LA REINA DEL ROCK´N´POP
Lady Gaga actuó el pasado domingo y martes en el Palau San Jordi de Barcelona, dejando más claro que nunca, que te puede no molar su rollo, pero en su rollo es la reina.
En octubre del 2016 Gaga nos sorprendió a unos para bien y a otros para no tanto, con una apuesta bastante arriesgada en lo que a discos de artistas pop se refiere, dando un giro considerable al tipo de música que ha hecho hasta ahora. En octubre de 2017 estaban programados dos conciertos en Barcelona, los cuales tuvo que posponer por el agravamiento de su ya conocida enfermedad, fibromialgia a los pasados 14 y 16 de enero de este año.
En conciertos de anteriores giras a los que he podido asistir, Gaga daba el 300 %, demasiado para un ser humano: intentaba bailar tanto como los bailarines, cantar todo lo mejor que podía, además de hablar y animar a los fans constantemente, lo que personalmente me parecía excesivo y prácticamente imposible de hacerlo bien como he dicho antes, para hacerlo un ser humano; en todas las canciones necesitaba segundos para respirar y recurría a los trucos de hacer cantar a la gente o dejar que los músicos y bailarines “rellenaran” esos instantes. Salías de sus conciertos pensando “Vaya animal de escenario”, pero siendo realistas, así no puede cantar como ella canta, además de quemarla físicamente. Otra cosa que te sacaba un poco del show, era el excesivo tiempo que dedicaban al cambio de ropa de la artista.
Y como es una profesional como la copa de un pino, ha mejorado todo esto y más, como por ejemplo, la súper pantalla que lleva ésta gira, otra cosa que echaba de menos en otros conciertos, las plataformas móviles que atravesaban la mitad de la pista, de forma que absolutamente todo el mundo en varios momentos del concierto, pudo tener muy, muy cerca a su “ídola”. Tanto la pantalla como las plataformas, han sido un puntazo y qué coño, un detalle para el público. Otra cosa que han mejorado, ha sido el tiempo de los cambios entre acto y acto, ésta vez son muy breves (no creo que lleguen a los 3 minutos), mientras nos proyectaban vídeos muy currados Gaga-friki-style.
Durante el primer acto, las pantallas solamente fueron utilizadas para iluminar, mientras que a partir del segundo, ya pudimos verlo todo, todito, todo. En mi opinión, el repertorio fue perfecto, ya que la mitad del concierto fueron temas del nuevo disco y el resto de discos anteriores, con los momentazos de Gaga al piano como “The edge of glory” en el que hizo hincapié en recordar a las víctimas de los pasados atentados en la capital catalana, personalmente la fuerza con la que cantó éste tema, me hizo mojar el ojo. Otros dos momentos en los que el Palau pareció que se iba a derrumbar con la euforia de la gente, fueron con sus “himnos”, “Bad Romance” y “Born this way”, éste último con su mensaje a favor de la aceptación de todo ser humano sea como sea y bandera del orgullo gay en la butaca del piano.
El concierto terminó con una divine Gaga recorriendo toda la plataforma desde el escenario hasta el final de dicha plataforma donde se encontraba el piano, donde nos tocó y cantó “Million reasons” tema muy representativo de su nuevo disco, con miles de luces de móviles iluminando el Palau y realizando la salida a patita (corriendo, claro) por la pista.
En mi opinión, hubo dos cosillas que no me molaron mucho (aunque no interfiere en mi opinión de ella como cantante), siendo una de ellas que en la entrada indicaba que a las 19:30 hrs. era el turno del artista invitado y eso no fue cierto: el artista invitado fue ella misma, la proyección de su documental cuyo logo de Netflix te hacía pensar en mantita y café.
Otro momento que en mi opinión no fué precisamente “bonito”, el momento fan; Lady Gaga lee una carta de un fan que se encontraba en las primeras filas y ella aparentemente está encantada y emocionada, seguidamente decide bajar a darle las gracias de una forma….mmm…digamos fingida, abrazo forzado sin beso ni intercambio de miradas, seguidamente, Gaga le tira un beso mientras se va. Ya sabemos que a la artista no le apasiona el contacto físico ni visual (cosas de divas y tal), por lo que creo que ese momento forzado, sobraba.
Gaga ha mejorado el sonido de su directo, ha mejorado la infraestructura para que todos podamos disfrutar del show, hemos podido oirla cantar como nunca. Desde luego que para gustos están los colores, pero considero que como artista no se la puede pedir más
Crónica por Álex Kennedy, fotos por Juanma Pinto Y Rodrigo Solana.