Y después de Mikanear, nos fuimos de Sarón a Santander, exactamente al Rock Beer the New, ya que tendrían lugar los conciertos de Keltika Hispanna y Crystalmoors. Tenía mucho mono de los cantabrones, debido a que no pude asistir al concierto medio eléctrico, medio acústico que dieron el año pasado en la misma sala.
Los bolos estaban anunciados para las 20:30 hrs., por lo que dimos por hecho que llegaríamos cuando el concierto de Keltika estuviese muy avanzado ya, pero no fue así. Parece que lo de comenzar tarde en el New, es ya un clásico, así que a las 21:25 que fué cuando llegamos, aún quedaba bastante para que comenzase el asunto. Oye, no hay mal que por bien no venga, a llenar el buche que nos fuimos. En cosa de una hora volvimos, y en lo que nos fumamos un cigarrillo, comenzaron los madrileños Keltika Hispanna. Los de Guadarrama, hacen un dark folk, muuy dark sobre todo por parte del cantante, y junto con su indumentaria y maquillaje, parecían que venían de cazar un venado para cenar. Cuentan con cuatro discos en el mercado, el último sacado en el 2016 llamado “Nekue uertaunei”, con temas en castellano, salvo unos pocos con los que se atreven con el rúnico de los celtíberos. Al comienzo de uno de los temas, nos dejaron mirándonos los unos a los otros durante unos segundos, ya que pareció que iban a versionarse “Hurt” de Jhonny Cash, pero no, nuestro gozo en un pozo. Después de unos 4 temas, una luz redonda y verde, invadió el escenario y los músicos desaparecieron del escenario, supusimos que esto vendría a ser el ecuador del concierto y volverían ataviados con otra indumentaria. Volvieron, pero con la misma vestimenta, y tocando el final del concierto. Seguidamente, los que estábamos por allí, nos sorprendimos de lo corto que se nos había hecho el bolo y al mirar el reloj, nos dimos cuenta de que realmente había sido corto. No sé cuál será el motivo, pero el concierto de los madrileños solamente duró 20 minutos.
Sin hacernos esperar mucho, se subieron los de Santhunder, Crystalmoors. Con la tontería, “Los Crystal” llevan embriagándonos de pagan, nada más y nada menos que 23 años, con varios cambios en la formación y con 9 álbumes en el mercado. El último, “Árguma/Ophiusa” está aún calentito, ya que ha salido a la luz éste año. Así que me fuí a todo correr hacia el merchandising para adquirirlo, pero no pudo ser, ya que por motivos que desconozco, los discos llegaban días después del bolo, así que tuve que pillarme solamente la camiseta y visto lo visto, por los pelos, porque éstas molan tantísimo, que conseguí de las últimas que quedaban.
En el mismo momento, pudimos comprobar que iba a ser un concierto acústico y me moló, ya que a día de hoy (ya me vale) aún sólo les he visto en formato eléctrico. El resultado es que ahora no sé si me molan más en acústico o en eléctrico, ya que (a pesar de no llevar las cotas de malla), fué una pasada cómo sonó de principio a fin, de cómo mezclan melodías “folkies” con otras mucho más oscuras y es una pasada cómo juegan con las intensidades. Te pones a cabecear sin pensarlo y no echas de menos los eléctricos ni un poco. Además, como siempre, Lavín no defrauda y ya no es que sea uno de los cantantes de metal más míticos de la escena cántabra, si no que es un p*** amo interpretando lo que canta desde los pies (al hombre le dió por ir descalzo) hasta el gorro de la sudadera. A ratos (lo mismo se me va la olla), me dió la sensación hasta que estaba interpretando a diferentes personajes y todo. Y como se le da muy bien lo de interactuar con el público, el concierto estuvo lleno de palabras de los asistentes al vocalista y consiguió que todos bajásemos de “la cima” (Sí, esa subida que hay frente al suelo del escenario, que siempre da como miedito bajar) del New. Otra cosa que me gustó mucho, fueron los temas en los que Lavín desapareció (Lo siento tío, no es personal), y dejó al resto de la banda todo el protagonismo, entre los cuales oír cantar fuera de los coros a Fernando Navarro, además de conocer y disfrutar de la reciente incorporación de la violinista Irene Filandera, que en mi opinión aportó tanto, ella sola como al sonido del conjunto, que no creo que pueda ser prescindible a partir de ahora.
En la salida todo fueron risas y buen rollo, ya los conciertos de Crystalmoors, siempre es una reunión de una gran familia.
Crónica, vídeo y fotos de Álex Kennedy.