Desde el Sillón: Nueva colaboración de El Boli que nos manda un comentario sobre el último concierto de Los Deltonos, que tuvo lugar en los estudios de Prado del Rey en Madrid, pero que se pudo seguir tranquilamente desde casa a través de tele y radio.
Lo leí ayer en algún foro y me apresuré a tomar nota, que estas cosas suelen olvidarse. Que a las 00,30 h. del martes (bueno, madrugada ya del miércoles), estarían nuestros paisanos LOS DELTONOS en los conciertos de RADIO 3 de Televisión Española.
Así que, tras ver la peli que dieron en la 3 (aprovechando el anuncio de estreno de ‘Walkiria” de Tom Cruise), presto estuve a las 00,30 h., aunque no empezó hasta aproximadamente las 00,45 h.
Nada más anunciarlo, publicidad… Te meten una dosis de anuncios por la patilla que te dejan medio K.O., pero es el precio a pagar. ¡Es la hostia…!. No respetan nada. Ni horarios, ni programas, ni nada de nada… Da lo mismo lo que emitan, cuando lo emitan, de qué índole sea, etc., etc., que te meten publicidad a cañón. La cosa, parece ser, no tiene remedio.
Bueno, pues por fin termina el ineludible y maquiavélico espacio publicitario, y aparecen en escena nuestros amigos LOS DELTONOS. Todos en su sitio, preparados para regalarnos unas canciones… Pero, espera, no reconozco al bajista, que más bien parece un leñador de Kentucky, je, je… No sabía que Pablo estaba recuperándose, y que sería sustituido por el amigo Sergio Rodríguez, según ellos mismos aclaran en su página web. Bueno, pues nada, que sea para bien y todo eso…
Pues comienza el espectáculo con el tema titulado ‘No tienes nada’. Un medio tiempo que crea buen ambiente con las guitarras insistiendo en un riff muy repetitivo que aboca al estribillo. Un punteo de Hendrik muy caústico, pelón, clarito, sin florituras. Buen trabajo el de Macaya, soportando el tema rítmicamente, así como esas voces en los estribillos. Se hace agradable y cuando terminan quieres más, sin duda.
El segundo tema del concierto es ‘Oscuridad’. Marchilla pa’l cuerpo. Rock’n’roll descarado y descarnado. Muy pegadizo, con unos toques de twist con los que Iñaki alegra el cotarro. Los coritos del Macaya sobresalientes. Y el punteo de guitarra del Hendrik muy agresivo, recuperando el tema hasta el final, donde el amigo Macaya interviene con un solo de guitarra muy guapo. Muy bien. El grupo coge tono. De hecho, yo me hubiera planteado empezar el concierto con este tema. Cuidadín, es solo una idea, una opinión personal, no entremos en disputas innecesarias…
Atacan con el tercer tema titulado ‘Sábanas blancas’. Como su propio nombre indica, ha de corresponder a un tema lento, ¿no?. Pues muy sutilmente, Hendrik nos va contando la historia propia al efecto con su tono de voz característico, muy familiar, muy de colegas, como muy natural…, hasta desembocar en un estribillo corto de palabras pero largo de extensión, muy tenido, difícil de afinar en voces, pero que bordan sin más dificultad. Animoso punteo de guitarra para finalizar cada parte instrumental del tema, tanto a la mitad como para terminar, tras el segundo estribillo. Bien.
Y va el cuarto tema, de título franchute: ‘Déjà vu’. El famoso ‘ya visto’ y/o experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación nueva. También está la peli de Tony Scott, así como el disco emblemático de Crosby y Cía., etc. Y esto sí que es un tema lento. Bonito, agradable, de chimenea y alfombra peluda en un refugio de nieve. Un tema para dejarte llevar y que inunda el ambiente.
En el quinto de la noche, anuncia Hendrik tratarse de una canción optimista. Su título es ‘Yo puedo sacarte de aquí’. Un medio tiempo en clave de rock’n’roll cortado. Muy bonito el detalle de cantar sobre una guitarra marcando el fondo para luego entrar todos. Guapo y animoso, en verdad, con solazo de guitarra para finiquitar.
Y el sexto y último del concierto, como si de una vulgar corrida de toros se tratara. Es el tema titulado ‘Repartiendo’, cuya entrada marchosa aboca a un temazo, una de esas canciones quedonas a tope, condenada al éxito. La voz alterna con una descarga guitarrera hasta que entra toda la banda con el estribillo. Insisto en que resulta muy pegadizo el tema, que subió el concierto a su cota más alta, justo a la hora de despedirse.
En la tele no existe eso de ‘otra, otra…’. Te pasan a toda hostia los créditos y a correr. El que quiera más que se escuche los discos de LOS DELTONOS, que ya tienen suficiente material en el mercado como para empaparse del grupo hasta las trancas. Y todos recomendables, cada uno en su momento, pero cada uno con su historia.
Bueno, pues a fin de despedir esta pequeña crónica del concierto dado esta noche en RADIO 3, decir que -en general- bien, bastante bien, a pesar de estar excesivamente serios. Les noté un atisbo carentes de complicidad y parecer de que lo estaban pasando bien. Al menos, el bataca y el bajo (que no han de estar pendiente de voces, por ejemplo) podrían echarse una miradita de vez en cuando, esa sonrisa, ese gesto de que toda marcha sobre ruedas… Sin mariconadas, conste, pero supongo sabéis a qué me refiero. Ese rollito de escenario. En fin, no se…, no verles como tan preocupados, ¿no?. En escena hay que emanar buen rollo; es decir, aquello de parecerlo además de serlo.
Otro tema. La afinación entre temas es como una maldición. Son segundos interminables, pero nada más terminar una canción hay que estar ya encima del personal, dando una ligazón total al show. Y este rollo de la afinación corta un huevo, crea un vacío que dura más de los que parece. Desconozco ahora mismo si esto tiene solución, pero es una cosa que habría que tener en cuenta a la hora de los directos, sobre todo en una movida televisiva como esta, en los segundos cuentan y de qué manera.
De cualquier forma, bien por LOS DELTONOS, aquel grupo tachado a nivel judicial como ‘grupo intelectualmente violento’ por el follón que tuvieron con su antigua discográfica. Pasaron años y -sin duda- todo les ha hecho cambiar. Antes facturaban más blues que ahora reconvierten en rock, al tiempo de notarles como más calmados, más reflexivos, más íntimos… Es curioso, esto me recuerda los buenos vinos de mesa, que con el tiempo mejoran. Pues nada, creo que tenemos DELTONOS para rato, pues siempre tendrán el momento para sacar su disco y nosotros para escucharlo y saborearlo mirando al lejano horizonte, tanto del mar como de una montaña. Y aquí, casualmente, tenemos las dos cosas. ¡Aúpa esos DELTONOS…!
Crónica por Aurelio Bolivar, fotos por Nano Ruiz.