El viernes 28 de Septiembre teníamos una cita en el Barrio de La Aldea, en Los Corrales de Buelna, para celebrar las fiestas de San Miguel. Nos esperaba una noche de rumba, punk y hard rock.
A las 20 horas, llegaban puntuales “A DURAS PENAS” para presentarnos su trabajo: Reproches. Desde el Barrio Covadonga de Torrelavega nos visitaba este trío para hacer bailar a los presentes con su rumba de autor. Con unas letras muy trabajadas sobre historias cercanas y reales, con un aire que bebe de la poesía de grandes bandas del rock como Marea y Extremoduro, y una voz muy peculiar, calentaron el ambiente desde el comienzo. Empezaba una noche de fiesta que prometía mucho aunque el sonido no acompañase por problemas técnicos.
Para mí eran los desconocidos de la noche, por eso quiero destacar su capacidad para conectar con el público y la canción “Entre las cuerdas”, que le dedicaron al torrelaveguense: Sergio García “El Niño”, el nuevo campeón de Europa de Boxeo en superwelter, que peleaba al día siguiente; y que los amantes de los deportes de contacto vimos como un guiño muy acertado. Y es que a veces la vida te pone entre las cuerdas y hay que luchar para salir vencedor, y no hay como la gente obrera y de barrio para experimentarlo en carnes propias.
CANTAEBRIA tomaron el relevo sobre las tablas y terminaron de encender el ambiente, mucho más concurrido a esas horas, que fue in crescendo hasta el final. Victor Quevedo, frontman de la banda, es un auténtico showman que sabe cómo ganarse al público. No es solo “el criu” como le denominan muchos en el pueblo dado el aprecio que se le tiene (le tenemos) sino que además posee un carisma arrollador, y el viernes nos quedó claro a todos que nació para esto. Es como un tsunami que ha llegado para deslumbrar con su voz y para hacernos sonreír y olvidar todo a quienes tenemos el placer de verle actuar ya sea con alguna de sus bandas o con una guitarra en la mano en una sesión de micro abierto cualquiera de un bar cualquiera. Cantaebria, a simple vista pueden parecer unos niños haciendo hard rock, con esa garra juvenil que les caracteriza por la edad, pero no hay que dejarse engañar porque entre sus filas se esconden músicos (como Sete de SINBAT), que forman parte de distintos grupos con muchos kilómetros y actuaciones a sus espaldas. La banda es sinónimo de cachondeo pero también de buena ejecución y calidad. Algunos de los temas que eligieron la noche del viernes para su setlist fueron: Whole Lotta Rosie, Más chulo que un 8, Volverás a ver el mar, Bardalada, su versión especial de Mägo de Oz que nos hizo bailar a todos, (La posada de los Muertos), y la “Locomotora del Amor”, donde Víctor sacó la sonrisa a todos los presentes bajando al público e incluso consiguió que graznase un poco el gran Joaquín Fernández Campuzano más conocido en la escena metalera por “Kini” cantante y guitarrista de los veteranos KARONTE.
Cantaebria finalizó su show por todo lo alto, y los asistentes acabamos navegando entre confetis, restos de cerveza y bailando ska con la versión de la tan conocida Marihuana de Los Porretas, poniendo la guinda propicia para dar paso a la banda que tenía su turno de escenario justo después.
Desde el Pais Vasco llegaron con su punk rabioso: K.O. ETILIKO, banda creada de las ruinas de Kaos Etiliko. Se notaba que eran los grandes del cartel porque la afluencia de público a esas horas abarrotaba la carpa instalada por la organización. Muchos de los presentes desconocíamos los nuevos temas, pero no pudimos evitar dejarnos la voz con las canciones antiguas por ser la banda sonora de nuestra adolescencia. Entre ellas, pudimos disfrutar de Ansiedad, Falso Mundo y “Hoy es mi día” (para la que contaron con la actuación de su amigo Cristian que les acompañó a las voces). «Qué manera de complicar las cosas cuando han ido bien y pueden ir mejor…Esa ilusión de revolver toda esa mierda que gira…a tu alrededor…» que terminaron por poner el broche de oro a su actuación.
Después de los de Salvatierra llegó el silencio para el cambio de instrumentos, y le tocaba el turno a los locales por los que muchos estábamos allí esa noche: KILL THE REDNECK. La banda formada por Txarlie, Sixto y Raúl, tres amantes de la distorsión, la buena cerveza y el bourbon, que un día decidieron juntarse en el garaje para después ir un paso más allá llegando a debutar de la mejor manera en el aniversario de la fábrica cántabra de cerveza artesana “Redneck Brewery”. El viernes consiguieron dejar con la boca abierta a todos aquellos que no les conocían con su stoner rock de tintes psicodélicos.
A pesar de los fallos en la ecualización del sonido, que llevaba dando problemas a los músicos desde el comienzo, y que les hicieron sentir un poco incómodos, dieron todo de sí y pudimos disfrutar de una gran actuación. Nos deleitaron con temas como Aker, Psych Storm, Fuck the world (que trata de toda la mierda presente en el mundo en el que vivimos), Twelve, Karmachine, y nos regalaron un tema nuevo que han compuesto muy recientemente y al que han denominado: Blood, que incluye partes mucho más cañeras saliéndose así de las características básicas del stoner para darle su sello personal con ritmos más acelerados. Para cerrar la actuación repitieron su himno que siempre es el más coreado por los presentes: Like a Demon, una de las piezas más pegadizas de su setlist, en la que hablan de dar todo de uno mismo, de volar alto y no dejarse vencer. Sin duda ellos dieron todo lo que teían, con tempos medios y lentos, la afinación grave de la guitarra y la pesadez del bajo resonando entre una atmósfera de paranoia y evasión, pero también con partes mucho más rápidas que nos recuerdan a la agresividad del punk rock y las influencias musicales de sus integrantes, nos brindaron distorsión de la buena, calidad y personalidad propia. Muchos acabamos la noche de la mejor manera, acompañándoles sobre el escenario entre pogos y sonrisas. Su actuación fue el mejor final para la gran noche de derroche de adrenalina que se vivió en el Barrio de La Aldea de Los Corrales de Buelna.
¡Cómo nos las gastamos en el pueblu!.
Crónica de Rebeca Bañuelos.
Fotos de Rebeca Bañuelos y Germán G. Salmones.