IMPRESIONANTE: No es la primera vez que el combo Bifrost y Quaoar se asocia para ofrecer una velada de conciertos. Noche tremenda que tardaremos tiempo en olvidar.
La de anoche era una de esas fechas que uno rodea con rojo en el calendario con tiempo de antelación; Bifrost no son de los que se dejan ver sobre los escenarios todas las semanas y perdernos la visita de Quaoar hubiese sido imperdonable teniendo en cuenta la insistencia con la que os estamos hablando de su último album “Dreamers. Dreaming” en el programa. Las expectativas fueron superadas, ayer vivimos momentos de esos en los que la música te cala tan fuerte que no sabes bien si salir corriendo al local a ensayar con tu grupo o simplemente dejarlo para siempre e irte a llorar a un rincón.
Llevamos desde 2011, cuando se publicó Freedom, sin material nuevo de Bifrost y todos estamos ansiosos. Siguen siendo una de mis bandas favoritas de todo el panorama porque combinan con gran gusto partes muy progresivas con otras en las que sus influencias más thrash asoman el plumero, sin renunciar a los clásicos solos de guitarra como una de sus señas de identidad. Hay melodía, hay momentos con mucha presión sonora, hay una banda que va como un puto bloque. Aunque no sean una banda de gran actividad tienen muchos años de experiencia y todo está asentado de manera inamovible. Además de los temas de “Freedom” y “Moving On” incluyeron una gloriosa versión de The Clairboyant de Iron Maiden para la que invitaron a subir al escenario a Javi Prieto (Mordor / Banshee / Metralla Lunar / Reality Check…) que nos dejó a todxs patidifusos.
Es dificil clasificar a Quaoar, pero en el afan etiquetador que tenemos los que escribimos sobre música hemos llegado alguna vez a llamarles “Grunges Progresivos” y, aunque suene raro, creo que puede ser la descripción que más se les acerque. Tienen una indudable raiz noventera que evoluciona con brotes progresivos, metaleros y un poco hipnóticos y psicodélicos en algunas ocasiones.
Poseen un excelente manejo de la dinámica, te elevan hasta momentos de muchísima dureza para caer en silencios de extrema fragilidad. Las guitarras tienen gran variedad expresiva que se mueve entre pasajes muy rockeros, acústicos y otros mucho más salvajes, tan pronto recuerdan a Opeth como a Pearl Jam. El bajo runfa de manera sólida pero permitiéndose aportar color con sus adornos, mientras la batería no tiene ningún problema en acompañar de manera sencilla cuando el tema lo pide, para luego incluir auténticas barbaridades rítmicas. Sobre todo ello la magnífica y portentosa voz y presencia escénica de Iñigo, un tipo que pasa de la actividad espasmódica a estar tranquílamente sentado en el centro del escenario mientras la banda evoluciona.
La sensación general tras el concierto de Quaoar fue de euforia. Alguna gente comentaba que no se explica como bandas de este nivel podían estar tocando en el Black Bird por cinco euros, me encontré con alguno que les seguía por distintas provincias para ver el mayor número de bolos suyos posibles y otra mucha que opinaba que hace tiempo que han dado ese paso que separa a las bandas grandes de las bandas que están en primerísima línea.
Es normal, porque lo que presentaron anoche en directo ha sido sencillamente uno de los mejores conciertos que hemos visto en muchísimo tiempo. Ya hemos cantado en la página las alabanzas a sus tres discos de estudio, pero anoche también hubo entre el respetable quien les estaba descubriendo por primera vez, así que creo que merece la pena seguir haciendo apostolado, hasta que consigamos que todxs los que nos leeis les deis su merecida escucha.
Crónica por Oskar Sánchez, fotos por Jaime González.