Hablo con mi madre por teléfono antes de salir para el sarao que hemos montado este fin de semana. Me dice que lo pasemos bien. Suspiro con un poco de agobio. Me quedo pensando que en en realidad es mucho más que eso. Evidentemente todo el esfuerzo va dirigido, de alguna manera, a disfrutar. Si no, ¿Qué sentido tiene? Por el camino se mezclan otros muchos sentimientos, entre los que figuran los nervios, el miedo, la ansiedad y la impaciencia, y al día siguiente una extraña sensación de logro. De haber aportado un poco de lo que tienes dentro al resto de la gente que te rodea.
La función comienza, para nosotros, a las dos de la tarde. Con un montón de semanas previas de trabajo burocrático, gestiones con el ayuntamiento y reuniones de coordinación y organización entre los miembros de la asociación, y varios grupos de whatsapp mandando avisos cada minuto. El camión escenario entra por la puerta por los pelos, primera prueba superada. Nos montan los baños químicos. Aparece la gente de Rescate Perrines, con la que colaboramos, para montar la barra. Parece que la instalación eléctrica aguanta el tirón y respiramos. Los grupos aparecen puntuales. Comienzan las pruebas de sonido. Mostramos a los burgaleses el camino a su hotel. Llegan las responsables de catering. Descargamos otra furgoneta. Hay que poner las mesas de merchandising y stuff crossing. ¡Cuidado que me pisas la manguera! Aparece el Escuadrón Montañés con una armadura de Storm Trooper. Siete de la tarde, mi teléfono dice que ya he caminado 10.000 pasos de un lado a otro de la pista y que eso es fenomenal para mi corazón.
Un par de semanas antes del concierto nos contactó un grupo de chavales del pueblo que acaban de montar su primera banda. Se llaman Seaweed y al escuchar su historia nos pareció que encajaba perfectamente en lo que queríamos hacer. La asociación tiene dos cosas claras, la primera es que si recibimos pasta pública por parte del ayuntamiento lo justo es que gastemos la mayor parte en el entorno cercano, osea redistribuir los impuestos entre los contribuyentes. De igual manera, pensamos que un festi es un beneficio para el pueblo, nos trae visitantes que podrían estar otro sitio gastando su tiempo y su dinero y nos regala un flujo cultural muy interesante… pero no se puede quedar ahí la cosa, lo que realmente queremos es que el gusto por la música, y por tocar en directo crezca aquí también… por eso, si vemos semillas, nuestra obligación es regarlas. Técnicamente fue posible gracias a que tanto Sonido Directo, como The Long Jhons Band entendieron la situación a la primera y pusieron tanta disposición e ilusión como nosotros, prestándoles todos los amplis y batería para que pudieran tocar unos temas. Por su parte Seaweed nos sorprendieron con un puñado de versiones clásicas que fueron desde AC/DC hasta Rage Against the Machine, pasando por un Breaking the Law de Judas Priest al que se unió Raul Galván de Emboque de manera completamente improvisada, ya que ellos están aun en formación y no tienen cantante. Si le siguen dando duro les deparamos un interesante futuro, ya que sonaron muy guay teniendo en cuenta su juventud.
La primera parte del festi estaba marcada por el blues rock. Queríamos hacer un cartel amable y fácilmente asimilable por el público de fuera de la escena, así que nos pareció que tirar de la cuerda más clásica era un acierto. Así resultó. Tanto The Long Jhons Band, en formato quinteto, como Moikave en trío hicieron a la gente bailar y crearon el ambiente perfecto para la primera hora de la tarde. Mientras, nosotros lidiábamos con un automático rebelde que echó abajo la plancha de bocadillos durante una hora. Creo que ambas bandas fueron una sorpresa para mucha gente, y es lo que pretendíamos. Más de uno se fue con un disco bajo el brazo. Ese es el trabajo que nos hemos planteado. Con el mismo presupuesto, un cartel diseñado de otra forma hubiese atraído, probablemente, a más cantidad de público, pero nosotros estamos del lado de la calidad, y por otro lado queríamos medir bien el espacio y el uso de los recursos (barra, aparcamientos, protección civil), de cara a ir creciendo en futuras ediciones, pero teniendo todos los elementos controlados al máximo posible. Así que para nuestras previsiones, el continuo ir y venir de curiosos, fue perfecto.
Nuestra banda visitante son viejos amigos de muchas batallas. Sus giras mexicanas les han dado mucha solvencia y son ya seis discos a sus espaldas, si no me fallan las cuentas. De todas formas el rock es picar piedra, y de nuevo fueron sorpresa para gran parte del respetable que se encontró con su explosiva mezcla de estilos y su derroche de energía en escena, que culminó con la ya conocida versión de Cielito Lindo que dejó a más de uno con cara de WTF. Javi me contó entre bambalinas novedades jugosas de las que aun no puedo contar ninguna, pero os recomiendo seguir la pista a Cronómetro en redes, a lo mejor un día de estos tenemos que decir… te acuerdas cuando tocaron en Requejada?
Como digo, nuestra idea para este festi era pisar sobre seguro, y una apuesta segura en todos los sentidos era cerrar con Emboque, por su solvencia en directo, por la simpatía que despiertan ante todo el mundo que está metido en la música en Cantabria y por la larga amistad que nos une. Cuando uno se mete en un jaleo de este tipo lo mejor que puede hacer es rodearse de ese tipo de gente que en lugar de crear problemas, ayudan a solucionarlos. Como no podía ser de otra manera el concierto fue un éxito, con mogollón de gente coreando cara letra, y curiosamente, los nuevos temas como momentos álgidos. Para cerrar un bis homenajeando el Burn de Deep Purple que nos puso los pelos como escarpias.
Lo de anoche ha sido un auténtico éxito, que salió de la mejor de las maneras posibles. Esperamos haber hecho una pequeña muesca en la historia de este pueblo y que ello nos permita seguir trabajando e intentando devolver a nuestro entorno cercano lo que hemos ido aprendiendo aquí y allá durante todos estos años.