LYNYRD SKYNYRD – Pronunced Léh-nérd`Skin-nérd
Hablar de la historia de una banda de Rock & Roll, o como en este caso la historia de uno de sus discos, puede suponer en muchos casos un cenagoso viaje por los suburbios fantasmales de una vieja historia envuelta en la niebla, en el caso que nos ocupa ocurrida hace mas de cuarenta años.
Todo empezó una tarde del verano de mil novecientos sesenta y cuatro, con una pelota de béisbol. Una pelota bateada por un joven Ronnie Van Zant que fue a impactar contra la cabeza de un espectador llamado Bob Burns, que presenciaba un partido en compañía de su amigo Gary Rossington. Burns quedó momentáneamente inconsciente y el bateador, percatado de lo ocurrido, corrió hacia la grada para disculparse. Ahí comenzó todo.
Pronunced Léh-nérd`Skin-nérd se publicó el trece de agosto de mil novecientos setenta y tres, nueve años después del pelotazo que dejó inconsciente a Bob Burns. En ese tiempo el Destino con su implacable y macabra mano de cartas fue juntando a los tres mencionados muchachos en calidad de cantante (Van Zant), baterista (Burns) y guitarrista (Rossington), con los guitarristas Allen Collins y Ed King, el pianista Billy Powell y el bajista Leon Wilkenson. Hay dos anécdotas que cabe destacar como dato interesante de cara a la grabación. Una es que a los pocos meses de entrar en la banda Wilkenson abandonó, justo antes de empezar a grabar. El puesto vacante de bajista en séis de las ocho canciones que componen el álbum lo cubrió King, que se vio obligado a dejarlo por invitación de Van Zant, alegando éste que era el peor bajista con el que había tocado nunca. A mediados de la grabación Wilkenson, recuperado ya de su crisis existencial, volvió a incorporarse a la banda por insistencia de sus compañeros llegando a tiempo para dejar su sello en el álbum grabando Mississippi Kid y apareciendo en la portada. De ésta forma pudo King volver a sus funciones guitarreras, para las cuales tenía bastante mejor mano. La otra anécdota es que hasta unos meses antes de preparar la grabación del disco, Billy Powell era pipa y organizador de las giras de la banda. Una tarde de mil novecientos setenta y dos, después de dejar todo preparado para una actuación de la banda en un baile de Bolles School en Jacksonville, Powell se sentó a tocar en un piano que había en una esquina de la habitación en la que se encontraban e interpretó su propia versión de Free Bird, al escucharle Ronnie Van Zant se quedó tan impresionado que se le acercó y le invitó a unirse a la banda como miembro oficial.
El álbum fue grabado entre marzo y abril de ese mismo año, producido por Al Kooper, afamado productor de la época, que se interesó por ellos tras presenciar una actuación de la banda a finales de mil novecientos setenta y dos en un club de Atlanta. Contaron con las colaboraciones de Robert Nix, baterista de la Atlanta Rhythm Section, tocando la batería en Tuesday`s Gone, el afamado percusionista Bobi Hall, que haría percusiones en Gimme Three Steps y Things Goin` On, el multinstrumentista de Blues y antiguo compañero de batallas de Kooper, Steve Katz grabando la armónica en Mississippi Kid y el mismo Al Kooper, que bajo el seudónimo de Roosevelt Gook, toca el bajo, el mellotron y armoniza coros en Tuesday`s Gone. Para la grabación la banda tuvo la difícil tarea de escoger entre su amplio repertorio las canciones que finalmente formarían su esperado debut, que fueron las siguientes:
1 – I Ain`t The One (Rossington – Van Zant) 3:51
2 – Tuesday`s Gone (Collins – Van Zant) 7:32
3 – Gimme Three Steps (Collins – Van Zant) 4:30
4 – Simple Man (Rossington – Van Zant) 5:57
5 – Things Goin` On (Rossington – Van Zant) 4:57
6 – Mississippi Kid (Kooper – Van Zant – Burns) 3:57
7 – Poison Whiskey (King – Van Zant) 3:11
8 – Free Bird (Collins – Van Zant) 9:08
Éstas canciones, para el momento de entrar al estudio tenían un rodaje tanto de directo como de ensayos muy considerable. Hay que destacar que sus sesiones de ensayos en la llamada Hell House, que era una antigua granja en mitad de un bosque situada a treinta kilómetros al sur de Jacksonville, eran auténticos maratones. Sesiones de hasta dieciséis horas y en muchas ocasiones, el bajista y el baterista, se tenían que quedar hasta séis horas más obligados por el líder Van Zant, quien afirmaba que ambos instrumentos para una banda eran como los cimientos para una casa, si fallaban ellos, fallaba todo, con lo cual tenían que sonar como si fueran uno solo y que si no eran capaces de conseguirlo tendría que buscarse a otros dos que lo consiguieran. Las canciones hablaban de historias cotidianas, lugares que había visto, cosas que había hecho, su filosofía para escribir siempre fue que “si lo que compones trata de historias reales y verdaderas, lo tienes mas fácil para conectar con la gente”.
I Ain`t The One es un medio tiempo de riffs muy trabajados que de mano pueden tener una cierta reminiscencia a la llamada Invasión Británica que sufrieron los States en los 60´s, década en la cuál nuestros protagonistas eran adolescentes y todo lo que vieran o escucharan por entonces tendría gran repercusión en su futura carrera musical. En la introducción ya se puede apreciar la influencia que Eddie Kramer ejerció en el productor Kooper, con los juegos del balance, al estilo de los discos de Jimi Hendrix. En la letra Van Zant cuenta la clásica relación entre un chico adolescente con su chica y su ingenuidad frente a las normas establecidas.
Tuesday`s Gone es una de esas canciones que pasan a la historia quieran o no quieran. Clásica balada sureña de herencia country, que habla de esas aspiraciones egoístas o personales, según como se mire, de un joven soñador que quiere emprender un viaje sin rumbo dejando todo atrás, hogar, familia y novia. Ésta canción se puede decir que fue el capricho de Al Kooper, pues es donde mas mano pudo meter en cuanto a arreglos y producción, de hecho la sección rítmica corrió a cargo del propio Kooper al bajo y Robert Nix a la batería.
Gimme Three Steps fue el primer sencillo del álbum y pasó bastante desapercibido, no llegando a entrar en las listas de éxitos. Nos vuelve a traer la influencia británica en su riff mezclada con los solos de guitarra de dobles notas tan clásicos del Country y del Country Rock. En la letra Van Zant nos cuenta la historia de un día que estaba bailando en un bar con una chica y apareció el hombre de ésta con una pistola en la mano, “Dame tres pasos Señor, dame tres pasos hacia la puerta, dame tres pasos y no me verás más”
Simple Man es una de las grandes páginas escritas en la historia del Rock & Roll. Tres acordes tan solo le bastaron a esta preciosa balada sureña, para crear uno de los grandes himnos de América. En la letra Van Zant profundiza en las enseñanzas de la vida que le transmitió su madre, basándose éstas en la honestidad consigo mismo y en la sencillez humana sin depender de la riqueza material.
Things Goin` On tiene un aire Boogie Woogie otorgado por el piano que parece la banda sonora de un Western moderno. En la letra el carismático líder se pone serio, cargando su odio contra la clase política “Demasiadas vidas malgastadas en el océano, demasiado dinero derrochado en subir a la luna”. No podía entender como un gobierno puede anteponer el envío de un hombre a la luna o librar una guerra, a alimentar al pueblo hambriento.
Mississippi Kid es un corte acústico country-blues de gran herencia Hillbilly, donde cuenta la clásica historia de un chico del Mississippi que va en busca de su mujer y quiere problemas con nadie pero no camina sin sus pistolas. La mano del productor se hace ver en los arreglos, con la armónica de Steve Katz y con el juego del Stereo, donde al escuchar puedes ubicar a los músicos repartidos por la habitación en que se encontraban.
Poison Whiskey es el aporte compositivo de Ed King al álbum. Se puede decir que es una de esas canciones que definen el estilo de la banda con la primera nota que suena. El riff muy de la casa, domina una composición donde Van Zant habla de los estragos que puede causar el abuso del Whiskey en la vida de las personas. Ni que decir tiene que no predicaban con el ejemplo.
Free Bird fue el empujón que situó a la banda en el primer peldaño de la fama, aunque sin llegar a dar aún el gran salto. Digo ésto porque mientras que ni el antes citado single, ni el álbum tuvieron apenas repercusión en las listas de éxitos (a pesar de superar por entonces las cien mil copias vendidas), durante la gira de presentación del Pronunced, Free Bird sonaba en todas las radios y los medios de comunicación la elogiaban. Dedicada al guitarrista de los Allman Brothers, Duanne Allman, fallecido en accidente de moto en mil novecientos setenta y uno. Una hermosa introducción de órgano y guitarras acústicas que dan paso a un evocador slide y a la melancólica voz de Van Zant despidiéndose de su amor, “porque ahora yo debo viajar pues hay muchos lugares que tengo que ver, pero si permaneciera aquí contigo nena, las cosas ya no podrían ser lo mismo”. Cuenta la leyenda que la primera frase, ese “Si me fuera mañana ¿me recordarías?”, fue lo primero espetó un día la novia de Allen Collins al volver éste a casa, él se lo comentó al día siguiente a Van Zant y ahí se comenzó a gestar todo. La canción tiene una curiosa estructura, los primeros casi cinco minutos es una hermosa balada sureña, evocadora, cargada de sueños e ilusión y cuando otra canción cualquiera tocaría a su fin, Free Bird se desmelena y da paso a un solo de guitarra de algo más de cuatro minutos, donde Allen Collins desplegó toda su artillería de recursos en favor de uno de los momentos mas gloriosos de la historia del Rock & Roll.
La grabación transcurrió no sin las habituales controversias que caracterizaban a la banda o mejor dicho al carácter de Ronnie Van Zant. Kooper era un hombre de enérgica y terca personalidad y se dio de bruces contra un muro llamado Ronnie Van Zant en varias ocasiones, aunque la mas célebre quizás fuera cuando el productor manifestó su disconformidad con respecto a los arreglos de la gran Simple Man, el bravo cantante le acompañó hasta el coche y con su tradicional simpatía sureña le echó del estudio diciéndole que “cuando hayamos terminado ya te llamaremos”. Obviamente y por suerte para todos este tipo de circunstancias fueron calentones momentáneos y ambas partes pudieron llevar a buen puerto el trabajo que tenían entre manos. La banda tenía un puñado de muy buenas canciones y Kooper tenía un amplio conocimiento de técnicas modernas de grabación y producción de la época y entre todos consiguieron que esas canciones formen parte de la vida de cientos de miles de personas de todo el planeta, mas de cuarenta años después de ser concebidas y grabadas.
Comentario por Alejandro Piélagos