El concierto de anoche fue uno de esos que trascienden inmediatamente a la categoría de “evento”. Se juntaron un puñado de fans de Ratos de Porao, otros cuantos a los que la explosión de Brujería nos pilló en plena adolescencia y en general un nutrido grupo de peña rozando los 40 que se vieron atraidos por un cartel que nos recordaba a épocas pasadas. Creo que no muchas de las cuatrocientas y pico personas se hubiesen transladado a Bilbao, por ejemplo, a ver ese mismo concierto, pero tenerlo a la puerta de casa hizo que se conviertiese en una fiesta de celebración del metal y el hardcore, con TODAS las caras conocidas de mil conciertos.
A Ratos no les he seguido nunca de cerca, aunque siendo como soy de Torrelavega, siempre generaron muchas simpatías en parte de mi entorno. Cuando vinieron a la Danger / Joe Bar ya eran más míticos que la virgen y debe hacer veinticinco años de aquello. João, Gordo (ya no tanto) y su banda repartieron ayer un buen puñado de clásicos con especial incidencia en sus primeros álbumes, o al menos eso dicen mis colegas que se controlan su discografía. Yo, reconozco, no he ido mucho más allá del imprescindible Crucificados Pelo Sistema. Me encontré lo que esperaba, una tormenta ruidosa de temas a toda la hostia, osea bien.
El de Brujería lo esperaba con más ganas. Les vi hace diez años en el Kobetasonic, aunque en el contexto del festival lo hicimos un poco de pasada. Como digo, tenerles en Santander es bien distinto. En aquel bolo Shane Embury (Napalm Death) AKA Hongo estaba de guitarrista, ahora ha pasado al bajo, a la batería pudimos ver al también mítico Nick Barker, que ha grabado algunos de nuestros álbumes favoritos de Cradle of Filth o Dimmu Borgir, por ejemplo. El guitarrista dice Jimenez que es Anton Reisenegger, El Criminal, de Pentagram. De cualquier manera, una banda de puto lujo en el Escenario Santander, como para perdérselo. El sonido tuvo algunos momentos un poco embarullados, pero flipas de como toca esta peña. Los bombos de este animal te sientan en el suelo. Fantasma y Brujo repartiendose las voces dieron paso a algunas canciones de su álbum nuevo como “No Aceptan Imitaciones” mezcladas un montón de clásicos como “Colas de Rata”, “La Migra”, “Raza Odiada” y un largo etcétera que nos sabemos de memoria y nos trajeron muy buenos recuerdos, de cuando sus discos rulaban, casi en secreto, por nuestros institutos. Me vino a la cabeza la versión suya que les ví hacer a Undernoise en un pequeño garito de Renedo, hace ya demasiados años. Brujo estaba muy tocado de la voz, y nos dejó dudando de si estará ya muy reventado, o es que le había afectado el aire acondicionado del avión, le quedan una decena de bolos en España en estos días, no le va a dar mucho tiempo a recuperar. Como anécdota hay que contar, también, que el bajo con el que tocó Shane es el de Edu de CrystalMoors, ya que el suyo no llegó a tiempo para el bolo.
Una noche bastante memorable, en gran parte por la reunión de amigos y por lo entrañable (adj. relativo a las entrañas) del evento. Tenemos que agradecer a Txarmen por mojarse y no perder la ilusión de traernos estas movidas durante tantos años.