El Centro Social Ítaca de Torrelavega ha comenzado un ciclo de actividades muy completo en sus instalaciones, con propuestas para todas las edades e inquietudes. Desde los eventos de Halloween para niños y adultos, al grupo de fotografía coordinado por nuestra colaboradora Sonia Toledano o el taller de guitarra de Mikel Marina entre otras tantas iniciativas.
Por supuesto, los conciertos no iban a ser menos, y Salvador Amador fue el encargado de devolver la música en directo al centro, después del parón forzoso que le ha supuesto el parón pandémico que todos conocemos. Salvador es un cantautor de ascendencia argentina, de una estirpe de cantores como su padre Rafael Amor y su reconocido abuelo Don Francisco Amor. Esta visita retoma otras habituales sobre fin de año como las que solían caer en lugares tan emblemáticos como el Bar Malevo, el Kalimba o La Vórágine. Salvador Amador llega así acompañado de Gabriel Ortega lanzando versos y apoyando en los coros, y David Diaz arropando con su guitarra acústica a la propia de Salvador.
Venimos de todo un crisol de restricciones para la música en directo, y muchos esperábamos como agua de mayo el regreso de los conciertos de pie pero, curiosamente, solo bastaron un primer grupo de personas plantando unas sillas entre la zona del público para que espontáneamente todo el mundo siguiera el ejemplo y que el evento terminase convirtiéndose en concierto para ver sentado como en un teatro improvisado. Curiosas reacciones de la mente humana. Por otra parte, se antojaba una buena forma de degustar este formato musical.
El concierto arrancó con ciertos problemas técnicos que impedían a escuchar sin ruidos la guitarra de David, así que por el bien del propio evento y para no entorpecer el disfrute de los asistentes, David decidió que tanto Salvador como Gabriel continuaran en formato de dúo.
El público, por su parte, estuvo entregado desde el primer minuto, coreando y aplaudiendo todas las canciones, entre las que se dejaban caer muchos mensajes de libertad e igualdad para todos los pueblos y sus habitantes. Justo antes del tramo final, Salvador se quedó solo en el escenario para interpretar una canción, mientras Gabriel aprovechaba para tramitar con su compañero David. Al final de la canción, comunicaron a los presentes que habían decidido interpretar las últimas canciones totalmente desenchufados y a viva voz, de forma que pudiese participar también David a la guitarra. A grandes males, grandes remedios. Y lo que en principio fue un hándicap, propició un momento realmente chulo gracias al respeto de los oyentes que solo alzaban la voz para corear los estribillos de una forma muy emotiva entre el recuerdo que Salvador lanzaba a su padre y sus canciones.
La música en directo vuelve al Centro Social Ítaca y esto es una buena noticia para todos, ya que es un recinto perfecto para eventos de pequeño formato con un carácter muy abierto para todas las propuestas en una ciudad, como Torrelavega, muy necesitada de espacios de estas características donde poder desplegar la cultura.
Texto y fotos: Juanma Pinto.