Je ne regrette rien: Escondida en una terrible cartelera para el fin de semana nos encontramos con esta pequeña joya que nos acerca a la vida de de la gran dama de la Chanson Francesa.
Recuerdo que la primera persona que me habló de Edith Piaf fue Fernando del grupo Los Perezosos, hace ya unos cuantos años. De hecho en su segundo disco llegaron a grabar una versión del Hymne a L’amour con la que Fernando quería declarar públicamente su admiración por Edith. Supongo que si se acerca al cine estos dias quede totalmente satisfecho con el resultado, porque Olivier Dahan ha conseguido construir una gran película para disfrute de los seguidores de Edith Piaf y también para que la puedan descubrir quienes nunca antes la escucharon.
La historia de Edith tiene tantos golpes dramáticos que realmente parece difícil pensar que no está inventada por algún guionistucho aprendiz de Charles Dickens. Pero no es así, todo lo que narra la película es un buen reflejo de lo que podemos encontrar en cualquier biografía de la cantante, que suponemos bastante próximo a lo que ella vivió en realidad. Cualquiera que haya escuchado cantar a Edith Piaf sabrá que el dramatismo de sus canciones no estaba en absoluto fingido.
La Môme (O La Vie en Rose, tal y como se ha dado a conocer la película ante el público internacional) cuenta con muchas virtudes. La principal de ellas es la fascinate expresividad e interpretación de su protagonista Marion Cotillard, que ha captado a la perfección al personaje, e incluso es capaz de reflejar en su rostro la belleza / fealdad de Edith con un pequeño cambio de gesto. La linea temporal de la película está rota y recolocada con constantes saltos en el tiempo, con lo que constantemente podemos comparar momentos en los que Marion se muestra absolutamente ingenua, como totalmente descarada. En realidad, supongo que la dirección de actores tenga mucho que ver, porque hasta Depardieu está bien en esta película. Pero lo dicho, prácticamente todo el reparto está espectacular, aunque yo me quedé especialmente prendado de la actuación de Emmanuelle Seigner como Titine, una de las prostitutas que cuidaron de Edith en su infancia.
La música juega, evidentemente, un papel primordial durante toda la película, aunque no nos encontramos ante un musical. Precisamente uno de los planos de máximo climax de la película, el debut de Edith en un Music Hall, ha suprimido la voz de la cantante, aguantando además en una intensa nota durante más de diez segundos, y creando una sensación de agobio absolutamente mágica. Lo mismo podemos decir del último momento músical de la película, con el incio de los títulos de crédito en absoluto silencio. Impresionante.
Entre los puntos negativos podemos mencionar que el montaje llega a ser un poco enrevesado y cansino, e incluso hay algún parón con un fundido en negro en el que parece que la película pierde del todo el ritmo, pero en realidad se trata sólo de un par de pequeñas bajadas de intensidad en una película bastante larga.
Queremos desde Noche de Rock animaros a ir a verla y descubrir la música de Edith Piaf, si es que aun no la conoceis. También de paso, reflexionar con vosotros sobre como las películas europeas siempre tienen un rincon menor en nuestras carteleras, cuando en muchas ocasiones resultan ser mejores en construcción, y sobre todo en originalidad. La Möme está siendo número uno en taquilla en su pais de origen, esperemos que aquí al menos no pase desapercibida y que poco a poco pueda ir cambiando la tendencia de los cines a ofrecernos siempre más de lo mismo.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Blog de Cine.