Los conciertos entre semana siempre me han dado pereza. Desde luego un miércoles no es un día como para salir por ahí a liar nada, pero por otro lado, hace ya muchos años que ir de concierto no es completo sinónimo de fiesta. Hay que asumir que no vivimos en Madrid ni Barcelona, así que si de refilón pillamos algunas giras va a ser en día de labor. Santana pone todo de su parte para facilitarnos la vida a los que viajamos desde fuera, y al final Bilbao está a hora y pico de camino. Con el horario europeo, a las 00:00 estábamos en la cama, como cuando un día te enredas un poco viendo una peli larga. Si queremos que los grupos vengan más acá de los pirineos, si queremos que existan otros puntos de parada además de las grandes capitales, y si queremos que siga existiendo música en las salas, no sólo en los estadios y en los festis de verano, hay que apechugar y mover el culo del sillón.
A Kvaen les teníamos anotados en la lista de álbumes a escuchar, pero la verdad es que no les habíamos puesto la suficiente atención hasta que nos enteramos que venían de teloneros de Insomnium. Kvaen son el proyecto personal del sueco Jacob Björnfot, que ha montado banda en directo para presentar su segundo largo, The Great Below (2022). Un trabajo con completo enfoque de estudio, bien arreglado y producido, y encima con algunas colaboraciones muy interesantes como Jeff Loomis de Nevermore, Mike Wead (King Diamond… ), Mathias Lillmåns de Fintroll) o Nephente Flid Fridell de Netherbird. Su sonido está lleno de influencias extremas, entre Death Metal Melódico y el Viking, sin embargo el directo en directo nos sonó mucho más puramente Blackmetalero, tomando las partes más ambientales un tono mucho más oscuro y depresivo y las rápidas una actitud menos controlada y más rabiosa. Buen concierto, curioso contraste con nuestras expectativas previas.
Con In Mourning es un poco distinto. Les venimos siguiendo por lo menos desde 2010 cuando sacaron Monolith, si no antes. En algún momento aparecieron recomendados con la etiqueta de “para fans de Opeth” y ahí les empezamos a hacer caso. Han arrastrado esa estela de grupo que ha continuado con la fórmula de combinar Death Metal, progresivo y partes limpias e intimistas, pero tan justo como es reconocer las evidentes influencias, lo es afirmar que son una banda con voz propia, con muy alta capacidad técnica y con composiciones muy inspiradas. La movida con In Mourning es que nosotros les tenemos en el saco de esos grupos que sabes que son cojonudos, pero que, por lo que sea, te los pones cuando sacan un disco nuevo y luego no te acuerdas mucho de ellos, así que verles en directo era una oportunidad de rozarles un poco más y encontrar excusa para pincharles más a menudo.
El sonido general de la noche no fue particularmente bueno. Lo sufrieron bastante Kvaen y también bastantes momentos de Insomnium, pocos medios y guitarras rítmicas que se perdían entre los bombos. In Mourning comenzaron también con esa falta de presión, pero fue el concierto en el que más rápida y efectivamente se solucionó (al menos desde donde estábamos nosotros, más adelante de media sala). Y acabaron sonando impecables. La puesta en escena es muy impresionante, ya que van a tres guitarras y se reparten las voces de manera bastante equitativa entre todos. Lejos de quedar desencabezado, el grupo en directo parece una hidra que no sabes bien cuando y donde va a morder. Como los temas son larguitos no les dio tiempo a mucho y nos quedamos con ganas de más. Si tuvieses que escuchar sólo un tema de ellos para probar te recomiendo Colossus, con el que terminaron y que muestra en casi diez minutos una buena parte de su abanico de posibilidades.
Y ya sólo nos quedaba sacarnos la espina de Insomnium. Dos décadas siguiéndoles la pista, se han ido posicionando como uno de nuestros favoritos incuestionables… los grupos “nuevos” se nos hacen viejos, y aun no les habíamos visto en directo. El año pasado en el Z! llegaron al borde del escenario en medio de la tormenta y Niilo se encogía de hombros “no podemos tocar”. Este año están reprogramados en el cartel, pero la vida y la lluvia nos han enseñado a no esperar a segundas oportunidades, así que por si acaso, más vale pájaro en mano. Ya si tal, cuando el Z les vemos otra vez.
Anno 1696 es mi disco favorito de 2023 y está junto a Haken y Riverside entre los tres que más vueltas he dado, de largo. El avance de la banda es imparable, recogiendo sus influencias de Death Metal Melódico y paseándolas por parajes intimistas y melancólicos que llegan a rozar con el Doom, pero que por otro lado tienen la frase, la finura y la elegancia del sonido del Hard Rock. Jimenez y yo comentábamos que estamos seguros de que Markus Vanhala es fan de John Norum porque tiene ese “algo” tocando que convierte las melodías de Insomnium en puro y clásico Heavy Metal. Se le ve ese plumero en Omnium Gatherum pero aquí que es todo más limpio se recrea en el Delay y el Sustain de cada nota, saturando cada momento de épica.
20 años de carrera son suficientes para tener material de sobra con un concierto fuerte en dinámicas. En su horquilla son un grupo bastante variado, si lo piensas. Casi todos los fans lloran las ausencias, yo me recreo en los aciertos. Es verdad que tiraron mucho del nuevo material, “Lilian”, “The Rapids”, “White Christ”… pero realmente hubo un poco de tiempo para todo, Ephemeral, Pale Morning Star, Only One Who Waits, Change of Heart, And Bells They Toll, The Gale, Mortal Share, Song of the Dusk… Soy malo para acordarme de los setlists, pero por ahí me he encontrado este de la Mon Live que se parece bastante a lo que vimos.
Las sudaderas a 60 pavos y las camisetas a 30 le cortan el rollo a cualquiera, pero ya sabes que In the Heat of the Moment, Shut Up and Take my Money. Pues nada, parece que los Madrileños y los Catalanes ya habían arrasado con todo, o hicieron mala previsión de ventas, o tenían poco espacio en la furgoneta. Nos vinimos a casa sin ningún recuerdo tangible. A ver si en Zamora hay más suerte. Que sí, que están en Internet, pero no es lo mismo.