En 1973, tras la gira de “For Your Pleasure”, Brian Eno deja Roxy Music por desavenencias con el lider de facto de la banda, Bryan Ferry. Con su marcha pierden una de sus señas de identidad; la extravagancia y la experimentación que aportaba Eno tanto al sonido como a la imagen de Roxy Music parecía un hueco muy difícil de llenar, pero a la larga los obligó a definir su sonido y personalidad, y puede que salieran ganando.
El paso más fácil habría sido buscar a alguien que pudiera suplir su papel con los sintes y que tuviera suficiente presencia escénica para estar a la altura pero no tanta como para eclipsar a Ferry. Sin embargo sustituyeron rareza por virtuosismo con el fichaje de Eddie Jobson, que además de encargarse de los teclados, aportaba una maestría al violín que sería clave en sonido Roxy en los siguientes discos. Ese mismo año 73 editan “Stranded” con Jobson y con John Gustafson al bajo, en un sexteto que duraría tres discos. En “Stranded” se aprecian los cambios en el sonido y el carácter de la banda, que se vuelve menos vanguardista en las texturas y los ambientes pero mucho más densa y sólida instrumentalmente, con la voz de Bryan Ferry en el centro de todo ello ejerciendo de crooner afectado y decadente. Esos cambios llegarían a su máximo esplendor en “Country Life”
La exuberancia de su portada (censurada, cómo no, en España) es un buen reflejo de lo que se encuentra en el álbum. El primer corte, “The Thrill of It All”, empieza con todo al 11, destacando la apisonadora rítmica que forman la pareja Thomson-Gustafson a la batería y bajo. A partir de ahí, Roxy Music deja claro por qué aparecen como foto de la definición de “art-rock”. El disco mezcla estilos, tonos y épocas sin ningún pudor, y lo que es más asombroso, sin dejar de sonar a sí mismos en ningún momento. El costumbrismo juguetón de “Three and Nine”, el aire renacentista de “Triptych”, los ecos Weimar en “Bitter-Sweet”, el boogie sureño en “If It Takes All Night” o el pop orquestal de “A Really Good Time” son buena muestra del ecléctico abanico de estilos con el que juegan. Sin embargo no olvidan el rock sofisticado y guitarrero de sus primeros discos con “Casanova”, el single “All I Want Is You” (probablemente la que mejor habría encajado en la anterior formación), y sobre todo “Out of the Blue”, para mí la joya del disco y donde mejor se aprecia la aportación de Eddie Jobson, con un solo de violín absolutamente estratosférico. Se cierra la cara B con “Prairie Rose”, un homenaje a Texas en el que añaden a la mezcla slides y otros préstamos de la música country.
En definitiva, “Country Life” nos muestra a unos Roxy Music en plena forma, seguros de su nuevo rumbo y sobrados de facultades tanto compositivas como instrumentales, en el que posiblemente es su álbum más logrado. La vida campestre nunca volvió a ser tan sofisticada.
David García