JUSTICIA: Trust Freebird es un álbum increible que merece una y mil noches como la de ayer. El teatro Concha Espina se rindió a los pies de Mehnai y su banda en uno de los conciertos más emocionantes que recordamos haber vivido.
No hay escenario lo suficientemente grande como para contener a Mehnai. Ayer por segunda vez Trust Freebird se vistió de largo. Aquella primera y lejana ocasión debió haber quedado registrada en película para su posterior edición, pero un fallo en la grabación del sonido hizo que la palabra “irrepetible” tomase todo su sentido. Especialmente para los que no pudimos estar allí y nunca nos hemos arrepentido lo suficiente de haber cambiado aquella noche por lo que fuese que estábamos haciendo. Poco sabía aquella Carmen del viacrucis que le tocaría recorrer descalza, poco sabíamos nadie.
Mehnai dice que el Karma te quita y luego te te devuelve el doble. De tanto gritarle al viento que nos devolviese ese concierto surgió este y unas lágrimas se lavaron con otras. Acompañada por su banda, formada nada menos que por Rodri Irizabal a la bateria, Carlos Gutierrez al bajo y Sigfrido Sámano al piano comenzó la primera parte del repertorio bastante centrada en Grab it While It is Hot, con un sonido desnudo que se iría arropando poco a poco según el piano se cambiaba por el teclado y aparecía en escena el cuarteto de cuerda Aquattro con Marta Tazón al cello, Cristina Fernández en la viola, Alicia Fulgueira y María Gómez en los violines. Mientras tanto, como ya hemos visto en los conciertos de “Muertos de Hambre” Yeyo iba completando un lienzo que apostaba por seguir teniendo pájaros en la cabeza: “Una mente libre puede volar”, debe hacerlo. Parece increíble, pero es cierto que lo visto anoche sea fruto de ratos libres entre otros quehaceres más lucrativos. Incluso algunas de las trabajadoras del teatro estaban comentando haber visto pocas cosas a ese nivel en aquellas tablas.
La colección de momentos preciosos es interminable, pero se me vienen ahora a la mente “Hope is All We Have”, y “A Problem of Self Esteem” por su potencia, o el que fue probablemente el punto más frágil de toda la noche con Carmen interpretando sólo con el cuarteto una versión impagable de “Feel so Different” de Sinead O’Connor. Me rompí del todo en “The Bible” y no acabé de recuperar el aliento hasta que entre risas y sollozos nos invitó a corear el “Wonderful Life” de Black. Salté del asiento cuando escuché que Gema de The Spanish Peasant y Joe Ventisca & the Huckleberries iba a subirse a cantar en Red (Espero pronto el partido de vuelta con Mehnai cantando el otro Red en el campo de Gema). Como es tan maga con las palabras definió el momento mucho mejor de lo que yo podría hacerlo “Si no lo hago me muero de ganas, si lo hago me muero de una taquicardia”.
Dicen que una persona no puede bañarse dos veces en el mismo rio. Que le pregunten a Mehnai lo que ha cambiado Carmen y lo que ha cambiado el río en este último par de años. Me entretuve pensando en un pliegue temporal en el que los dos conciertos de presentación de Trust Freebird se juntasen en uno solo, imaginé el lazo engullendo el amargo trago intermedio. No es extraño que todo el mundo terminase con un nudo en la garganta y los ojos humedecidos. Lo de anoche fue más que música, fue una celebración de la vida, un aplauso colectivo por saber que seguimos en pie pese a los golpes. Gracias Mehnai. Tu voz, tus canciones, tu lucha, tu sonrisa, tu entereza, tus palabras nos inspiran para ser mejores personas.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Oskar Sánchez.