Tod@s los que estuvimos el pasado jueves en la sala Santana coincidimos en describir lo vivido con una sola palabra: Barbaridad!!! La lección de buen hacer que dieron Opeth junto con un sonido perfecto hace que el concierto entre directamente en mi top personal de mejores conciertos vistos hasta la fecha y creerme que son unos cuantos, era la segunda vez que veía a la banda sueca, pero tenía ganas de quitarme la espina, porque en la anterior visita a la sala Santana, (curiosamente también en noviembre pero del año 2011), me dejaron con sabor agridulce, sonaron increíbles pero fue en la gira del Heritage y el setlist no fue tan memorable como en esta ocasión, además vinieron con Pain of Salvation de teloneros (mi banda favorita) que solo tocaron 25 minutos, pecado mortal y cabreo que todavía me dura, pero con el conciertazo que se marcaron esta vez queda todo perdonado.
Entre en la sala con el concierto de Voivod ya empezado, la sala todavía estaba a medio gas con la gente llegando a cuentagotas (un concierto entre semana es lo que tiene). La veterana banda Canadiense de thrash metal con toques de metal progresivo tuvo buen sonido, los fans de la banda que ocupaban las primeras filas quedaron satisfechos pero creo que si no les controlas (como es mi caso) no terminas de entrar del todo en su propuesta, sobre todo la voz de Denis Belanger me pareció muy plana, sin partes melódicas que te engancharan, eso si la base rítmica compuesta por el bajista Jean-Yves Thériault y el batería Michel Langevin es una apisonadora y el guitarrista Dan Mongrain ataviado con camiseta de Rush fue lo que mas me gusto, aunque a mí personalmente no me terminó de convencer, la gente se fue calentando y acabo ovacionando a Voivod tras 45 minutos de concierto.
Opeth están de gira celebrando su 30 aniversario, en realidad cumplen 32 pero si tenemos en cuenta que los años 2020 y 2021 no cuentan….. Para la ocasión la propuesta de la banda fue clara desde el principio en la gira iban a tocar 13 temas, uno por cada disco de estudio de la banda, los propios fans ayudaron a configurar el setlist. El planteamiento del concierto me recuerda al magnifico directo desde el Royal Albert Hall que lanzaron con motivo de su XX aniversario.
La sala presentaba una muy buena entrada, puntuales arrancaron con Ghost of Perdition (Ghost Reveries 2005), desde que se escucho a Mikael Akerfeldt cantando con su característico growl “Ghost of mother…” a mi ya me tenían ganado, la puesta en escena fue bastante sobria un cartel con el nombre de la banda de fondo y un buen juego de luces pero lo importante fue el sonido que fue perfecto durante todo el concierto dejando apreciar todos los matices y las capas que la música de Opeth merece.
El segundo tema en sonar fue Demon of the Fall de su tercer disco My Arms, Your Hearse (1998), seguido del mas actual Eternal Rains will Come del Pale Communion (2014), destacar que ningún tema en ningún momento del concierto se quedo fuera de sitio, es decir, que tocaran el tema que tocaran, da igual de que época o de que año de la carrera de Opeth no se sentía fuera de lugar, sonó todo con una coherencia increíble, muy pocas bandas con una trayectoria de 30 años pueden defender un tema de cada uno de sus discos con la dignidad que lo hizo Opeth.
Under the Weaping Moon de su primer disco Orchid (1995) fue el siguiente tema en sonar, era muy difícil desde mi posición apartar la mirada de la forma en la que toca el bajo Martin Mendez que lección dio, espectacular durante todo el bolo. Es bien sabido la bis cómica del bueno de Mikael Akerfeldt, entre canción y canción soltaba un monologo, conto lo mucho que le gusta Bilbao y lo que llueve en esta ciudad, la gente le coreaba al nombre de Mikel, Mikel, bromeo con que tiene muchos nombres al igual que Satán, muchas risas. Los siguientes temas en sonar fueron mas tranquilos: Windowpane (del disco Damnation 2003) y Harvest, este fue el único pequeño pero que le pongo al setlist del concierto, que del Blackwater Park (2001) sonara Harvest en vez de Bleak o Drapery Falls por ejemplo.
Mikael presento el siguiente tema en sonar, Black Rose Inmortal de su segundo disco Morningrise (1996), diciendo que era el tema mas largo de la carrera del grupo y que si queríamos nos daba tiempo a ir a casa cenar y volver sin que el tema terminara. Es increíble la capacidad del grupo de hacer fácil lo difícil, todas las partes que componen el tema sonaron perfectas, el nuevo batería de la banda Waltteri Väyrynen (Paradise Lost, Bodom After Midnight) estuvo a gran altura durante todo el concierto a pesar de llevar tan solo desde septiembre en la banda.
Burden (Watershed 2008) hizo que ambos guitarristas se lucieran, el nivel de Fredrik Åkesson y del propio Mikael Åkerfeldt como guitarristas es de otro planeta, para dar paso al tema escogido de su disco Still Life (1999) The Moor trallazo que nos dejo a todos boquiabiertos para ese momento la banda estaba lanzadísima, The Devil´s Orchard de su álbum mas discutido Heritage (2010) no desentono y sonó tan potente y vibrante como cualquiera de los otros temas. Con el tema Allting Tar Slut de su ultimo disco In Cauda Venenum (2019), cantado en sueco con buenos coros del guitarrista Fredrik y del teclista Joakim Svalberg que acompaño a todos los temas dándoles un cuerpo y unas texturas increíbles, se despidieron aunque todos sabíamos que quedaban 2 temas.
Sorceress titulo homónimo de su disco del 2016 fue el tema con el que arrancaron los bises sonó brutal en directo con muchísima mas fuerza y mas mala ostia que en el disco. El concierto termino tras 2 horas y cuarto de puro éxtasis musical con el también homónimo Deliverance (2002) su ritmo sincopado nos dejo a todos con una sonrisa de oreja a oreja y un sentimiento de haber vivido un concierto épico que no olvidaremos, muy grandes Opeth.
Fotos Oskar Sánchez y Sergio Martin
Texto Sergio Martin