hace que sea imposible que estés inmóvil tomando una cerveza mientras los estás viendo, tienes que entrar en ésa fiesta que montan. Se presentaron con un setlist que recorre toda su discografía, intercalando temas de su último trabajo, lo que lo hizo muy dinámico y con el ritmo que llevaban casi ni te daba tiempo de ir a pedir una cerveza.

El concierto transcurrió sin incidentes algunos, salvo un par de breves momentos en los que el micrófono de Lane dejó de funcionar, y cuando en uno de sus malabares se desenganchó del cable y lo perdió detrás suyo. Y es que es difícil verle quieto en el escenario, tiene un repertorio que no se acaba, patadas, saltos, boxeo, unas caderas que no tienen nada que envidiar a Elvis… literalmente se folló el escenario. Lo de Jannick es increíble ver cómo se retuerce con su guitarra hasta límites en los que muchos nos partiríamos la espalda. La vuelta de Dani al bajo vino acompañada con sus padres, que desde el puesto de merchan vieron todo el concierto y escucharon las palabras de apoyo que les dedicó su hijo. El cuarteto lo completa Daniele a la batería, una bestia dándole a las baquetas que no deja en ningún momento de sonreír.