Una versión previa de esta misma reseña empezaba diciendo que nos encontramos ante el tercer disco de “estos Opeth”. La mandé a la papelera de reciclaje porque en el fondo creo que todo eso de la nueva etapa es un poco mentira. Opeth es una banda en continua transformación y a estos sonidos que aun le causan algo de desasosiego a la parte más pura de nuestro negro corazón, llevan asomando la patita de manera clara al menos desde Ghost Reveries. Así que tal vez sea más correcto pensar en Heritage como un disco de reafirmación antes que en uno de ruptura.
Cierto es, sin embargo, que el lenguaje setentero se ha ido asentando y afianzando en ellos durante esta segunda década del siglo XXI. De hecho, es probablemente Sorceress el trabajo en el que más compactos nos llegan todos esos recursos. La banda suena mucho más a rock y menos a metal, no sólo en cuanto al enfoque de las composiciones, si no también en cuanto a la producción y a la interacción de todos los elementos. La voz explorando todo la expresividad en sus timbres limpios, las baterías con sonidos mucho más orgánicos, y más afianzada la interacción entre guitarras y teclados, con solos mucho más ácidos que beben a partes iguales del prog y el hard rock clásicos; desde King Crimson hasta Deep Purple. Todo ello salpicado de sonoridades orientales aquí y allá y con recesos acústicos que parecen inspirados por Nick Drake.
Tan claro parece que Sorceress es otro gran disco, como que no es sencillo acabar de hacerse con él. Podríamos pensar que este acercamiento a sonidos “más amables” crearía canciones más asumibles a la primera, pero el disco está lleno de subidas y bajadas de intensidad, y tiene más recovecos de los que se aprecian a simple vista, así que necesita tiempo, dedicación y atención a los matices.
Creo que el arte de la portada dice mucho sobre la banda y su camino. Opeth se yergue como un pavo real que extiende las plumas orgulloso mientras se alimenta de restos muertos. Seguramente el Death Metal sigue ahí en su médula, pero ahora nos están dejando ver otros colores. Nos han entregado ya una docena de discos y sin embargo seguimos curiosos por conocer hacia donde se dirigirán sus pasos en el futuro.
Comentario por Oskar Sánchez
Fotografía por OPETH