La Banda Trapera del Río es ese ente musical legendario que aparece en nuestras vidas cada cierto tiempo para dejarnos clarito que aunque los tiempos estén bien jodidos, el mundo es un mal lugar por el que merece la pena luchar.
Se lo dejaron claro a todo el mundo a finales de los setenta cuando desde Cornellá de Llobregat se descolgaron con el debut más incendiario de la historia del punk rock en castellano. Las canciones de aquel mítico álbum representaban al 100% la realidad de mucha gente, hablaban de su vida y de buena parte de sus vivencias. Aquellos temas podían verse como un carpe diem desesperado, pero las letras de Morfi y Juan Pulido siempre buscaron una luz al final del túnel. Después de grabar su segundo álbum, la mala suerte hizo que desapareciesen durante muchos años. Pero por fortuna, volvieron en los años noventa para demostrar a sus seguidores y a sus discípulos como se debía de ejecutar y sentir el punk rock trapero. Volvieron a dejarnos huérfanos de su sonido y su actitud unos años después y, contra todo pronóstico, Morfi y los suyos se presentaron por sorpresa ante nosotros este mismo año con un álbum y una formación a prueba de bombas.
“Quemando el Futuro” es un disco que podría ser catalogado como milagroso, pues nos devuelve a una Trapera en plena forma que ha sabido descolgarse con un álbum redondo a la altura de su primer lanzamiento. La Banda volvió a la carretera en junio y desde el minuto uno traté de asistir a uno de sus conciertos. Después de fracasar en un par de ocasiones, conseguí asistir a uno de sus conciertos el pasado sábado diecisiete de agosto. Me acerqué desde bien pronto al recinto donde se iba a celebrar el concierto y descubrí que se trataba de un entorno privilegiado. El escenario estaba ubicado en la explanada del Itsasmuseum, justo debajo del Puente Euskalduna y al lado de la ría de Bilbao. Además, la tarde se tornaba soleada pero con una ligera brisa fresca que nos libraba de padecer cualquier sofoco, una verdadera maravilla vamos.
Después de tomar un par de cañas tuve la ocasión de saludar a todos los componentes de la banda y de recibir un par de firmas de Morfi Grey en los discos “La Banda Trapera del Río” y “Guante de Guillotina”. Descubrí que los componentes de la banda eran gente de lo más cercana y formal. Nada de egos desmesurados ni tonterías, gente con los pies en la tierra. Los Tiparrakers abrieron el evento sobre las ocho y media de la tarde y caldearon el ambiente a base de bien con su punk rock macarra y acelerado. Después de otras dos cervezas y un Monster me coloqué justo delante del escenario con mi amigo Mario Caballero Fierro y nuestro colega Isi de Oficial Trapera. Pude notar que la gente estaba bastante excitada por tener la oportunidad de presenciar una descarga de La Trapera en Bilbao después de tanto tiempo y no me equivoqué. En cuanto La Trapera saltó al escenario sobre las diez y media y arrancó el concierto con “Mentemblanco”, “Condición de Traidor” y “Joven Viejo”, los allí presentes se volvieron literalmente locos. Morfi se encargó de caldear el ambiente con su buen rollo y sus comentarios y bromas entre canción y canción. El mítico frontman se mostró ágil, alegre y comunicativo en todo momento. La banda sonó potente, crujiente y compenetrada desde el minuto uno. Fosy, Jordi, Raúl Pulido, Bolo y Morfi han conseguido convertirse en un bloque sólido, enérgico y compacto capaz de competir con La Trapera de los primeros tiempos y de barrer a cualquiera encima de un escenario.
La Trapera continuó su ataque con unas espectaculares interpretaciones de los temas “Quemando el Futuro”, “No Dais la Cara” y “El Puto Amo”. Fosy nos ametralló con toneladas de crujientes y contundentes riffs y se encargó de levantar la moral de los asistentes jaleando al personal y saltando y volando sobre el escenario. Por otro lado, Raúl Pulido hizo saltar chispas de su Gibson regalándonos riffs entrecortados y punteos rápidos e imposibles. Es una verdadera maravilla presenciar una descarga de este último, no somos pocos los que opinamos que se trata de uno de los mejores guitarristas del estado. Los Traperos aceleraron un poco más con “Aluminosis”, “Venid a Las Cloacas” y “El Saco”. Jordi Pujadas y Bolo nos ofrecieron una base rítmica potente, veloz e infranqueable que sirvió de perfecto motor para los riffs de Fosy y Raúl. Jordi destacó en todo momento con la ejecución de su bajo y nos dejó patidifusos con su pulso, su tempo y su increíble dominio del slap. No me cabe duda de que la nueva encarnación de la Trapera tiene en sus filas a algunos de los mejores músicos que se puedan encontrar en la actualidad. Cada interpretación en directo mejora la versión de los temas en estudio de forma exponencial.
La banda volvió a la carga con “Padre Nuestro”, “El Rey de la Mugre” y “Ataque Bipolar”. En este punto del concierto el público comenzó a mostrarse especialmente frenético y salvaje. El pogo de las primeras filas nos arrastró sin posibilidad de poder contenerlo y casi nos tira al suelo. No fueron pocos los que intentaron saltar desde las barandillas de las primeras filas pero no lo consiguieron, el escenario estaba demasiado bajo. El famoso chico minusválido del Resurrection Fest también se encontraba por allí, y los asistentes le auparon en numerosas ocasiones. Temí por su integridad cuando uno de los presentes comenzó a zarandearle en su silla con una energía desmesurada.
En la recta final del concierto Morfi y los suyos nos atacaron a la yugular con “Confusión”, “Eunucos Mentales” y “Curriqui de Barrio”. Fue una maravilla escuchar estos clásicos imperecederos actualizados y mejorados. Su significado sigue vigente a día de hoy, pero con el lavado de cara de la nueva Trapera parece que hubiesen sido editados antes de ayer. Después de regalarnos semejante descarga, Morfi desapareció del escenario durante unos minutos y cuando volvió, La Banda Trapera del Río nos brindó un bis con los temas “La Regla” y “Ciudad Podrida”. El público terminó de enloquecer por completo con el ritmo vacilón de la primera y la energía y velocidad de la segunda. Lógicamente todo el mundo se quedó con ganas de más, pero La Trapera ya había terminado y les tocaba descansar. Ya lo dijo Juan Raf Pulido: “Tocamos veinte temas traperos, pero son 20 temas tocando a toda castaña en los que no paramos ni un segundo”. Había que darles un merecido respiro. Después del concierto tuve la suerte de poder pasar unas cuantas horas en el entorno de la banda y mi amor por ellos se elevó hasta el infinito. Verlos y escucharlos es quererlos, pero conocerlos es amarlos. Talento y materia gris todo para destrozar. No te los pierdas en directo por nada del mundo. Salud y Trapera.
Crónica, fotos y vídeos: Nacho García Álvarez.