La banda Peligro Ciervos surge en una casa cerca del mar Cantábrico y toma su nombre de las señales de tráfico que avisan del paso de animales en libertad. Manu Ganso (composiciones y guitarras), Raquel Alonso (voz, armónica y melódica), Ricky Matut (bajo) y Pablo Calvo (batería) forman esta banda de country patrio.
Músicos curtidos anteriormente en otros proyectos musicales, algunos tan emblemáticos en el panorama nacional como Melopea (Ganso fue su guitarrista en la última etapa de la banda cántabra) y otros conocidos a nivel regional como Los Blue Yeyés y Crazy Train (con las baquetas de Pablo Calvo). En el caso del argentino Ricky Matut, las referencias cruzan aguas internacionales: formó parte de la mítica banda bonaerense de hard-rock, La Torre, y también es el bajista y director musical de Pimpinela en sus giras españolas. La cantante Raquel Alonso, con formación en estudios de piano, estrenó su andadura musico-vocal con esta banda de la costa cántabra.
En 2023, Peligro Ciervos publican su primer LP “Norteamericana Uno”, que desde su título se anuncia ya como una trilogía y que no deja lugar a confusiones: esto es música norteamericana en castellano. Grabado y producido por Fernando Macaya en los estudios Moonriver de Santander, el disco se grabó con el contrabajo de Carlos Quindós, la batería de Jesús Labrador y las aportaciones del propio Macaya a los teclados, la steel guitar, el bajo y la guitarra barítono.
Este ecléctico álbum se nutre de la esencia más clásica del country norteamericano con guiños a la música de referentes como Willie Nelson, Dolly Parton o Johnny Cash; y de otros más modernos como Nikki Lane, J.P. Harris o The Hillbilly Moon Explosion. “Norteamericana Uno” juega con las sonoridades de otras épocas como el soul y sus melodías bailables a golpe de Hammond o sus panderetas interminables, el folk y ese sonido tan característico de la steel guitar o la autoarpa, y el rockabilly de los años 50 con su slap back.
El imaginario que crean Peligro Ciervos se completa con unas letras en español que hablan de historias reales sobre amores y desengaños, campos de maíz y desiertos, cadillacs y john deers, puestas de sol y cielos estrellados. Todo ello enmarcado en un territorio entre Nashville y Santander, con guiños a espacios comunes que los lugareños de la región norteña sabrán reconocer.
La formación sólida de estos cuatro miembros amantes de la música de raíces ha destilado un sonido propio y unos directos que no dejan indiferente a nadie.