FUERA COMPLEJOS
Este podría ser un buen titular para describir lo que sucedió el pasado viernes en la Sala Niágara, dónde la intensidad y la contundencia fueron la piedra angular sobre la que orbitaba todo y todos los allí presentes. Un público nutrido en su mayoría de gente joven, cansado se está de escuchar que los jóvenes no asisten a conciertos, hizo que la sala entrara en calor con una entrada más que aceptable, pero la juventud tanto de asistentes como de miembros de las bandas pasó a ser algo anecdótico.
Ojo Pipa es de esas bandas que te dejan clavado al suelo, y es que el dúo torrelaveguense es de las propuestas más originales que han pisado territorio regional, con un sonido cimentado en el rock alternativo de los 90, entre el punk o el garage hasta un grunge lánguido y casi lo-fi que tan bien sienta a nuestra escena. El grupo salió disparado a hacernos botar y para el tercero de los ocho cortes de su set list, canción llamada Burbuja, ya lo habían conseguido. Tras Burbuja, los de Torrelavega mostraron otro registro con Tarta de Galletas, que en ocasiones recordaba a los Pixies más primigenios, alternando medios tiempos con abrasiones eléctricas de todo tipo. Este hecho marcó el punto central del concierto, a partir del cual se sucederían temas que nos acercarían a bandas como Flat Dúo Jets en algún pasaje de la canción Jari de la yaya u otros que harían corear a todos los fieles congregados en la sala como fue en el caso de Tortilla de patatas. Un final enérgico colocó la guinda al pastel y nos dejó con ganas de seguir viendo a este grupo sobre las tablas.
De sobra se venía intuyendo ya en la prueba de sonido que Favx venía a tirar abajo la sala con un nivel de decibelios que hizo sudar la gota gorda al limitador. El trío madrileño demostró una vez más por qué es una de las bandas que más está dando que hablar en el panorama nacional e internacional con un set list que únicamente se detuvo para afinar durante unos minutos y que no aceptó bises de ningún tipo, la banda nos golpeaba cada vez con más fuerza y rabia. Un inicio muy en la línea ruidista de Sonic Youth nos iba presentando canciones sobre las que se cernía cierta oscuridad con estructuras rítmicas que basculaban entre el punk y el post-punk de bandas como Fews o FlatWorms. Llegó el turno de “Vanilla”, el single que presenta su último trabajo “Welfare” y que generó la explosión de aquellos más cercanos a la banda, que no dejaron de dar saltos. Todo transcurría según lo previsto, la banda iba manejando a la perfección la intensidad, resaltando el mensaje que transmitían las voces, de manera directa, con letras que cuestionan diferentes aspectos de la sociedad actual así como se quejan en muchas ocasiones del inmovilismo, de un futuro poco esperanzador y que reivindican la voz de una generación sin complejos.
Termina el concierto, te pitan los oídos. ¿Quién dijo miedo?.
Crónica y fotos de Curro Gallego-Preciados.