Estamos en 1.976 y Pink Floyd no parece dar señales de vida. No hay ningún concierto ni información de su actividad como grupo. Después de 11 años de intenso trabajo, conciertos por todo el mundo y sus dos excelentes últimos albums, Dark side y Wish you were here parece que todo está hecho. Sus aspiraciones como banda que ha conseguido el reconocimiento de crítica y público han llegado a una situación imposible de superar.
Sin embargo todos estos años de trabajo con doce LP’s, incluidas bandas sonoras, han pasado factura a sus miembros en un estado de agotamiento físico y creativo. Si el trabajo de Wish you Were Here resulto agotador, las perspectivas para un nuevo disco no parecían ser muy halagüeñas. Wright pensó abandonar la nave por que no se sentía a gusto con la forma de trabajar de Waters como líder absoluto que manejaba con mano de hierro las decisiones no sólo musicales sino organizativas de la banda. Gilmour también parecía notar la presión en la dirección musical con apenas margen de maniobra para desarrollar sus ideas y contribuciones creativas.
Era evidente que la grabación de un nuevo disco iba a ser difícil sin embargo la inspiración volvió a aparecer gracias al momento histórico que estaba viviendo el mundo y especialmente Gran Bretaña. La precaria situación económica del país que desembocaría en la llegada de Thatcher al poder y los problemas sindicales y obreros animaron a Waters a recuperar dos temas que aún no habían grabado en el estudio pero si habían tocado en directo durante 1974 y 1975, Raving and Drooling y Gotta be Crazy, mas tres temas nuevos para el nuevo trabajo que se llamaría Animals. Se grabó en Brittania Road Studio un nuevo estudio que parecía un bunker con un ambiente claustrofóbico y opresor muy bien reflejado en el disco.
Animals se publicó en Enero de 1977 y la sorpresa para todos es que es su disco mas “punk” que supera con creces a los punk del momento por ser más visceral, agresivo, crítico, ácido, provocador y sobre todo más pesimista que Sex Pistols. Sin proponérselo Pink Floyd consigue estar de nuevo en el candelero con una visión comercial totalmente distinta a lo esperado. Se creía que su nuevo álbum sería complaciente sin riesgos y moderado. Cuando muchos pensaban que estaban en declive surgen con más fuerza que nunca enseñando los dientes y una energía que sorprendió a todos. Es sin duda un disco anticomercial pero que resultó ser un superventas. Luego llegó la gira mundial In the Flesh; posiblemente la más legendaria y más recordada cuando aún estaba Waters al mando.
El disco se compone de 4 canciones con los animales como protagonistas pero que como en las fábulas representan los vicios, defectos y virtudes de la humanidad y también la visión personal de Waters. Las ovejas como los oprimidos y dirigidos por los cerdos los capitalistas sin escrúpulos junto con los perros que representarían las fuerzas del orden y el poder militar al servicio de los chorizos y corruptos. George Orwell y Waters desde luego comparten una visión del mundo muy similar.
El mejor tema del disco es sin duda Dogs (Gotta be Crazy) por la aportación musical de Gilmour a la voz y guitarra y la letra de Waters. Sin embargo lo mejor del álbum es su atmósfera inquietante, desafiante y perturbadora que realmente te atrapa desde la misma portada. un hito artístico y de diseño difícilmente superable que se ha convertido en una de las señas de identidad y de los edificios más representativos de Londres.
Comentario por Sergio Gomez