El pasado viernes 26 de mayo se presentaban, en la Sala Silikona dos grandes bandas de Black Metal para hacer las delicias de la parroquia más oscura de la Capital. Casi religiosamente nos fuimos concentrando en la puerta de la veterana sala madrileña, a la espera de que arrancara el show. Caras conocidas casi todas, como suele suceder en este tipo de eventos en los que se concentran unos pocos, pero bien avenidos, seguidores de estos géneros del Diablo. El programa de hoy consistía en que rompieran las hostilidades Regent Death y abriendo el camino para que los enormes Profanatica redondearan la noche con su más que clásica presencia, estoica, austera, minimalista pero brutal y apabullante.
La velada comenzaba accidentada, ya que la cabeza hueca de este que escribe, se había dejado la tarjeta de memoria de la cámara, pinchada en el ordenador. Tras un momento de estupor y a punto de entrar en pánico, la solución llegó de la mano de un compañero de fatigas que amablemente me cedió su tarjeta de “las emergencias”. Es de ley que no deje para después un afectuoso agradecimiento para Álex, por ese capote tan bien echado y que ha hecho posible esta crónica, mejor o peor, pero al menos, ilustrada ¡Álex, de nuevo muchas gracias, te debo una!
El bolo comenzaba y Regent Death subían al escenario, dando la espalda para dejar que la expectación creciera y el momento de romper fuera más impactante, aunque con estos señores no son necesarios artificios porque se bastan con su saber hacer para crear el ambiente idóneo de complicidad y cercanía, que hace que una actuación fluya entre banda y público. Hace justo 13 días asistimos al debut de los Regent Death en esta ciudad, que tuvo lugar en la Sala Rock Palace, un conciertazo, en el que, junto a Narbeleth, nos dejaron boquiabiertos. No sólo la presencia en el escenario sino que el sonido fue espectacular y se pudo paladear cada detalle del set.
Cuentan con un disco en el horno, a punto de salir, cuyo contenido ya están aireando por los locales del país. Esperamos que en breve se pueda disponer del mismo en las plataformas habituales. porque el directo, al menos, es impresionante. El set vino a ser el mismo que la última vez, con mínimos cambios, pero el resultado no fue el mismo. En ello nada tuvo que ver la interpretación de la banda.
Su front, agresivo y explosivo como siempre vomitó las letras como siempre. Las guitarras me encandilaron, de nuevo. El bajo dejó su marca y la batería los llevaba a todos en alas de ángeles caídos, pero algo falló. De entrada, en el primer tema noté un eco poco halagüeño y todo un síntoma de los problemas de sonido que deslucieron una gran actuación de una gran banda, no permitiendo definir bien los sonidos. A pesar de este inconveniente, el sentir general tras su actuación fue que lo habíamos disfrutado enormemente, pero que se echaba de menos el recogimiento y el sonido excepcional de 2 semanas antes.
Un final discreto; con la banda abandonando el escenario entre el público sin ruido, como últimamente suele suceder en esta sala, pero recibiendo las felicitaciones de quienes estábamos allí reunidos mientras pasaban entre nosotros; muy directo, cercano y sencillo, dió paso al descanso de rigor para cambiar escenario y compartir sensaciones en la puerta. Buenas sensaciones que confirman a Regent Death como una realidad, como una banda a seguir muy de cerca y es que el nivel nacional del Black Metal está en todo lo alto con formaciones como ésta.
Todo estaba preparado para el plato fuerte de la noche. El trío Profanatica, subía al escenario con un estoicismo, una gravedad y un recogimiento que encogía los corazones. Túnicas, capuchas, bonetes, pinturas de guerra que aportaban negritud y desasosiego, junto con un sampler que asemejaba al sonido del viento silbando o mejor dicho, más que silbando gimiendo y que quedaba al descubierto cuando detenían sus instrumentos sembrando la desesperanza de un campo baldío y desierto barrido por vientos helados. Sobre esa base, desarrolló su set, Profanatica ¡…Y la blasfemia, la aberración y la perversión se apoderaron de la sala Silikona! Comenzó una actuación desprovista de ornamentos innecesarios, en la que la música y esa voz cavernosa, lejana, pareciera que proveniente de los más recónditos silos infernales, desgarraba las ondas que dibujaban las cuerdas y la percusión.
Comenzó sonando todo algo confuso, pero fue resuelto y el resto del tiempo que permanecieron sobre el escenario, el sonido mejoró sensiblemente, sin llegar a niveles excepcionales ¡Ellos son suficiente! Profanatica llegó a la ciudad y la noche cayó sobre todos nosotros. La interpretación fue poderosa y algunos asistentes se animaron a ejecutar un pequeño pogo. El resto, absortos en las maniobras musicales de estos tres perversos blackmetaleros, de cuna, que habían atrapado las conciencias con esas notas hipnóticas y atrayentes como cantos de sirena maldita.
El bajo golpeaba las neuronas con su rítmico tañer. La guitarra, en fases más djent y en fases, más profunda, sonando muy Doom, siempre rugiente y ocupando un registro en el todo de la banda que llenaba perfectamente su espacio, con autoridad y sobriedad. La batería que machacaba al tiempo que su “perpetrador” se daba maña para, al tiempo, execrar blasfemias ominosas. Una ceremonia de lo perverso que estaba sucediendo ante nuestros ojos y que la estábamos disfrutando de verdad.
Llegados a este punto, una vez he compartido con vosotros las sensaciones que despertaron en mí Profanatica, es hora de hablar un poquito de algo más tangible y prosaico. Con una sala no muy apretada, en la que había huecos que facilitaban que se estuviera cómodo sin sentirse solo y en la que además, ya desde el principio se mantuvo en unos niveles de público bastante aceptables. Ambas bandas pudieron sentirse arropadas. Regent Death, por el cariño que se les empieza a coger (yo los he visto en este mes más veces que a muchos miembros de mi familia) y su derroche sobre el escenario. A Profanatica, porque son Profanatica, unos monstruos, pioneros del Black Metal en Estados Unidos y unos dioses obscenos que podían dejarse pasar sin rendirles el culto que merecen.
En el caso de Regent Death, como indicaba anteriormente interpretaron un set estándar con el contenido de su próximo trabajo. Profanatica desarrolló un set en el que hicieron un recorrido somero a su historia, dejando los temas antiguos para el final, en el que cerraron con clásicos, dejando sus últimas producciones para la franja central del concierto. Cerraron la actuación con la discreción y severidad con la que se mantuvieron en el escenario y sin ruido marcharon para continuar hacia nuevas tierras de promisión. Una noche negra, en la Sala Silikona y en la calle que alumbraron estos enormes iconos del USBM, que son Profanatica y esa máquina cargada de oscuridad que son los Regent Death.
Texto y fotografías: Juan Carlos López Aguilar.