En 1815, el convicto Jean Valjean es puesto en libertad condicional por el guardia de la prisión, Javert tras cumplir una condena de diecinueve años por robar una hogaza de pan y numerosos intentos de fuga. Valjean es expulsado de todos los pueblos, por su condición de libertad condicional. El obispo de Digne le ofrece comida y refugio, pero Valjean roba su dinero durante la noche. Es capturado por las autoridades cuando escapaba, pero el obispo les dice que el dinero se lo había dado como un regalo, asegurando la liberación de Valjean. Después de eso, el obispo le dice a Valjean que debe seguir el camino del bien. Por la amabilidad del obispo, Valjean rompe su libertad condicional y promete iniciar una nueva vida bajo una nueva identidad. Ocho años más tarde, en 1823, Valjean se ha convertido en propietario de una fábrica y alcalde de Montreuil-sur-Ver. Pero muy pronto va a tener que enfrentarse a su pasado.