MEDUSSA son una banda que saben cómo, cuando y hacia dónde moverse, y a todo lo que hacen, le ponen mucho mimo y dedicación. Lo que hace cosa de 6 años era un “a ver que hacen éstos” con cierta incertidumbre, ya que estamos acostumbrados a los conciertos con cantante, se ha convertido en una de las bandas más sólidas y respetadas de la escena cántabra.
Ésto no solo es la opinión de una servidora, también Frop! Magazine considera que son una de las bandas de post rock nacional a tener en cuenta, junto con el Altar del Holocausto y Deriva entre otros:
https://www.fropmagazine.com/post/10-bandas-de-la-escena-post-rock-de-espa%C3%B1a
Como hemos comentado en la crónica de los Deltonos (¡A fisgar nuestro Daily Bugle!), Medussa es otra de las bandas que se han atrevido a montar un concierto especial en diciembre y ya no solo especial por las fiestas propias del mes, si no porque iba a ser en formato acústico-eléctrico, e iba a tener lugar en un local referente para la cultura de Santander como es el Café de Las Artes Teatro.
Como incentivo para adquirir las entradas de forma anticipada, la banda anunciaron que las primeras 50 entradas se llevarían “regalito” a casa, de un lienzo del guitarrista de la banda Fernando Navarro, que molaba un huevo y parte del otro (con certificado de autenticidad y todo, ¡qué nivel Maribel!). Los “Medussos” consiguieron crear un auténtico ambiente de teatro, ya no sólo por los asientos en diferentes alturas, si no por los roll-ups que aunque de tamaño eran grande, estaban colocados de forma muy elegante, junto con una iluminación acertadísima para el evento, y la colocación de los músicos a modo de semicírculo. En cada butaca también colocaron una hoja en la que por una cara estaba impreso el dibujo de Fernando, y por otra el set list del concierto con la tipografía que les caracteriza. Te lo querías llevar todo a casa.
Fue tal el ambiente que crearon, que al principio el público no se atrevió a hablar nada, e incluso dudaron si aplaudir o no en los dos primeros temas, por si se cargaban la magia del directo. Pero eso duró poco, ya que aunque el concierto estaba anunciado como acústico-eléctrico, en mi opinión salvo porque estábamos sentados y no distorsionaron el sonido, por lo demás fue un concierto con una potencia como a la que nos tienen acostumbrados. Vamos, que no fue un concierto acústico al uso. Una auténtica delicia poder escuchar tan de cerca y en un formato tan íntimo cada matiz de sus canciones, siendo muchos, los que no pudimos evitar (ni ganas de evitarlo) cabecear durante nuestros temas favoritos durante más de una hora y media. Además, la banda anunció pocos días antes que contarían con un invitado especial, que se trataba exactamente de una invitada: la violinista de Crystalmoors, Irene Filandera, la cual enriqueció un montón el sonido del conjunto.
Sé que muchas veces repito el mismo mensaje, pero es que cada día estoy más convencida de que no siempre somos conscientes de la gran cantidad de gente con tanta inquietud y talento que tenemos como vecinos.
Crónica, fotos y vídeo: Álex Kennedy.