EL FINAL DEL VERANO: Tres grandes bandas se reunen en El Ambigú en un festival al que titularon La Noche de los Cascos Oscuros. La Mauca es un paraiso, poco más se le puede pedir a una fiesta.
Como decía aquella vieja canción de El Dúo Dinámico llegó el inevitable final de verano, aunque con este tiempo tan raro nos hayamos encontrado bañándonos en la playa a mediados de septiembre. Que El Ambigú de La Maruca es el paraiso para los que nos gusta ver conciertos y tenemos hijos ya lo he explicado más veces, así que no insistiré en ello; Paisaje de puta postal, bebida y comida al aire libre mientras escuchamos conciertazos. Si alguien me pidiese que organizase una fiesta perfecta no sabría muy bien que añadirle a esta.
La selección de grupos parecía hecha a mi medida ya que reunía a tres bandas que han llamado mucho mi atención en los últimos tiempos y que no había tenido oportunidad de ver en directo aun. Para empezar el nuevo grupo de Juan Aguirre (No, El Primer Hombre…) junto a Almudena la Torre y Carlos Martinez que se estrenan como baterista y bajista respectivamente. Cualquiera que haya seguido lo más mínimamente a Juan sabrá que siempre ha estado muy influenciado por la escena independiente de los años noventa. En esta ocasión la banda se inclina por el Slowcore; temas lánguidos y llenos de pasajes ambientales aunque con el concepto claro de “canción” habitual en él. Me dejaron ganas de volverles a ver de nuevo en sala, donde estoy seguro que los temas van a adquirir aun más intensidad.
De Wet Cactus me esperaba todo y me dieron más. Ya llevarán cerca de dos años rondando por ahí y todo lo que había escuchado eran buenas palabras. Su EP debut fue Disco de la Semana aclamado por nuestros oyentes y se colaron en la lista de favoritos de 2015. Con razón. Ahora lo entiendo aun más. Como anécdota diré que cuando terminaron la primera canción y se dirigieron al público por primera vez escuché que alguien a mi lado exclamó con sorpresa al darse cuenta de que no eran una banda noruega, si no de Suances. No me extraña. Aun nos cuesta creer que tengamos aquí al lado grupos de tanta calidad como cualquier guiri de grandes escenarios. Si le ponen Stoner a este estilo puede ser, en parte, porque debe causar la sensación de que te hayan pasado por encima con una pesada piedra. Eso sentimos. Sobre todo los que nos animamos a bajar de la terraza a la pista, donde los amplificadores te tumbaban de un bofetón. Grandes líneas de bajo, voces bien usadas, guitarras y batería potentísimas. Ojalá nos duren mucho tiempo.
Mi historia musical y cómo he ido accediendo a los diferentes estilos nunca me han permitido dármelas nunca de True. Siempre he estado enfangado en demasiadas músicas a la vez y puede que por eso hace tiempo que tengo claro que lo más importante en una canción es su composición y la historia que cuenta a nivel lírico o musical. A partir de ahí importa que esté bien arreglada y bien ejecutada, pero si no hay alma no hay tema, y sin embargo si hay un tema poderoso importa menos con qué elementos esté sacado adelante. Particularmente me importa una mierda si Miguela y Alex han decidido utilizar la electrónica para este proyecto, sigue siendo mucho más punk que muchos grupos de punk que sólo repiten clichés y estereotipos. Lo parten las composiciones, lo parten los textos, lo parte la actitud y además han mezclado elementos de forma novedosa, con partes rabiosas y dulces, intercalando susurros en francés entre letras enfermizas y viscerales.
Cuando uno va a conciertos con frecuencia va perdiendo su capacidad de sorprenderse, pero The Driver lo consiguieron. Lo bien hecho, bien parece.
Para cerrar la noche había anunciada una pinchada a cargo de DJ. Satán, pero esto ya me lo perdí porque de repente se me levantó un horrible dolor de cabeza que me hizo huir a refugiarme en casa. Nos hacemos viejos.
En breve vendrá la lluvia y los conciertos a cubierto. No es que el mal tiempo nos vaya a quitar la buena cara, en todas las situaciones encontraremos como pasarlo bien, pero seguro que en algún momento de diciembre recordaremos con una sonrisa este día en La Maruca, deseando que llegue de nuevo el sol para tirarnos en el prau como jipis y disfrutar de la música al aire libre.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.