Si Jack Kerouac delirara con ruido y armonía a partes iguales probablemente no hubiese dejado nunca de caminar.
Hubiese roto los aerosoles para asmáticos y hubiese extraído la benzendrina sin ser asmático realmente. Juan Aguirre, cantante de Asma, sí que es asmático y su alegato a favor del asma lo demuestra en la capacidad pulmonar que proyectan la voz y la letra de sus canciones. Con un sonido que recuerda a Berlín y al Cantábrico a la vez, fueron repasando el pasado veintinueve de diciembre los temas de su último disco: “El momento no es ahora”. Así, en “Abandónalo todo”, uno de sus temas más bluseros Juan menciona “Como si te escribieran en una novela de Jack Kerouac,” y es que existe algo de Beat en Asma. Almudena a la batería con un redoble marcado, minimalista pero contundente sirve de motor al tren que hace poco Pablo Lobo también ha cogido, a la guitarra y a los efectos. Grupo cántabro, muy consolidado, que brilla por su sonido Noise y lírico a la vez. Litos al bajo termina de empacar lo que el grupo; cuando “Aprietas los dientes” según dice la canción: “Mirando al mar”, transmite, apretar los dientes mientras se mira el mar.
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La noche siguió con Reed, presentando su primer trabajo: “A strange face in bloom”. Con influencias, según se comentaba entre el público, de Radiohead, subieron la intensidad a la noche. En “Little Ghost” Curro, vocalista principal, cantó sin banda. Esta canción fue la más emotiva y también la más oscura. La guitarra sonaba al “Drinking Songs” de Matt Elliott mientras que la voz quedaba representada por un toque muy personal. Kat presentaba sutiles líneas de bajo mientras que Álvaro Fombellida, con arreglos casi perfectos, terminó con la guitarra tirada por el suelo. Ya en la recta final, Ricardo dio la fuerza necesaria a los platos que la noche necesitaba: “Venus” sonó en la sala Niágara con el público haciendo un pogo. Sin duda, al encender las luces, todos vimos que tanto Asma como Reed habían llenado el lugar presentando sus primeros trabajos y esto siempre promete.
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Crónica: Alejandro Rebollo Roldán.
Fotos: Víctor Vélez