El domingo 18 de septiembre tuvimos el enorme placer, de la mano de Madness Live, que nos facilitaron amablemente la acreditación necesaria para cubrir el evento, de encontrarnos con una sesión grandiosa de Death Metal progresivo, de las de hacer la boca agua a cualquier fan del género. Con el bendito regusto, eso sí, lejano, de aquel concierto de Obscura, en 2019, en el que presentaban su celebrado álbum Diluvium, Pasamos a la presentación del nuevo álbum de Obscura, A Valediction.
Personalmente, tenía muchas ganas, y no fui el único al que le sucedía esto. La cola que había en la puerta de la Copérnico demostraba que no iba a sobrar sala. Al entrar, reconozco que me sorprendió la remodelación que ha sufrido la sala, haciéndola, creo, más funcional y amplia. Pudimos cotillear el escenario, que ya estaba montado y vimos cómo se veía preparado un sistema de luces que presagiaba algo bueno, los Kemper… Todo listo para lo que se avecinaba, en breve.
Saltaron, por fin, los Disillusion al escenario de una sala aún fría. Había audiencia pero no todo lo que vendría después y costó coger el ritmo. El comienzo de la actuación acompañaba esa frialdad. Mucha oscuridad, la voz que todavía no se llegaba a escuchar todo lo bien que se esperaba, pero no había de qué preocuparse, porque el concierto fue de menos a más. Las luces de las que hablábamos al principio, se desbordaron en colores y dinamismo, hasta crear un escenario precioso, espectacular. La interpretación de Disillusion, lo mismo, acompañados por esa Aurora Boreal de luces, se vinieron arriba y lo que fue oscuridad y frialdad se tornó luz tórridos temas, interpretados con maestría y poder.
Finalmente, me rindieron. Me quité el sombrero ante esta banda que me parece muy original, con gran personalidad y en la que destacaría a su batería, que dio un recital de maestro. Añadiría que el esfuerzo y el detalle del sistema de luces propio, en una banda que abre la noche y toca con la batería de los pobres, se agradece y dice mucho de la mentalidad de estos señores, que saben lo que hacen; y lo que hacen, lo hace muy bien. En el set interpretado, destacar el tema de cierre, Tormento, de su próximo trabajo, Ayam, cuya salida está prevista el 4 de noviembre.
No tardó en salir Persefone. Lo primero que me llamó la atención fue la ausencia de las luces que habían lucido tanto en la actuación anterior. Un ambiente oscuro, cargado de humo, que todo hay que decirlo, olía muy requetebién a una mezcla de madera y chocolate, creo; que nos acompañó ya, toda la noche. Fue un cambio, ya que si bien, el nivel de intensidad había subido según avanzaban en su set, Disillusion. Con Persefone, una descarga brutal estalló desde el minuto inicial.
Desgranaron el setlist a que nos tienen acostumbrados en esta gira. Esto es, comenzaron con The Great Reality ¡Todo un trallazo! Que pilló a los asistentes, ya calientes. Captaron la atención de inmediato. La oscuridad, antes comentada, solamente desgarrada por los cañones de focos blancos y los led criminales, detrás del escenario, creaba el ambiente perfecto para la pieza y las que vendrían a continuación, porque no tardaría en llegar Stillness Is Timeless. Más progresivo, muy técnico, elegante que apenas dio respiro con sus fases acústicas y su larga duración. Hecho este que careció de toda importancia porque disfrutamos de cada acorde y lo que no queríamos era llegar al “chim-pon” final de cada tema.
Violentamente se abalanzaba sobre nosotros Prison Skin. Tema en el que las guitarras lucen por sí mismas y los dedos que las pulsan. Te elevan como en esas nubes de humo con olor a chocolate y madera que ascendían hacia el techo del local. Me gustaría hacer una mención aquí, por el inmenso trabajo que desarrolló durante toda la actuación, a Sergi Verdeguer, batería de la banda. Esta merecida mención, la quiero hacer extensiva a los dos baterías restantes, porque los tres son bastiones en sus respectivas bandas.
Era el momento de situarnos en el presente y atacar el nuevo disco, Metanoia, con su tema Merkabah. Es este un bonito tema, emotivo pero no desprovisto de potencia que nos presentaban esta noche. Vuelta a 2017 y a Aathma, para regalarnos Living Waves. El segundo y último tema de Metanoia, de la noche, Katabasis, casi cerraba el set, porque no quedaba tiempo sino para un final apoteósico, con Mind as Universe. Con las dos guitarras en la pista, entre el público, fue el punto que acabó por desbordar las emociones hacia este lujo de banda. Al terminar, hubo un divertido homenaje de la propia banda a su vocalista Marc Martins Pia por los servicios prestados y el hecho de que se encontrara en casa, lo que acabó con el bueno de Marc cómo los toreros, a hombros.
El momento había llegado y Obscura comenzaba su show. Y lo hacía con Forsaken, utilizado para abrir esta toda esta gira y primer corte de su nuevo álbum A Valediction. Excelente manera de arrancar lo que fue un soberbio espectáculo donde las guitarras de Steffen Kummerer y Christian Münzner, haciendo diabluras armonizadas, unidos al mencionado batería David Diepold y su bajista Jeroen Paul Thesseling, nos hicieron volar muy alto. Solaris, también nuevo tema, sonó a continuación. El olor a madera y chocolate, continuaba, pero la iluminación había cambiado. Un escenario más luminoso y colorista, se nos presentaba. La guitarra ESP roja de formas picudas y agresivas, con el logo de la banda en su décimo segundo traste, lucía majestuosa. Tañida por Steffen Kummerer, sonaba magnífica y demoledora.
Vinieron a continuación dos temas de anteriores trabajos. Ocean Gateways, de su álbum Omnivium y Emergent Evolution de su álbum Diluvium. En la primera, la voz gutural sobre una base de cuerda no excesivamente grave, se hacía más presente y tenebrosa, al mismo tiempo que mantenía esa pesadez tan agradecida ¡Un temazo! La segunda, más progresiva y jazzera, pero igualmente potente. De hecho, durante casi todo el rato que estuvieron en el escenario los Obscura, en la pista se producían pogo tras pogo que la amplitud de la sala permitía, sin molestar las primeras filas en que estábamos trabajando por mantener el pulso con las cámaras.
Es tiempo de volver a Valediction con el tema que da nombre al LP, A Valediction y Devoured Usurper. Lo que desata la emoción entre los asistentes, porque el primero es un tema pegadizo donde los haya. Pegadizo y que te llega, es reconocible y te pone en marcha. El segundo no se queda atrás. Más pesado y lento. Damos un salto al pasado y suena un clásico de esta banda, The Anticosmic Overload, seguido de Orbital Elements, este ya, de los nuevos. Estábamos todos cegados con este derroche de fuerza y ganas. Era evidente el disfrutar de la banda, mientras los compañeros de fatigas, que tienes al lado, abajo, permanecían con la mirada clavada en estos, monstruos ”obscuros”.
Suenan los primeros compases de Universe Momentum, de Cosmogenesis y es que Obscura tiene discografía para tirar de ella toda la noche y seguir mañana. Avanzan desde aquel 2009 a 2016 y su entrega Akróasis para ofrecernos el tema homónimo. Se empieza a vislumbrar el final de la noche y el último bomboncito (insistiendo en el olorcito a madera y chocolate que a mí ya me estaba provocando un poco de hambre) es When Stars Collide, nuevamente de su última entrega. Con él, dejan a todos boquiabiertos mientras se retiran sonrientes, sabedores de que no nos íbamos de allí, tan fácilmente.
Para los bises, han escogido dos temas. Septuagint de Omnivium e Incarnated de Illegimitation. Dos temazos de 2011 y 2012, respectivamente, ya, entre los tops de su discografía y que nos saben a poco. Hemos disfrutado trece temas, trabajados, complejos, complejos, preciosos y se nos ha ido la noche tontamente, en un suspiro, de chocolate y madera. Queriendo más de las tres bandas pero comprendiendo el imposible, volvemos al hogar, porque además el amenazante lunes se cierne en el horizonte y la mayoría tendrán que dormir deprisa; no sin antes comentar la jugada, como debe ser; eso sí, acunados por el recuerdo de esta noche completa donde han brillado, especialmente, los baterías y en general Disillusion, Persefone y de manera superlativa, Obscura ¡Gloria a la trilogía que con A Valediction comienza! y gracias a Madness Live por propiciar este evento y permitirnos compartirlo con todos vosotros.
Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.